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Hace un par de días, la revista The Lancet, una de las más prestigiosas en el mundo de la medicina, publicó un completo informe que le ha dado la vuelta al mundo. En él, un grupo de 27 especialistas, publicaron un informe que ayuda a entender cuáles son los principales factores de riesgo que pueden causar demencia, una condición con la que, posiblemente, pueden vivir, dicen, 153 millones de personas en 2050.
Liderados por la doctora Gill Livingstone, del departamento de Psiquiatría del University College London (Reino Unido), este grupo fue reunido para crear un informe de la “Comisión The Lancet” que, con cierta periodicidad, publican completos reportes sobre un asunto de salud pública.
En esta ocasión, los investigadores revisaron la mejor evidencia disponible para identificar cuáles son los principales factores de riesgo asociados a la demencia. Abordarlos desde la infancia, indican, podría ayudar a prevenir o retrasar casi la mita de casos de demencia.
En total, detectaron que hay 14 factores de riesgo. De estos, 12 ya se conocían, pero los científicos añadieron dos más a la lista: el colesterol malo y la pérdida de visión no tratada, a los cuales se les atribuye el 7% y el 2% de los casos de demencia, respectivamente.
Los otros factores de riesgo asociados con el 40% de pacientes con demencia ya los habían señalado en 2020 en otro informe hecho por un equipo de la Comisión The Lancet. Estos son: niveles más bajos de educación, discapacidad auditiva, presión arterial alta, tabaquismo, obesidad, depresión, inactividad física, diabetes, consumo excesivo de alcohol, lesión cerebral traumática, contaminación del aire y aislamiento social.
Entre los más inquietantes, se encuentran la discapacidad auditiva, el colesterol “malo” alto, una menor educación en la vida temprana y el aislamiento social en etapas maduras de la vida, pues son los asociados con mayor proporción de personas con demencia.
“Nuestro nuevo informe revela que hay mucho más que se puede y se debe hacer para reducir el riesgo de demencia. Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para tomar medidas, ya que existen oportunidades para generar un impacto en cualquier etapa de la vida”, dice la autora principal, la profesora Livingston, en un comunicado.
“Ahora tenemos evidencia más sólida de que una exposición más prolongada al riesgo tiene un mayor efecto y que los riesgos actúan con mayor fuerza en las personas vulnerables. Por eso es vital que redoblemos los esfuerzos preventivos hacia quienes más los necesitan, incluidos los de países de ingresos bajos y medios y los grupos socioeconómicamente desfavorecidos. Los gobiernos deben reducir las desigualdades de riesgo, haciendo que los estilos de vida saludables sean lo más alcanzables posible para todos”, añade Livingston.
En su informe, inclusive, el grupo le pide a los gobiernos del mundo que tomen medidas ambiciosas para reducir el riesgo de demencia. También les sugieren un conjunto de políticas para que, entre otras cosas, las poblaciones tengan un estilo de vida más saludable.
13 recomendaciones de la Comisión The Lancet
De hecho, la Comisión describe 13 recomendaciones para reducir el riesgo de padecer demencia que, aseguran, “son especialmente importantes a la luz de la nueva evidencia”.
• Proporcionar a todos los niños una educación de buena calidad y ser cognitivamente activos en la mediana edad.
• Permitir que haya audífonos a disposición de todas las personas con pérdida auditiva y reducir la exposición al ruido nocivo.
• Detectar y tratar el colesterol malo alto en la mediana edad a partir de los 40 años, aproximadamente.
• Hacer que la detección y el tratamiento de la discapacidad visual sean accesibles para todos.
• Tratar la depresión de manera eficaz.
• Usar cascos y protección para la cabeza en los deportes de contacto y en bicicleta.
• Priorizar entornos comunitarios y viviendas de apoyo para aumentar el contacto social.
• Reducir la exposición a la contaminación del aire mediante políticas estrictas de aire limpio.
• Ampliar las medidas para reducir el tabaquismo, como el control de precios, el aumento de la edad mínima de compra y la prohibición de fumar.
• Reducir el contenido de azúcar y sal en los alimentos que se venden en tiendas y restaurantes.
De acuerdo con los resultados publicados por la Comisión The Lancet, “estas acciones son especialmente importantes dada la nueva evidencia que muestra que la reducción de los riesgos de demencia no solo aumenta los años de vida saludable, sino que también reduce el tiempo que las personas que desarrollan demencia pasan con mala salud”.
“Los estilos de vida saludables que incluyen ejercicio regular, no fumar, actividad cognitiva en la mediana edad (incluso fuera de la educación formal) y evitar el exceso de alcohol no solo pueden reducir el riesgo de demencia, sino que también pueden retrasar la aparición de la demencia”, reitera la profesora Livingston.
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