Imagen de la manifestación favor del aborto realizada en Bogotá en este año. / Cristian Garavito - El Espectador.
Emma quería ser madre. Cuando tenía diez semanas de embarazo, a finales de 2017, acudió a la clínica varias veces por un extraño sangrado vaginal, pero cada vez que iba le decían que solo debía reposar. Cuando cumplió veinte semanas, recibió una noticia que le cambió la vida. Los mismos médicos que antes le dijeron que no había problema ahora le comunicaban que su hija nacería con un severo trastorno psicomotor, y que si sobrevivía, la niña viviría unas pocas horas. Decidió entonces que no podía continuar con el embarazo.
Por Helena Calle / @helenanodepatio
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