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Hace poco menos de un mes, el Ministerio de Economía de Afganistán emitió un decreto en el que le prohibía a las mujeres trabajar en organizaciones no gubernamentales (ONG) nacionales e internacionales. Esta decisión del talibán, así como otras tomadas con anterioridad como el veto de las mujeres en la educación, está agravando la crisis de salud en un país que enfrenta grandes retos en esta materia, advierten numerosas organizaciones que adelantan sus actividades en este país. (Puede leer: Una reforma a la salud paralela a la del Gobierno se radicará en el Congreso)
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas, más de 28 millones de personas en Afganistán dependen del trabajo humanitario que adelantan las ONG para sobrevivir a “la amenaza de hambruna y el duro invierno” que vive ese país asiático.
Y es que la prohibición del talibán para que las mujeres trabajen en las ONG no solo impacta a la población que estaba siendo empleada por estas organizaciones, sino también a las mujeres que recibían la ayuda. Por razones culturales, las mujeres afganas no pueden relacionarse con los hombres que trabajan en la cooperación internacional. (Le puede interesar: La equivocación de $25 billones de la Superintendencia y del Ministerio de Salud)
Tan solo un día después de que se expidiera la decisión del talibán, Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, aseguró que “11,6 millones de mujeres y niñas ya no reciben asistencia vital”. Una situación que se agrava cada día que pasa, pues gran parte de las ONG han suspendido sus operaciones.
Según una encuesta adelantada por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) el 12 de enero, arrojó que de 87 ONG que fueron indagadas sobre la continuación de su trabajo en Afganistán, el 83 % había paralizado por completo su trabajo.
Pero esta reciente prohibición, también pone en riesgo la campaña que se adelantaba en Afganistán para erradicar la poliomielitis, una enfermedad discapacitante y potencialmente mortal causada por el virus de la poliomielitis o poliovirus, y que es endémica en ese país. (También puede leer: Minsalud adopta regulación para garantizar la Interrupción Voluntaria del Embarazo)
Aunque en octubre de 2021 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef llegaron a un acuerdo con el régimen talibán para vacunar a los menores de cinco años contra esta enfermedad, la prohibición de las mujeres en las ONG, amenaza con retroceder un terreno ganado.
Si bien el Ministerio de Salud Pública de Afganistán declaró que las mujeres que trabajaran en oenegés del sector sanitario estarían excluidas de la medida, al no haber quedado por escrito, muchas organizaciones se han abstenido de enviarlas a campo, ya que temen que sean detenidas. (Puede interesarle: “Más de 30 millones de menores de cinco años sufren malnutrición aguda”: ONU)
Mientras la ONU continúa en sus conversaciones con el talibán para pedir la revocatoria del decreto, miles de mujeres empleadas por las ONG nacionales e internacionales trabajan desde sus casas. Millones de personas, así como cientos de organizaciones presentes en el país, esperan que los diálogos resulten exitosos para que en la mayor brevedad posible se retomen los trabajos humanitarios en las regiones más necesitadas.