Ahora sabemos qué pasó en Colombia con otras enfermedades en la pandemia
La llegada del covid-19 alteró por completo muchos de los servicios de salud. Las estrictas medidas, además, obligaron a miles de colombianos a aplazar citas y controles médicos. ¿Cuál fue la consecuencia? Ya tenemos las primeras pistas.
Días antes de que empezara la primera cuarentena en Colombia (25 de marzo de 2020), publicamos en estas páginas un artículo cuyo título era “Hospitales de Colombia: preparándose para un enemigo casi de ciencia ficción”. En él resumíamos los esfuerzos que estaban haciendo varios actores del sistema de salud para evitar que la red hospitalaria colapsara, como ya había sucedido en otros países. La gran mayoría del personal en las EPS e IPS se volcó, entonces, a atender a los pacientes de covid-19.
Aunque ese trabajo dio resultado y permitió sortear la emergencia, también tuvo otra consecuencia. Muchos tuvieron que aplazar sus citas y controles médicos. En algunas ocasiones, el motivo fue la emergencia sanitaria que lo impidió. En otras, fue el miedo a encontrarse el virus en los centros de salud. Desde entonces había algunas pistas de lo que había sucedido con grupos de pacientes de patologías específicas y de lo que estaba pasando con indicadores claves en salud pública, como la mortalidad materna, pero el panorama no era del todo claro.
Pero ese escenario ya se está empezando a despejar. Hace poco el Ministerio de Salud publicó un informe que ha recibido poca atención de los medios de comunicación. En él sintetiza cuáles fueron los cambios que se generaron durante la pandemia y cuál fue el impacto del coronavirus en la población colombiana. Se trata, como se lee en el documento, de datos claves para “estimar y documentar las consecuencias del covid-19 en los principales desenlaces en salud”. (Lea: FDA aprueba cuarta dosis de vacunación covid-19 para personas mayores de 50 años)
Una de las primeras cifras que expone tiene que ver con la cantidad de personas que fallecieron durante la pandemia. En 2020, en promedio, hubo 298.558 fallecidos, un número 29,6 % superior a la media registrada entre 2015 y 2019 (murieron, en promedio, 230.292). Como lo muestra una de las gráficas que acompaña este texto, los meses con mayores incrementos de la mortalidad fueron julio y agosto, con crecimientos del 60,9 y 68,0 %, respectivamente.
Otro de los datos valiosos que revela el informe es la disminución que hubo en el número de personas atendidas por el sistema de salud. En algunos meses, como abril y julio de 2020, en los que hubo decrecimientos del -46,1 y -35,8 %. Dicho de otra manera, mientras que en 2015 y 2019 en esos meses el promedio de atendidos fue de 7,6 millones y de 7,4 millones, respectivamente, en 2020 fue de 4,9 millones y de 5,3 millones. En total, la disminución global fue de -1,8 %.
Al observar en detalle qué había sucedido con algunos indicadores de salud y algunos grupos de enfermedades, el grupo de Epidemiología del Minsalud encontró varias particularidades. Frente a salud mental, por ejemplo, encontró que hubo un incremento en el número de personas que tuvieron trastornos de ansiedad, demencia y depresión durante las cinco medidas que implementó el Gobierno para el control del covid-19. “Esa tendencia permite evidenciar limitaciones en las redes de atención institucionales que garanticen la promoción, prevención e intervención de manera efectiva los eventos de salud mental en la comunidad”, anotaron los autores. (La gráfica de la parte superior muestra ese escenario con un poco más de claridad).
Otro grupo que es de especial interés son las enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer. Mientras que durante las cuarentenas obligatorias las atenciones se redujeron, luego de la reapertura los casos de cánceres, especialmente del de mama, se dispararon. Lo que sugieren es que ese panorama es el reflejo de nuevos diagnósticos.
En la otra cara de la moneda, la mortalidad de esos eventos crónicos, entre los que también están la enfermedad renal crónica y las enfermedades cardiovasculares, el comportamiento fue similar al histórico. “Estos hallazgos sugieren el funcionamiento permanente de las rutas de atención establecidas y el mantenimiento remoto de las atenciones”, señalan en el análisis. (Lea: La OMS denuncia que continúan los ataques contra la red sanitaria ucraniana)
Algo similar sucedió con las enfermedades infecciosas, como la hepatitis C y la tuberculosis. Mientras que durante las cuarentenas disminuyeron las consultas, tras la reapertura se alcanzaron los niveles endémicos esperados. Con el VIH la consulta incrementó, “mostrando de alguna manera la continuidad del programa para los pacientes crónicos y el diagnóstico de casos nuevos de la infección”.
En el caso de las enfermedades de comportamiento estacional, como las infecciones de las vías respiratorias superiores e inferiores y enfermedad diarreica aguda, sucedió lo esperado: las atenciones disminuyeron de manera sostenida en comparación con 2019. Lo mismo pasó con la mortalidad, lo cual “puede ser atribuido a la adopción extensiva en la población general de medidas no farmacológicas, como el uso de tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social y la virtualidad educativa”.
Pero en medio de todos esos indicadores hay dos muy inquietantes. Uno es la mortalidad materna: como lo habíamos advertido desde estas páginas en varias oportunidades, hubo un aumento durante y después de la reapertura. Mientras tanto, el número de atenciones disminuyeron. (Le puede interesar: Infartos vuelven a ser la principal causa de muerte en Colombia según el DANE)
Lo mismo sucedió con la salud infantil. En los menores de cinco años la desnutrición presentó un incremento en morbilidad después de la reapertura. Es, se lee en el texto, la consecuencia de la “emergencia económica y de las medidas sanitarias, como las cuarentenas obligatorias”.
Días antes de que empezara la primera cuarentena en Colombia (25 de marzo de 2020), publicamos en estas páginas un artículo cuyo título era “Hospitales de Colombia: preparándose para un enemigo casi de ciencia ficción”. En él resumíamos los esfuerzos que estaban haciendo varios actores del sistema de salud para evitar que la red hospitalaria colapsara, como ya había sucedido en otros países. La gran mayoría del personal en las EPS e IPS se volcó, entonces, a atender a los pacientes de covid-19.
Aunque ese trabajo dio resultado y permitió sortear la emergencia, también tuvo otra consecuencia. Muchos tuvieron que aplazar sus citas y controles médicos. En algunas ocasiones, el motivo fue la emergencia sanitaria que lo impidió. En otras, fue el miedo a encontrarse el virus en los centros de salud. Desde entonces había algunas pistas de lo que había sucedido con grupos de pacientes de patologías específicas y de lo que estaba pasando con indicadores claves en salud pública, como la mortalidad materna, pero el panorama no era del todo claro.
Pero ese escenario ya se está empezando a despejar. Hace poco el Ministerio de Salud publicó un informe que ha recibido poca atención de los medios de comunicación. En él sintetiza cuáles fueron los cambios que se generaron durante la pandemia y cuál fue el impacto del coronavirus en la población colombiana. Se trata, como se lee en el documento, de datos claves para “estimar y documentar las consecuencias del covid-19 en los principales desenlaces en salud”. (Lea: FDA aprueba cuarta dosis de vacunación covid-19 para personas mayores de 50 años)
Una de las primeras cifras que expone tiene que ver con la cantidad de personas que fallecieron durante la pandemia. En 2020, en promedio, hubo 298.558 fallecidos, un número 29,6 % superior a la media registrada entre 2015 y 2019 (murieron, en promedio, 230.292). Como lo muestra una de las gráficas que acompaña este texto, los meses con mayores incrementos de la mortalidad fueron julio y agosto, con crecimientos del 60,9 y 68,0 %, respectivamente.
Otro de los datos valiosos que revela el informe es la disminución que hubo en el número de personas atendidas por el sistema de salud. En algunos meses, como abril y julio de 2020, en los que hubo decrecimientos del -46,1 y -35,8 %. Dicho de otra manera, mientras que en 2015 y 2019 en esos meses el promedio de atendidos fue de 7,6 millones y de 7,4 millones, respectivamente, en 2020 fue de 4,9 millones y de 5,3 millones. En total, la disminución global fue de -1,8 %.
Al observar en detalle qué había sucedido con algunos indicadores de salud y algunos grupos de enfermedades, el grupo de Epidemiología del Minsalud encontró varias particularidades. Frente a salud mental, por ejemplo, encontró que hubo un incremento en el número de personas que tuvieron trastornos de ansiedad, demencia y depresión durante las cinco medidas que implementó el Gobierno para el control del covid-19. “Esa tendencia permite evidenciar limitaciones en las redes de atención institucionales que garanticen la promoción, prevención e intervención de manera efectiva los eventos de salud mental en la comunidad”, anotaron los autores. (La gráfica de la parte superior muestra ese escenario con un poco más de claridad).
Otro grupo que es de especial interés son las enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer. Mientras que durante las cuarentenas obligatorias las atenciones se redujeron, luego de la reapertura los casos de cánceres, especialmente del de mama, se dispararon. Lo que sugieren es que ese panorama es el reflejo de nuevos diagnósticos.
En la otra cara de la moneda, la mortalidad de esos eventos crónicos, entre los que también están la enfermedad renal crónica y las enfermedades cardiovasculares, el comportamiento fue similar al histórico. “Estos hallazgos sugieren el funcionamiento permanente de las rutas de atención establecidas y el mantenimiento remoto de las atenciones”, señalan en el análisis. (Lea: La OMS denuncia que continúan los ataques contra la red sanitaria ucraniana)
Algo similar sucedió con las enfermedades infecciosas, como la hepatitis C y la tuberculosis. Mientras que durante las cuarentenas disminuyeron las consultas, tras la reapertura se alcanzaron los niveles endémicos esperados. Con el VIH la consulta incrementó, “mostrando de alguna manera la continuidad del programa para los pacientes crónicos y el diagnóstico de casos nuevos de la infección”.
En el caso de las enfermedades de comportamiento estacional, como las infecciones de las vías respiratorias superiores e inferiores y enfermedad diarreica aguda, sucedió lo esperado: las atenciones disminuyeron de manera sostenida en comparación con 2019. Lo mismo pasó con la mortalidad, lo cual “puede ser atribuido a la adopción extensiva en la población general de medidas no farmacológicas, como el uso de tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social y la virtualidad educativa”.
Pero en medio de todos esos indicadores hay dos muy inquietantes. Uno es la mortalidad materna: como lo habíamos advertido desde estas páginas en varias oportunidades, hubo un aumento durante y después de la reapertura. Mientras tanto, el número de atenciones disminuyeron. (Le puede interesar: Infartos vuelven a ser la principal causa de muerte en Colombia según el DANE)
Lo mismo sucedió con la salud infantil. En los menores de cinco años la desnutrición presentó un incremento en morbilidad después de la reapertura. Es, se lee en el texto, la consecuencia de la “emergencia económica y de las medidas sanitarias, como las cuarentenas obligatorias”.