Algo no está bien con la “droga de Hollywood” para bajar de peso que llegó a Colombia
Las autoridades están preocupadas por la compra irregular de dos medicamentos que usan la semaglutida para la pérdida de peso: uno de ellos no tiene registro sanitario y el otro solo está autorizado para personas con diabetes tipo 2. Hay riesgos graves de su consumo sin receta y sin acompañamiento profesional.
Juan Diego Quiceno
Cuando al magnate de la tecnología Elon Musk le preguntaron en Twitter, hace unos meses, cómo hacía para lucir “en forma, marcado y saludable”, respondió que estaba tomando Wegovy. Un poco antes, en septiembre de 2022, Variety, semanario estadounidense dedicado al cine, la cultura y el entretenimiento, describió que en Signal, una aplicación de mensajería instantánea, actores, directores y presentadores de Estados Unidos no hacían nada más que lanzar maravillas de Ozempic, “la nueva droga de Hollywood”, que los hacía perder kilos sin mucho esfuerzo.
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Cuando al magnate de la tecnología Elon Musk le preguntaron en Twitter, hace unos meses, cómo hacía para lucir “en forma, marcado y saludable”, respondió que estaba tomando Wegovy. Un poco antes, en septiembre de 2022, Variety, semanario estadounidense dedicado al cine, la cultura y el entretenimiento, describió que en Signal, una aplicación de mensajería instantánea, actores, directores y presentadores de Estados Unidos no hacían nada más que lanzar maravillas de Ozempic, “la nueva droga de Hollywood”, que los hacía perder kilos sin mucho esfuerzo.
Wegovy y Ozempic son dos medicamentos inyectables muy conocidos en ese país: están acaparando titulares hace más de un año; algunos por desabastecimiento. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés) está informando desde 2022 de largas listas de espera y pedidos masivos de Ozempic que no corresponden con la finalidad de esa droga: tratar la diabetes tipo 2. Lejos de los pacientes que sí la necesitan, redes sociales como TikTok están repletas de personas que salen posando junto al medicamento con una sonrisa y, dicen: hasta 15 kilos menos. Es un fenómeno que se está repitiendo en Europa y ahora en Colombia.
El pasado 3 de mayo el Invima publicó una alerta sanitaria en la que advirtió sobre ambos medicamentos. La entidad reveló que ha identificado que en el país se están vendiendo presentaciones de Ozempic y Wegovy. El problema es que mientras Wegovy no tiene ni siquiera registro sanitario en el país, Ozempic está autorizado solo como complemento a la dieta y el ejercicio para mejorar el control glucémico en adultos con diabetes mellitus tipo 2. La razón del furor de ambos medicamentos radica en un componente: la semaglutida.
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Un imitador con peros
El éxito de los medicamentos contra la obesidad se basa en usar la biología para controlar el peso. Se trata de sustancias creadas en laboratorios que dentro del cuerpo imitan el efecto de algunas hormonas. La semaglutida (de la farmacéutica Novo Nordisk) tiene el potencial de controlar el apetito al generar una sensación de saciedad, pero no es lo único que hace.
“La semaglutida es una sustancia pleiotrópica; es decir, actúa en muchos lugares a la vez”, explica Carlos Olimpo Mendivil Anaya, clínico, investigador y docente de la U. de los Andes, con énfasis en diabetes, dislipidemia, obesidad y síndrome metabólico. Actúa, por ejemplo, en el hipotálamo, un lugar del cerebro que regula el apetito y la saciedad, retrasando el vaciamiento gástrico y demorando el tiempo que permanece la comida en el estómago, lo que, además de generar saciedad, brinda más tiempo al páncreas para digerir y mejorar sus capacidades de secretar insulina.
En 2017 la FDA otorgó la aprobación de la inyección de semaglutida de 1 mg (Ozempic) como tratamiento para la diabetes tipo 2, después, en junio de 2021, aprobó la inyección de Wegovy (semaglutida de 2,4 mg una vez a la semana) para controlar el peso crónico en adultos con obesidad o sobrepeso, y que tuvieran al menos una afección relacionada con eso (como hipertensión arterial o colesterol alto).
Los estudios que sustentaron la decisión de la FDA fueron publicados en The New England Journal of Medicine y muestran que el índice de masa corporal (IMC) de quienes recibieron Wegovy (y mejoraron sus hábitos de vida) se redujo 14,9 %; mientras que el del grupo de control (que no accedió al fármaco) tuvo una disminución del 2,4 %.
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Pero para algunos científicos hay algunos puntos que todavía preocupan. Por ejemplo, hay efectos secundarios que pueden aparecer y volverse graves si no se cuenta con acompañamiento médico profesional. Estos pueden incluir náuseas, distensión abdominal, diarrea y gases, una gama de reacciones que pueden variar de paciente a paciente. “Nosotros siempre estamos muy pendientes porque estos medicamentos tienen un efecto directo sobre el páncreas y hay casos graves de pancreatitis (inflamación del páncreas). Por eso preocupa el uso a la ligera de este medicamento”, dice Carolina Díaz Tribaldos, endocrinóloga de la Universidad Nacional y quién ha estudiado este tema en su carrera.
Otra de las preguntas claves que siguen pendientes es cómo pueden los pacientes evitar recuperar esos kilos luego de suspender el tratamiento. Un estudio publicado en abril de 2022 en la revista Diabetes, Obesity and Metabolism dio algunas respuestas. Tras darles a 327 personas con obesidad inyecciones de semaglutida durante 68 semanas (junto con una intervención en su estilo de vida), suspendieron la administración de la medicina. Luego, evaluaron qué sucedió durante otras 52 semanas más.
Sus hallazgos describen que las personas recuperaron dos tercios de su pérdida de peso anterior y las mejoras cardiometabólicas observadas se revirtieron. Los resultados, similares para otros medicamentos contra la obesidad ya aprobados como la Orlistat y la Lorcaserina, “confirman la cronicidad de la obesidad y resaltan la importancia de mantener el tratamiento farmacológico a largo plazo para el control del peso en personas con obesidad”, escribieron los autores en el estudio. Si las personas no quieren recuperar el peso perdido, ¿están destinadas a consumir medicamentos durante toda su vida?
La respuesta a esa pregunta no es sencilla, pero apunta quizás a una de las nociones más importantes que se debe tener en cuenta cuando se habla de semaglutida: la obesidad es una condición multifactorial. Como agrega Ricardo Rosero, médico y autor principal de las guías de recomendación de la Asociación Colombiana de Endocrinología y Diabetes para el tratamiento de la obesidad, aunque la semaglutida es un medicamento que puede actuar sobre elementos como la saciedad y el hambre, no tiene impacto sobre el resto de causas que explican esta condición, que la OMS atribuye a “un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas”. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. mencionan, de hecho, una variedad de factores como el entorno, la genética e incluso los patrones de sueño, todos elementos que tienen que ver con la obesidad.
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Sin caminos rápidos y fáciles
Recetar un medicamento para la obesidad es una idea que genera debates internos entre endocrinólogos, nutricionistas y sociedades científicos. “Algunos prefieren recetarla como última opción en el tratamiento con dudas y escepticismo”, dice el doctor Mendivil, “pero para mí es claro que se trata de una herramienta útil en determinados casos”. Tanto la OMS como la guía médica para el manejo de la obesidad y el sobrepeso en Canadá y de otros países como Estados Unidos y Reino Único reconocen ya el uso de medicamentos como un camino para ver resultados contra la obesidad. Colombia también.
En el país la obesidad es reconocida como una enfermedad desde 2009. La prevalencia de esta y del sobrepeso alcanza casi al 50 % de la población adulta. Para su atención, existen dos medicamentos aprobados por las autoridades: se trata de la Orlistat y de la Liraglutida inyectable, ambos también aprobados por la FDA en EE. UU. y con frecuentes efectos adversos y conocidos como la incontinencia fecal o el dolor abdominal.
“Es importante que se conozca que solo están autorizados esos dos, porque muchas veces se utilizan medicamentos que no están indicados o en dosis incorrectas. Y eso genera fracasos y frustración”, dice Rosero. Aun así, la farmacología no debe ser la primera medida, incluso la OMS la recomienda solo hasta el final de procesos donde se impulsen hábitos de vida y actividad física, que pueden ser más efectivos a mediano y largo plazo.
“Previo a cualquier intervención farmacológica o quirúrgica de la obesidad, deben hacerse intervenciones multicomponentes con el grupo interdisciplinario de manejo de la obesidad para realizar los cambios en los hábitos y en los estilos de vida”, dice la guía médica colomviana para el tema, La semaglutida hace parte de un grupo de moléculas que los científicos confían tiene el potencial de cambiar el tratamiento de la obesidad, pero, insisten todos, sus beneficios dependen de que su uso sea el adecuado y en el momento oportuno.