Apagar el GPS y ejercitar la orientación ayudaría a mantener un cerebro más sano
Aunque es innegable la utilidad de herramientas como el GPS, ejercitar la orientación para desplazarse en las actividades del día a día impactaría notablemente en la salud del cerebro.
Por estos tiempos, y desde hace unos años, los GPS o Sistemas de Posicionamiento Global se han convertido en herramientas del día a día que usamos para encontrar las rutas más adecuadas para llegar a un destino, orientarnos en lugares que no conocemos o revisar una ubicación antes de emprender un viaje. (Puede leer: Hongos psicodélicos y salud mental: un “boom” que hay que ver con cautela)
Y aunque es innegable la utilidad de estas herramientas, un grupo de científicas de la Universidad de McMaster, en Canadá, apuntan que también podrían estar generando la pérdida de un tipo de funciones neuronales que son claves para los seres humanos.
Jennifer Heisz, Catedrática de Investigación de Canadá en Salud Cerebral y Envejecimiento de la Universidad McMaster, aseguró que “la vida moderna puede carecer de los desafíos cognitivos y físicos específicos que el cerebro necesita para prosperar. En ausencia de navegación activa, corremos el riesgo de perder esa arquitectura neuronal”. (Le puede interesar: Visitar zonas verdes frecuentemente puede ayudar a disminuir el consumo de medicinas)
Según la científica, no solo se podría perder la capacidad de navegación, sino también la capacidad de procesar el espacio y la memoria en general, pues son funciones cognitivas que dependen de estructuras neuronales que se solapan.
Por eso, Heisz, en compañía de su colega Emma Waddington, diseñaron y llevaron a cabo un estudio para comprender la importancia que tiene la orientación en la salud cerebral. Para eso, analizaron los resultados de unas pruebas específicas en 158 adultos entre los 18 y los 87 años. (También puede leer: Detectan en EE. UU. dos casos de una cepa de gonorrea que preocupa a las autoridades)
Todos ellos debían informar su experiencia en orientación, un ejercicio que consiste en recorrer lo más rápido posible un territorio desconocido utilizando únicamente un mapa y una brújula e identificando una serie de puntos de control. Los niveles de experiencia variaban entre nula, intermedia, avanzada y élite
“Cuando se trata de entrenar el cerebro, las exigencias físicas y cognitivas de la orientación tienen el potencial de ofrecer más beneficios que el ejercicio físico”, apuntó la autora principal del estudio que se publicó en la revista Plos One, Emma Waddington. (Puede interesarle: El peligroso reto del clonazepam de TikTok dejó ocho intoxicados en México)
Lo que encontraron las investigadoras, luego de realizar una serie de pruebas a los participantes del estudio, es que las personas que suelen participar en actividades de orientación mostraron mejores resultandos en navegación espacial y memoria general.
Estos resultados, apuntan las autoras, “sugieren que añadir elementos de orientación a los entrenamientos regulares podría ser beneficioso a lo largo de toda la vida”. Las formas más sencillas de lograr esto, aseguran, es apagar el GPS y “utilizar un mapa para encontrar el camino cuando se viaja y desafiarse a uno mismo utilizando una nueva ruta para correr, caminar o montar en bicicleta”.
Por estos tiempos, y desde hace unos años, los GPS o Sistemas de Posicionamiento Global se han convertido en herramientas del día a día que usamos para encontrar las rutas más adecuadas para llegar a un destino, orientarnos en lugares que no conocemos o revisar una ubicación antes de emprender un viaje. (Puede leer: Hongos psicodélicos y salud mental: un “boom” que hay que ver con cautela)
Y aunque es innegable la utilidad de estas herramientas, un grupo de científicas de la Universidad de McMaster, en Canadá, apuntan que también podrían estar generando la pérdida de un tipo de funciones neuronales que son claves para los seres humanos.
Jennifer Heisz, Catedrática de Investigación de Canadá en Salud Cerebral y Envejecimiento de la Universidad McMaster, aseguró que “la vida moderna puede carecer de los desafíos cognitivos y físicos específicos que el cerebro necesita para prosperar. En ausencia de navegación activa, corremos el riesgo de perder esa arquitectura neuronal”. (Le puede interesar: Visitar zonas verdes frecuentemente puede ayudar a disminuir el consumo de medicinas)
Según la científica, no solo se podría perder la capacidad de navegación, sino también la capacidad de procesar el espacio y la memoria en general, pues son funciones cognitivas que dependen de estructuras neuronales que se solapan.
Por eso, Heisz, en compañía de su colega Emma Waddington, diseñaron y llevaron a cabo un estudio para comprender la importancia que tiene la orientación en la salud cerebral. Para eso, analizaron los resultados de unas pruebas específicas en 158 adultos entre los 18 y los 87 años. (También puede leer: Detectan en EE. UU. dos casos de una cepa de gonorrea que preocupa a las autoridades)
Todos ellos debían informar su experiencia en orientación, un ejercicio que consiste en recorrer lo más rápido posible un territorio desconocido utilizando únicamente un mapa y una brújula e identificando una serie de puntos de control. Los niveles de experiencia variaban entre nula, intermedia, avanzada y élite
“Cuando se trata de entrenar el cerebro, las exigencias físicas y cognitivas de la orientación tienen el potencial de ofrecer más beneficios que el ejercicio físico”, apuntó la autora principal del estudio que se publicó en la revista Plos One, Emma Waddington. (Puede interesarle: El peligroso reto del clonazepam de TikTok dejó ocho intoxicados en México)
Lo que encontraron las investigadoras, luego de realizar una serie de pruebas a los participantes del estudio, es que las personas que suelen participar en actividades de orientación mostraron mejores resultandos en navegación espacial y memoria general.
Estos resultados, apuntan las autoras, “sugieren que añadir elementos de orientación a los entrenamientos regulares podría ser beneficioso a lo largo de toda la vida”. Las formas más sencillas de lograr esto, aseguran, es apagar el GPS y “utilizar un mapa para encontrar el camino cuando se viaja y desafiarse a uno mismo utilizando una nueva ruta para correr, caminar o montar en bicicleta”.