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En Estados Unidos, recientemente la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) aprobó, luego de diez años, un fármaco contra la esquizofrenia. Se trata de KarXT, que, a diferencia de los medicamentos que ya circulan en el mercado, emplea un mecanismo de acción nuevo.
Este medicamento, explica la revista Nature en un artículo, actúa sobre una serie de proteínas del cerebro conocidas como receptores muscarínicos. El trabajo de estas proteínas se centra en transmitir las señales de los neurotransmisores entre las neuronas y otras células.
Una vez se activan los receptores muscarínicos, se reduce la liberación de dopamina. Esta molécula, que es conocida popularmente como el neurotransmisor que nos da felicidad, es esencial para los síntomas característicos de la esquizofrenia, como son las alucinaciones y los delirios.
Además de reducir la liberación de la dopamina, estos receptores también se encargan de regular otras conexiones cerebrales implicadas en la cognición y el procesamiento emocional. El fármaco KarXT se centra en reducir la actividad de la dopamina.
Christoph Correll, psiquiatra de la Escuela de Medicina Zucker, de la Universidad de Hofstra (Estados Unidos), le explicó a Nature que los ensayos clínicos de este medicamento mostraron que había aliviado los síntomas centrales de la esquizofrenia.
Correll, quien también hizo parte del equipo que analizó los datos de los ensayos, contó que los resultados también mostraron signos de mejora de la función cognitiva, “al tiempo que evitaba muchos de los molestos efectos secundarios comúnmente asociados”.
“Ahora podremos tratar a personas a las que no les han ayudado los antipsicóticos tradicionales. Es muy emocionante”, añadió Correll.
Sin embargo, y a pesar de los alentadores resultados, este medicamento tiene algunas deficiencias. Por ejemplo, se debe administrar dos veces al día. Algunos estudios han mostrado con anterioridad que la dosificación más frecuente de los antipsicóticos “están vinculadas a tasas más altas de incumplimiento y de interrupción del tratamiento en personas con esquizofrenia”.
A esta limitación se le suma que el costo del fármaco es elevado, oscila entre los 20.000 dólares al año, lo que ha generado dudas sobre su relación coste-eficacia en comparación con las otras alternativas que se comercializan en el mercado.
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