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Una reciente investigación, publicada en la revista Cell, reveló que el coronavirus no infecta las células nerviosas que detectan olores, sino otras células que recubren la zona nasal y que afectan los receptores del olor. El estudio fue realizado entre el Instituto Zuckerman, la Universidad de Columbia, la Universidad de Nueva York, la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, el Baylor Genetics en Houston y la Universidad de California.
Para hacer el análisis, los científicos analizaron hámsteres M. auratus -o hámsteres dorados- infectados con coronavirus y rastrearon sus sistemas olfativos diez días después de adquirida la infección. La respuesta inmunológica de los hámsteres es similar a la del organismo humano.
La forma de detectar si hay alguna pérdida del olfato en estos animales es escondiéndoles los cereales con que se alimentan y viendo si los encuentran. (Lea: OMS aprueba el molnupiravir, primer tratamiento oral contra el covid-19)
Al analizar el daño sobre su sistema olfativo, se encontró que el virus afectó células de apoyo para este sistema y alteró los genes (o el orden genómico) de las neuronas relacionadas con este sentido, lo que interrumpe la producción de los receptores del olor, que son unas proteínas ubicadas en la nariz que envían y reciben mensajes, y que garantizan el sentido del olfato. Como la organización genómica de las neuronas se ve afectada, pero estas no mueren, el olfato se recupera luego de superada la enfermedad.
Marianna Zazhytska, una de las autoras del artículo, afirmó en entrevista para el New York Times que “no es el virus en sí mismo el que causa toda esta reorganización, es la respuesta inflamatoria sistémica. Las células nerviosas no albergan el virus, pero no están haciendo lo que hacían antes”. (Lea: La pandemia aumentó los casos de ansiedad y depresión en un 25%: OMS)
Cuando el sistema olfativo está infectado por el virus, las células infectadas mueren, mientras que las inmunitarias invaden la zona para combatirlo, lo que genera una inflamación que también afecta a los receptores del olor e incide en la pérdida del olfato. Este caos trae una suerte de corto circuito entre los receptores del olor y los genes de las neuronas.
El estudio sugiere que la reorganización genómica de las neuronas tras la superación del virus puede ser una resistencia para evitar que este llegue al cerebro y plantea la necesidad de realizar estudios sobre otras zonas neuronales relacionadas con otros sentidos. (Lea: Coronavirus: indicios de una transmisión de venado a humano (pero no se alarme))