Retraso escolar: asociado a síntomas depresivos en niños y jóvenes de Colombia
El retraso escolar, el trabajo infantil y la falta de acceso a los servicios de salud puede aumentar la vulnerabilidad a los problemas de salud mental en jóvenes entre los 11 y 25 años de Colombia, refleja una investigación publicada en el British Medical Journal.
La depresión es el trastorno de salud mental más común en los adolescentes de todo el mundo. Diversos estudios han demostrado que a pobreza aumenta la vulnerabilidad a los problemas de salud mental en los jóvenes. Esto no solo tiene repercusiones durante su juventud, sino que puede reducir las posibilidades de vida futura de los jóvenes y establece una trayectoria a largo plazo hasta la vejez. (Le puede interesar: Algunos efectos en la salud mental de los niños y niñas por cierre de colegios)
Hasta ahora, la mayoría de los trabajos que han estudiado esta relación entre pobreza y depresión han seguido un enfoque monetario, centrándose en las privaciones o dificultades monetarias del hogar de los padres. Pero muy pocos se centran en la pobreza a nivel del joven individualmente.
Un equipo de investigadores estudió por primera vez las relaciones entre las diferentes formas de pobreza con síntomas depresivos en jóvenes en países como Colombia, México y Sudáfrica. Teniendo en cuenta que la pobreza es algo más complejo que una escasez de ingresos, se centraron en la medida multidimensional de la pobreza, entendida como un espectro de privaciones que abarcan diversas dimensiones del bienestar. (Le recomendamos: Depresión y ansiedad entre los jóvenes se han duplicado durante la pandemia)
Se basaron en catorce indicadores que tenían en cuenta privaciones relacionadas con aspectos como la educación, las condiciones de la niñez, participación en el mercado laboral, la salud y el acceso a servicios públicos y condiciones de vivienda. Los datos los obtuvieron de tres encuestas representativas para cada país. En Colombia, los datos fueron obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud Mental realizada en 2015; en México, de la Encuesta Mexicana de Vida Familiar, y en Sudáfrica del Estudio de Dinámica de Ingreso Nacional.
Particularmente, los investigadores examinaron la relación entre pobreza multidimensional, pobreza de ingresos y síntomas depresivos en jóvenes de 11 a 25 años en los tres países de ingresos medios. “Nuestro objetivo es captar cómo las diferentes dimensiones de la pobreza se relacionan con la depresión en los jóvenes”, señalaron los autores en el estudio publicado en la revista médica BMJ Global Health.
¿Qué encontraron?
Entre los nuevos hallazgos encontraron que la relación entre pobreza y síntomas depresivos en jóvenes difiere según las dimensiones de la pobreza y entre países. Por ejemplo, en Colombia y México, cuanto mayor es la pobreza multidimensional, más prevalentes son los síntomas depresivos. Pero no en Sudáfrica.
A nivel general, los síntomas depresivos estuvieron asociados a privaciones individuales, como el retraso escolar, el trabajo infantil y la falta de acceso a los servicios de salud.
Particularmente, la pobreza multidimensional se asoció con tasas más altas de síntomas depresivos en Colombia.
“Hubo evidencia de una asociación positiva y significativa entre la pobreza multidimensional y la gravedad de los síntomas depresivos”, señalaron los autores. “Las personas que vivían en un hogar clasificado como multidimensionalmente pobre tenían una proporción de síntomas depresivos un 25% más alta en comparación con los que no eran pobres”. (Le puede interesar: Coronavirus: niños y niñas pagaron un precio muy alto)
Los investigadores también encontraron que los individuos de los grupos de ingresos más bajos tenían síntomas depresivos significativamente más altos que los de otros grupos de ingresos más altos en Sudáfrica, pero esto no ocurría en los casos de Colombia y México.
Al referirse, particularmente, a los indicadores de esa pobreza multidimensional, el estudio encontró que tanto en Colombia como en México el trabajo infantil y el retraso escolar (la pérdida de años escolares) podían tener relación con los síntomas depresivos. Entre mayores son las tasas de trabajo infantil, y mayor es el rezago escolar, mayor es la gravedad de los síntomas depresivos, señalaron.
Otro de los indicadores fue el acceso a seguros y servicios de salud. “Observamos que, en México y Colombia, aquellos jóvenes privados en el acceso al seguro y los servicios de salud tenían puntuaciones más altas de síntomas depresivos”.
Si se analizan las condiciones del hogar, los resultados de la investigación mostraron que, en Colombia, el desempleo de larga duración en el hogar se asoció con mayor sintomatología depresiva.
En México, aquellos que vivían en condiciones de vivienda desfavorecidas tenían puntajes de síntomas depresivos más altos.
“La relación entre la pobreza multidimensional y los síntomas depresivos de los jóvenes no es la misma en todos los países, y nuestros hallazgos demuestran que ciertas dimensiones pueden ser más destacadas para la salud mental en diferentes países”, afirman los investigadores.
En México y Colombia, así como en el conjunto de datos armonizados, los síntomas depresivos parecen estar asociados con privaciones individuales que afectan directamente al adolescente (como trabajo infantil, rezago escolar y acceso a seguro médico), luego con privaciones que operan a nivel del hogar (tales como vivir en un hogar donde otros miembros adultos son analfabetos, tienen un nivel educativo más bajo o han tenido un episodio de desempleo de larga duración). Estas privaciones pueden impedir que los jóvenes inviertan en su educación, alejándolos aún más de sus aspiraciones y expectativas, lo que puede conducir a una peor salud mental, independientemente de la educación o el empleo de sus padres.
“De acuerdo con este punto de vista, la evidencia de Colombia sugiere que la educación es uno de los factores más importantes que contribuyen a las aspiraciones futuras de los jóvenes, y que la ausencia de logros educativos puede influir a su vez en síntomas depresivos futuros”, explican los investigadores.
En consecuencia, sugieren que se debe tener en cuenta el contexto socioeconómico y del país para comprender las relaciones entre la pobreza y los síntomas depresivos en los jóvenes.
Cierre: “Estos resultados tienen implicaciones importantes para las políticas, ya que muestran que los objetivos potenciales de las intervenciones que se enfocan en la pobreza y los ciclos de enfermedades mentales deben estar informados por medidas de privación válidas localmente con asociaciones claras con la salud mental”.
La depresión es el trastorno de salud mental más común en los adolescentes de todo el mundo. Diversos estudios han demostrado que a pobreza aumenta la vulnerabilidad a los problemas de salud mental en los jóvenes. Esto no solo tiene repercusiones durante su juventud, sino que puede reducir las posibilidades de vida futura de los jóvenes y establece una trayectoria a largo plazo hasta la vejez. (Le puede interesar: Algunos efectos en la salud mental de los niños y niñas por cierre de colegios)
Hasta ahora, la mayoría de los trabajos que han estudiado esta relación entre pobreza y depresión han seguido un enfoque monetario, centrándose en las privaciones o dificultades monetarias del hogar de los padres. Pero muy pocos se centran en la pobreza a nivel del joven individualmente.
Un equipo de investigadores estudió por primera vez las relaciones entre las diferentes formas de pobreza con síntomas depresivos en jóvenes en países como Colombia, México y Sudáfrica. Teniendo en cuenta que la pobreza es algo más complejo que una escasez de ingresos, se centraron en la medida multidimensional de la pobreza, entendida como un espectro de privaciones que abarcan diversas dimensiones del bienestar. (Le recomendamos: Depresión y ansiedad entre los jóvenes se han duplicado durante la pandemia)
Se basaron en catorce indicadores que tenían en cuenta privaciones relacionadas con aspectos como la educación, las condiciones de la niñez, participación en el mercado laboral, la salud y el acceso a servicios públicos y condiciones de vivienda. Los datos los obtuvieron de tres encuestas representativas para cada país. En Colombia, los datos fueron obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud Mental realizada en 2015; en México, de la Encuesta Mexicana de Vida Familiar, y en Sudáfrica del Estudio de Dinámica de Ingreso Nacional.
Particularmente, los investigadores examinaron la relación entre pobreza multidimensional, pobreza de ingresos y síntomas depresivos en jóvenes de 11 a 25 años en los tres países de ingresos medios. “Nuestro objetivo es captar cómo las diferentes dimensiones de la pobreza se relacionan con la depresión en los jóvenes”, señalaron los autores en el estudio publicado en la revista médica BMJ Global Health.
¿Qué encontraron?
Entre los nuevos hallazgos encontraron que la relación entre pobreza y síntomas depresivos en jóvenes difiere según las dimensiones de la pobreza y entre países. Por ejemplo, en Colombia y México, cuanto mayor es la pobreza multidimensional, más prevalentes son los síntomas depresivos. Pero no en Sudáfrica.
A nivel general, los síntomas depresivos estuvieron asociados a privaciones individuales, como el retraso escolar, el trabajo infantil y la falta de acceso a los servicios de salud.
Particularmente, la pobreza multidimensional se asoció con tasas más altas de síntomas depresivos en Colombia.
“Hubo evidencia de una asociación positiva y significativa entre la pobreza multidimensional y la gravedad de los síntomas depresivos”, señalaron los autores. “Las personas que vivían en un hogar clasificado como multidimensionalmente pobre tenían una proporción de síntomas depresivos un 25% más alta en comparación con los que no eran pobres”. (Le puede interesar: Coronavirus: niños y niñas pagaron un precio muy alto)
Los investigadores también encontraron que los individuos de los grupos de ingresos más bajos tenían síntomas depresivos significativamente más altos que los de otros grupos de ingresos más altos en Sudáfrica, pero esto no ocurría en los casos de Colombia y México.
Al referirse, particularmente, a los indicadores de esa pobreza multidimensional, el estudio encontró que tanto en Colombia como en México el trabajo infantil y el retraso escolar (la pérdida de años escolares) podían tener relación con los síntomas depresivos. Entre mayores son las tasas de trabajo infantil, y mayor es el rezago escolar, mayor es la gravedad de los síntomas depresivos, señalaron.
Otro de los indicadores fue el acceso a seguros y servicios de salud. “Observamos que, en México y Colombia, aquellos jóvenes privados en el acceso al seguro y los servicios de salud tenían puntuaciones más altas de síntomas depresivos”.
Si se analizan las condiciones del hogar, los resultados de la investigación mostraron que, en Colombia, el desempleo de larga duración en el hogar se asoció con mayor sintomatología depresiva.
En México, aquellos que vivían en condiciones de vivienda desfavorecidas tenían puntajes de síntomas depresivos más altos.
“La relación entre la pobreza multidimensional y los síntomas depresivos de los jóvenes no es la misma en todos los países, y nuestros hallazgos demuestran que ciertas dimensiones pueden ser más destacadas para la salud mental en diferentes países”, afirman los investigadores.
En México y Colombia, así como en el conjunto de datos armonizados, los síntomas depresivos parecen estar asociados con privaciones individuales que afectan directamente al adolescente (como trabajo infantil, rezago escolar y acceso a seguro médico), luego con privaciones que operan a nivel del hogar (tales como vivir en un hogar donde otros miembros adultos son analfabetos, tienen un nivel educativo más bajo o han tenido un episodio de desempleo de larga duración). Estas privaciones pueden impedir que los jóvenes inviertan en su educación, alejándolos aún más de sus aspiraciones y expectativas, lo que puede conducir a una peor salud mental, independientemente de la educación o el empleo de sus padres.
“De acuerdo con este punto de vista, la evidencia de Colombia sugiere que la educación es uno de los factores más importantes que contribuyen a las aspiraciones futuras de los jóvenes, y que la ausencia de logros educativos puede influir a su vez en síntomas depresivos futuros”, explican los investigadores.
En consecuencia, sugieren que se debe tener en cuenta el contexto socioeconómico y del país para comprender las relaciones entre la pobreza y los síntomas depresivos en los jóvenes.
Cierre: “Estos resultados tienen implicaciones importantes para las políticas, ya que muestran que los objetivos potenciales de las intervenciones que se enfocan en la pobreza y los ciclos de enfermedades mentales deben estar informados por medidas de privación válidas localmente con asociaciones claras con la salud mental”.