Así será el servicio de aborto con telemedicina de Profamilia
La pandemia complicó aún más el acceso a servicios de salud para interrupción voluntaria del embarazo. Juan Carlos Vargas, director científico de la entidad, habla con El Espectador sobre el servicio que estrena hoy la entidad para mujeres y personas en capacidad de gestar.
¿Cómo funciona el servicio del aborto de telemedicina?
Es un servicio que complementa una oferta de Profamilia que se ha acelerado en la pandemia y es la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Por otro lado, la telemedicina hoy en día es una opción en prácticamente todos los servicios de salud y las actividades médicas. Lo lanzamos para que la persona pueda hacer su tratamiento en la comodidad y privacidad de su casa, si está en las tres causales contempladas en la Sentencia C-355 de 2006 y solo si tiene diez semanas de gestación o menos.
¿Por qué diez semanas o menos?
Porque el tratamiento que puede suministrarse para hacer un aborto en casa está aprobado y estudiado en embarazos hasta las diez semanas. Nosotros manejamos la combinación de dos medicamentos: mifepristona y misoprostol. La Organización Mundial de la Salud lo recomienda en sus protocolos sobre tratamiento farmacológico del aborto.
¿Desde hace cuánto la OMS recomienda ese método como uno seguro para abortar?
La mifepristona es una molécula que fue estudiada en los años 80 para el síndrome de Cushing (exceso de glucocorticoides), y se dieron cuenta de que bloqueaba los receptores de progestina, una hormona involucrada en el embarazo que las mujeres producen después de la ovulación. Los franceses fueron los encargados de desarrollar la mifepristona y comenzaron a usarla en los años 90; en América, a principios de los años 2000, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés) aprueba la mifepristona para interrupción voluntaria del embarazo. En Colombia tiene registro sanitario desde 2017.
¿Y el misoprostol?
La historia es parecida. Era estudiado para tratar la actividad ácido péptica, o sea la úlcera y la gastritis, pero se descubrió que es parecido a una sustancia llamada prostaglandina, que tiene la capacidad de inducir contracciones uterinas. En obstetricia no se usa solo para IVE, sino para la inducción del trabajo de parto, obviamente, con dosis distintas. En Colombia se usa desde 2006, cuando salió la sentencia de la Corte; simultáneamente Minsalud expidió una resolución que presentaba el protocolo de medicamentos para IVE emulada de la OMS.
¿Cómo debe contactarlos una persona en capacidad de gestar?
La mujer ingresa a un sitio web llamado MIA, donde se le pregunta cómo contactarse con el servicio y llena un formulario para iniciar la consulta. La mujer o persona en capacidad de gestar es recibida por un profesional de la salud que, utilizando un software que garantiza la privacidad y confidencialidad de la historia clínica, se inicia el proceso de atención como si fuera una consulta presencial. Se hace una serie de preguntas para poder enmarcar el caso en alguna de las tres causales de la sentencia y se mira qué información adicional se requiere para enviarle el paquete con lo que necesita.
¿Qué les llega en el paquete?
Una caja en donde van a estar unas instrucciones de uso con signos de alerta y qué hacer en caso de presentarlos, los medicamentos y la forma como los debe tomar. Como medida de protección y prevención de embarazos no deseados, condones y anticonceptivos orales en caso de que la paciente esté en los criterios de elegibilidad para este método anticonceptivo, y va todo o que debe hacer.
¿Si se pasa de las diez semanas se puede acercar a Profamilia?
Este servicio facilita el acceso en esas primeras diez semanas, pero no reemplaza ninguno de los otros servicios. Si es superior a las diez semanas se le da toda la instrucción para una consulta presencial.
¿Cómo garantizar la confidencialidad en casos en donde la mujer no quiera compartir en su casa su decisión de abortar?
Siempre se le pregunta por qué vía nos contactamos con la persona para mantener su privacidad. También uno siempre pregunta por su red de apoyo.
Se ha debatido si las mujeres somos capaces de realizar un aborto en casa. ¿Es seguro hacerlo así?
La pandemia nos empujó a este servicio, pero lo que más no empuja es conocer que desde hace varios años las mujeres se autogestionan sus abortos. Tener tantas barreras para el acceso hizo que esto se tuviera que acelerar e institucionalizar. Pero sí, es un tratamiento con indicaciones claras que han sido probadas en distintos grupos de personas para ver la claridad con que se entrega la información y no haya lugar a dudas. Hay servicios institucionalizados de aborto autogestionado en Estados Unidos e Indonesia, o sea que no es solo de países con alto acceso a la tecnología. Según la Organización Mundial de la Salud, hubo siete millones de mujeres admitidas en hospitales por complicaciones relacionadas con abortos inseguros en 2020. Ninguna mujer debería pasar por eso.
¿Y para ustedes qué es un aborto inseguro?
Es un aborto que se practique con protocolos inadecuados, porque la persona que dirige no tiene la formación suficiente. MIA es un servicio de telemedicina dirigido o coordinado por un profesional de la salud con conocimiento, entrenamiento y ajustado a protocolos de seguridad probados. Los medicamentos falsos también hacen parte de los abortos inseguros. Hay dispensación de medicamentos cuyo proceso de almacenaje, embalaje y distribución al consumidor final desconocemos; no existe un protocolo de cómo funciona eso. Sí. Hay tiempos para las tomas de medicamentos, entonces nos aseguramos de que se haya recibido el kit y después se hace seguimiento y la mujer siempre tiene la opción e contactar el servicio.
¿Cómo funciona el servicio del aborto de telemedicina?
Es un servicio que complementa una oferta de Profamilia que se ha acelerado en la pandemia y es la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Por otro lado, la telemedicina hoy en día es una opción en prácticamente todos los servicios de salud y las actividades médicas. Lo lanzamos para que la persona pueda hacer su tratamiento en la comodidad y privacidad de su casa, si está en las tres causales contempladas en la Sentencia C-355 de 2006 y solo si tiene diez semanas de gestación o menos.
¿Por qué diez semanas o menos?
Porque el tratamiento que puede suministrarse para hacer un aborto en casa está aprobado y estudiado en embarazos hasta las diez semanas. Nosotros manejamos la combinación de dos medicamentos: mifepristona y misoprostol. La Organización Mundial de la Salud lo recomienda en sus protocolos sobre tratamiento farmacológico del aborto.
¿Desde hace cuánto la OMS recomienda ese método como uno seguro para abortar?
La mifepristona es una molécula que fue estudiada en los años 80 para el síndrome de Cushing (exceso de glucocorticoides), y se dieron cuenta de que bloqueaba los receptores de progestina, una hormona involucrada en el embarazo que las mujeres producen después de la ovulación. Los franceses fueron los encargados de desarrollar la mifepristona y comenzaron a usarla en los años 90; en América, a principios de los años 2000, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés) aprueba la mifepristona para interrupción voluntaria del embarazo. En Colombia tiene registro sanitario desde 2017.
¿Y el misoprostol?
La historia es parecida. Era estudiado para tratar la actividad ácido péptica, o sea la úlcera y la gastritis, pero se descubrió que es parecido a una sustancia llamada prostaglandina, que tiene la capacidad de inducir contracciones uterinas. En obstetricia no se usa solo para IVE, sino para la inducción del trabajo de parto, obviamente, con dosis distintas. En Colombia se usa desde 2006, cuando salió la sentencia de la Corte; simultáneamente Minsalud expidió una resolución que presentaba el protocolo de medicamentos para IVE emulada de la OMS.
¿Cómo debe contactarlos una persona en capacidad de gestar?
La mujer ingresa a un sitio web llamado MIA, donde se le pregunta cómo contactarse con el servicio y llena un formulario para iniciar la consulta. La mujer o persona en capacidad de gestar es recibida por un profesional de la salud que, utilizando un software que garantiza la privacidad y confidencialidad de la historia clínica, se inicia el proceso de atención como si fuera una consulta presencial. Se hace una serie de preguntas para poder enmarcar el caso en alguna de las tres causales de la sentencia y se mira qué información adicional se requiere para enviarle el paquete con lo que necesita.
¿Qué les llega en el paquete?
Una caja en donde van a estar unas instrucciones de uso con signos de alerta y qué hacer en caso de presentarlos, los medicamentos y la forma como los debe tomar. Como medida de protección y prevención de embarazos no deseados, condones y anticonceptivos orales en caso de que la paciente esté en los criterios de elegibilidad para este método anticonceptivo, y va todo o que debe hacer.
¿Si se pasa de las diez semanas se puede acercar a Profamilia?
Este servicio facilita el acceso en esas primeras diez semanas, pero no reemplaza ninguno de los otros servicios. Si es superior a las diez semanas se le da toda la instrucción para una consulta presencial.
¿Cómo garantizar la confidencialidad en casos en donde la mujer no quiera compartir en su casa su decisión de abortar?
Siempre se le pregunta por qué vía nos contactamos con la persona para mantener su privacidad. También uno siempre pregunta por su red de apoyo.
Se ha debatido si las mujeres somos capaces de realizar un aborto en casa. ¿Es seguro hacerlo así?
La pandemia nos empujó a este servicio, pero lo que más no empuja es conocer que desde hace varios años las mujeres se autogestionan sus abortos. Tener tantas barreras para el acceso hizo que esto se tuviera que acelerar e institucionalizar. Pero sí, es un tratamiento con indicaciones claras que han sido probadas en distintos grupos de personas para ver la claridad con que se entrega la información y no haya lugar a dudas. Hay servicios institucionalizados de aborto autogestionado en Estados Unidos e Indonesia, o sea que no es solo de países con alto acceso a la tecnología. Según la Organización Mundial de la Salud, hubo siete millones de mujeres admitidas en hospitales por complicaciones relacionadas con abortos inseguros en 2020. Ninguna mujer debería pasar por eso.
¿Y para ustedes qué es un aborto inseguro?
Es un aborto que se practique con protocolos inadecuados, porque la persona que dirige no tiene la formación suficiente. MIA es un servicio de telemedicina dirigido o coordinado por un profesional de la salud con conocimiento, entrenamiento y ajustado a protocolos de seguridad probados. Los medicamentos falsos también hacen parte de los abortos inseguros. Hay dispensación de medicamentos cuyo proceso de almacenaje, embalaje y distribución al consumidor final desconocemos; no existe un protocolo de cómo funciona eso. Sí. Hay tiempos para las tomas de medicamentos, entonces nos aseguramos de que se haya recibido el kit y después se hace seguimiento y la mujer siempre tiene la opción e contactar el servicio.