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En Colombia existen unos 12 millones de personas con sobrepeso u obesidad, según datos de la Fundación Colombiana de la Obesidad. Uno de cada dos colombianos viven con alguna de estas condiciones. Se calcula que para este año la cifra en el mundo, según la OMS, llegará a unos 2.300 millones de adultos con sobrepeso y cerca de 700 millones con obesidad. Para los científicos, 25 % de la explicación de este fenómeno está en los genes, el otro 75 % es culpa de la dieta y el estilo de vida.
Donde muchos ven un problema, otros han visto una oportunidad. Si se lograra generar una vacuna contra la obesidad que controlara la rapidez con la que se sube de peso y ayudara a mantenerlo luego de una dieta, habría un mercado cercano a los 3.000 millones de personas. Varios laboratorios farmacológicos y grupos de investigación han enfocado sus estudios y han invertido miles de millones de dólares en dicha búsqueda.
Este no es un problema estético, sino de salud, y como tal, disciplinas científicas como la biología molecular, farmacología y computación buscan pistas para crear esa vacuna. Una de esas pistas fue presentada recientemente en la revista Nature. Se trata de una enzima conocida como NNMT, la cual, si se detiene, aumentaría el metabolismo de las células, es decir, se quemaría más rápidamente la grasa acumulada.
El profesor asociado del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Texas, Stanley Watowich, explicó que luego de analizar tres bases de datos que contenían cerca de un millón de moléculas disponibles para hacer vacunas, escogieron posibles candidatos para iniciar la construcción de un medicamento contra la obesidad, esto a través de computación de alto desempeño (supercomputación).
La bióloga del Centro de Bioinformática y Biología Computacional de Colombia - BIOS (Manizales), Natalia Campillo, comentó que para identificar y generar un medicamento, inicialmente se deben realizar pruebas de laboratorio, testear miles de compuesto, “casi que uno por uno” hasta encontrar el necesario.
Con el uso de la computación de alto desempeño, este proceso es más barato y demora menos tiempo, “se facilita el filtrado de esa gran cantidad de candidatos que hay en la librería, es decir, de una con 600 mil compuestos puedes dejar unos 100 que sabes que van a hacer algo sobre la proteína. Esta es una de las muchas posibilidades de trabajo que tenemos en BIOS”, dijo al referirse al centro de investigación con sede en Manizales.
En este caso, la investigación de Watowich hizo uso de la plataforma de computación de alto desempeño TACC (Texas Advanced Computing Center) denominada DrugDiscovery@TACC, que entrega grandes recursos informáticos a más de 100 personas de todo el mundo para correr este tipo de análisis de manera gratuita, “en estos dos años del proyecto hemos invertido unas seis millones de horas de computación”, dijo el estadounidense
El desarrollo que lidera Watowich, está apenas en fase de experimentación con ratones. Aún le hace falta un largo camino por recorrer.
Pasar de animales a humanos
Watowich cuenta con un blanco claro, en este caso la enzima NNMT y una cabeza de serie (lead en inglés), y está tras la búsqueda de un compuesto que pueda inhibir la función biológica de esta enzima para que pueda convertirse en una posible vacuna.
Inicialmente realizaron pruebas en cultivos celulares in vitro (en laboratorio), y de allí se dio inicio a testeos experimentales en animales.
Luego de engordar una población de ratones, los dividen en dos grupos, uno en el que aplicaron el compuesto y otro al que no, la meta es confirmar que el compuesto ralentiza el proceso de aumento, explicó Watowich en su visita a Medellín al Tercer Congreso Colombiano de Biología Computacional y Bioinformática.
También los ponen a dieta para confirmar que con el medicamento se disminuye más rápidamente y se puede mantener el peso más fácilmente, dijo el científico.
Los próximos pasos
Al finalizar esta fase de pruebas, el grupo de Watowich debe entregar la información recolectada a la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA por su nombre en inglés) para dar inicio a las pruebas en un pequeño grupo humano, unas diez personas, para comprobar que el compuesto es seguro para la salud. Su toxicidad, metabolismo y excreción son analizados.
De allí deberán hacer dos testeos más, el primero hasta con mil personas y el segundo hasta con 10 mil, para analizar la efectividad del compuesto hasta que tengan la suficiente información como para que la FDA lo apruebe como un nuevo medicamento y lo saquen al mercado. Todo el proceso puede durar de 10 a 15 años.
* Líder Unidad de Comunicaciones Centro de Bioinformática y Biología Computacional de Colombia - BIOS.