Calma, ninguna menor murió por “bacteria adquirida en una piscina en Santa Marta”
El Instituto Nacional de Salud aclaró que, tras estudiar el caso, no encontró que la menor hubiese fallecido por una bacteria adquirida en una piscina. La causa fue una ameba que no suele generar enfermedad a la mayoría de seres humanos. “No hay ningún riesgo para la comunidad”, añade.
Esta semana varios medios de comunicación, incluido El Espectador, publicaron una noticia que dejó a más de un papá y una mamá preocupados: sugerían que una “niña había muerto por una bacteria que adquirió en una piscina en un hotel en Santa Marta”.
Cualquiera que quiera viajar a esa ciudad en diciembre a disfrutar de unos días de vacaciones se podría ponerse nervioso al ver un titular como ese. Sin embargo, no hay ningún motivo para entrar en pánico.
(Lea: El plan de Minsalud para desabastecimiento de medicamentos: agilizar trámites en Invima)
El Instituto Nacional de Salud (INS) explicó en un boletín las razones para no alarmarse. Lo primero que aclara es que, contrario a lo que reportaron algunos medios, la menor de 10 años no falleció por una meningitis causada por una bacteria, sino por una ameba.
“Según la información diagnóstica y epidemiológica, la meningitis no fue causada por una bacteria (por ejemplo, Streptococo o Meningococo, las más frecuentes) ni por un virus (entre ellos, los de encefalitis equina). En el análisis postmortem (después de haber ocurrido la muerte), el laboratorio de Patología del INS exploró la posibilidad de una afectación por un parásito ambiental e identificó hallazgos compatibles con una ameba”.
(Lea: Así es como el cambio climático está afectando la salud)
Tras el examen, el INS concluyó, además, que este caso no corresponde a una transmisión oro-fecal, como sugerían algunas noticias. “Ese sería el caso de las amebas que habitualmente causan enfermedad gastrointestinal”.
En esta ocasión, la meningitis de la menor fue causada por un agente infeccioso poco frecuente que no afecta a todas las personas. De hecho, dice el INS, al analizar lo que había sucedido, concluyeron que la niña tuvo múltiples inmersiones en diferentes cuerpos de agua, en los que también estuvieron miembros de su familia.
Al hacer exámenes de laboratorio y al llevar a cabo un monitoreo tanto en Santa Marta como en Bucaramanga, donde la menor falleció en junio, encontraron, además, que no había ninguna pista para que una piscina u “otra fuente de agua para fines recreativos” generara preocupación en términos sanitarios. Eso, en otras palabras, quiere decir que “no hay ningún riesgo para la comunidad”.
(Lea: Contraloría buscará depurar cifras que enfrenta a Gobierno con EPS)
¿Cuál fue, entonces, el motivo que causó el fallecimiento de la menor? Según el INS, lo que ocurrió en este caso fue una situación que no suele presentarse con frecuencia cuando este tipo de agentes parasitarios entran en contacto con un ser humano.
“Algunos seres humanos tienen susceptibilidad anatómica o fisiológica a dichos agentes y al tener contacto con ellos, pueden desarrollar una enfermedad que incluso puede llevar a la muerte. Esto ocurre de una manera muy particular y excepcional; no es un diagnóstico frecuente”, aclara el instituto. “Este tipo de agentes parasitarios pueden entrar en contacto con el ser humano, habitualmente en ambientes como una piscina o el mar u otro, pero no causan enfermedad”.
El caso, que fue reportado el SIVIGILA, fue analizado tanto por el INS como por Secretaría Distrital de Salud de Santa Martha y la Secretaría de Salud de Santander.
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Esta semana varios medios de comunicación, incluido El Espectador, publicaron una noticia que dejó a más de un papá y una mamá preocupados: sugerían que una “niña había muerto por una bacteria que adquirió en una piscina en un hotel en Santa Marta”.
Cualquiera que quiera viajar a esa ciudad en diciembre a disfrutar de unos días de vacaciones se podría ponerse nervioso al ver un titular como ese. Sin embargo, no hay ningún motivo para entrar en pánico.
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El Instituto Nacional de Salud (INS) explicó en un boletín las razones para no alarmarse. Lo primero que aclara es que, contrario a lo que reportaron algunos medios, la menor de 10 años no falleció por una meningitis causada por una bacteria, sino por una ameba.
“Según la información diagnóstica y epidemiológica, la meningitis no fue causada por una bacteria (por ejemplo, Streptococo o Meningococo, las más frecuentes) ni por un virus (entre ellos, los de encefalitis equina). En el análisis postmortem (después de haber ocurrido la muerte), el laboratorio de Patología del INS exploró la posibilidad de una afectación por un parásito ambiental e identificó hallazgos compatibles con una ameba”.
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Tras el examen, el INS concluyó, además, que este caso no corresponde a una transmisión oro-fecal, como sugerían algunas noticias. “Ese sería el caso de las amebas que habitualmente causan enfermedad gastrointestinal”.
En esta ocasión, la meningitis de la menor fue causada por un agente infeccioso poco frecuente que no afecta a todas las personas. De hecho, dice el INS, al analizar lo que había sucedido, concluyeron que la niña tuvo múltiples inmersiones en diferentes cuerpos de agua, en los que también estuvieron miembros de su familia.
Al hacer exámenes de laboratorio y al llevar a cabo un monitoreo tanto en Santa Marta como en Bucaramanga, donde la menor falleció en junio, encontraron, además, que no había ninguna pista para que una piscina u “otra fuente de agua para fines recreativos” generara preocupación en términos sanitarios. Eso, en otras palabras, quiere decir que “no hay ningún riesgo para la comunidad”.
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¿Cuál fue, entonces, el motivo que causó el fallecimiento de la menor? Según el INS, lo que ocurrió en este caso fue una situación que no suele presentarse con frecuencia cuando este tipo de agentes parasitarios entran en contacto con un ser humano.
“Algunos seres humanos tienen susceptibilidad anatómica o fisiológica a dichos agentes y al tener contacto con ellos, pueden desarrollar una enfermedad que incluso puede llevar a la muerte. Esto ocurre de una manera muy particular y excepcional; no es un diagnóstico frecuente”, aclara el instituto. “Este tipo de agentes parasitarios pueden entrar en contacto con el ser humano, habitualmente en ambientes como una piscina o el mar u otro, pero no causan enfermedad”.
El caso, que fue reportado el SIVIGILA, fue analizado tanto por el INS como por Secretaría Distrital de Salud de Santa Martha y la Secretaría de Salud de Santander.
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