Cambian las reglas para viajar con perros de apoyo emocional. El debate toma vuelo
Aerolíneas, psicólogos, psiquiatras y veterinarios son algunos de los actores que están inquietos por la situación que han generado los viajes con mascotas de “apoyo emocional”. En Colombia se está creando un mercado de certificados con diagnósticos erróneos que termina afectando a quienes verdaderamente sí necesitan perros de terapia o asistencia.
Juan Diego Quiceno
Cuando a mediados de diciembre pasado se hizo viral la situación de una cabina de avión en donde había 25 perros en los pasillos, muchos asumieron que, lejos de una coincidencia, había un problema. La mayoría de esos animales estaban allí porque sus dueños habían justificado su presencia a través de la necesidad de un “apoyo emocional”.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Cuando a mediados de diciembre pasado se hizo viral la situación de una cabina de avión en donde había 25 perros en los pasillos, muchos asumieron que, lejos de una coincidencia, había un problema. La mayoría de esos animales estaban allí porque sus dueños habían justificado su presencia a través de la necesidad de un “apoyo emocional”.
Esta situación provocó un cambio de las condiciones de la aerolínea, Avianca, que comenzarán a ser efectivas este 1 de febrero. Entre ellas, tal vez la más importante es que el peso del animal en cabina no puede superar los 10 kg, incluyendo el contenedor en el que va. Si pesa más, tiene que ser transportado en bodega.
“A Avianca le metieron un gol. ¡25 perros! Por sentido común, debieron suponer que algo estaba mal”, dice Gustavo Palomino Gómez, presidente de la Asociación Colombiana de Zooterapia, la entidad que debe, según la ley, homologar a cada perro de apoyo emocional.
Para iniciar un debate serio, dice Palomino, hay que saber que existen vacíos. “Hay profesionales que están expidiendo certificados a diestra y siniestra sin tener conocimiento clínico, sin valoraciones y además colocando diagnósticos falsos”, afirma Mario Fernando Velásquez, representante del Colegio Colombiano de Psicólogos.
Basta una sencilla búsqueda para comprobar lo que dice Velásquez. En Facebook le escribí a una mujer que publicaba como psicóloga con la necesidad expresa de tener un certificado de apoyo emocional para mi perro. “Serían $ 150.000″, me respondió.
Es un mercado en el que se venden certificaciones que abaratan viajes a nivel nacional e internacional. “La situación ha llegado a extremos. Un día alguien nos llegó con un certificado de apoyo emocional expedido por un fisioterapeuta. Evidentemente, le dijimos que no, que tenía que ser un profesional de salud mental”, cuenta Palomino.
El problema es que no muchos psicólogos y psiquiatras están preparados para ello y eso lo reconoce el Colegio Colombiano de Psicólogos en un documento en el que analiza los elementos para la certificación del acompañamiento animal con fines de “apoyo emocional”.
Puede ver: Minsalud anunció la fecha de la primera jornada de vacunación nacional del 2023
Allí se lee que “… parte importante de profesionales de la Psicología no está en capacidad de emitir concepto clínico sobre las necesidades emocionales de las personas, porque esa no fue su formación específica, y la mayoría no está familiarizada con el entrenamiento de los animales, ni los requerimientos para su manejo seguro, responsable con ellos (...)”.
En principio, por ejemplo, ningún certificado se debería expedir de forma apresurada. “Se necesitan mínimo cinco o seis sesiones con un psicólogo clínico para poder dar un diagnóstico y señalar si se amerita de un perro como apoyo emocional. Ojalá se pudiera expedir a pacientes que han estado en tratamiento desde antes”, dice Velásquez.
En el desespero por viajar con el animal en cabina, las personas están obviando el riesgo de un diagnóstico psicológico erróneo. “Suponga que alguien compra un certificado y el psicólogo que se lo da le firma que tiene un trastorno de ansiedad generalizada — ejemplifica Velásquez —. Ya le está colocando a la persona un rótulo. Esto no es ético. Está mal para el ciudadano, para el animal y para el psicólogo, que se enfrenta a consecuencias legales”.
Aunque los certificados son documentos legales, siguen “navegando” en un vacío normativo: no hay una norma en el país que los unifique y reglamente. Esa situación se puede explicar, en parte, al debate sobre la evidencia científica que está detrás de este apoyo emocional.
Terapia animal
Los perros vienen acompañando a los humanos desde hace varios siglos. La relación, además de ser emocional a través de la domesticación, se ha traducido en varias funciones útiles para las personas como la seguridad, con perros que identifican drogas e incluso bombas. Durante las últimas décadas se ha avanzado en un campo relativamente poco explorado: los beneficios de los animales (no solo de los perros) en aspectos de la salud.
“Hoy se está confundiendo mucho el vínculo afectivo que las personas tienen con sus mascotas, con el acompañamiento terapéutico que puede tener un animal, que es una función con características únicas”, explica Germán Casas, psiquiatra infantil, coordinador de Psiquiatría Infantil de la Fundación Santa Fe y profesor de la Universidad de los Andes.
Puede ver: La OMS llama a proteger a las 5.000 millones de personas expuestas a grasas trans
Por supuesto —dice Casas — “el vínculo con las mascotas tiene beneficios naturales. Tener una mascota ayuda, por ejemplo, a que los niños entiendan la responsabilidad sobre otro ser, a tener la capacidad de cuidar, a conocer la dependencia que puede tener otro ser vivo, sus rutinas, a experimentar el ciclo vital, la vida, la muerte, el duelo, etc. Son importantes esas bondades de las mascotas, pero eso no quiere decir que sean terapéuticas”.
En la terapia con animales se han postulado varios diagnósticos. “En la psiquiatra infantil — explica Casas— uno de los más importantes tiene que ver con los trastornos del espectro autista. Algunos niños con trastornos del desarrollo y algunos con cuadros depresivos o de ansiedad severa también se pueden beneficiar de un animal de apoyo terapéutico”.
A mediados de junio de 2022, científicos de la Universidad de Lincoln publicaron un estudio en la revista PLOS ONE en el que investigaron las intervenciones asistidas por perros como mediador del estrés en niños con y sin necesidades educativas especiales. Dos sesiones por semana entre los niños y un perro entrenado redujeron los niveles de cortisol, la hormona del estrés del cuerpo, que midieron con muestras de saliva.
El ensayo incluyó a 149 niños de 8 y 9 años en Gran Bretaña. Participaron 23 perros diferentes (y sus guías) que eran miembros de Pets as Therapy, una organización benéfica registrada en el Reino Unido que brinda terapia asistida por animales adiestrados en entornos comunitarios. Los niños fueron avisados de que no estaban con sus mascotas y que no podían abrazar, besar o amontonar a sus perros de terapia.
Puede ver: OMS mantiene nivel máximo de alerta para la pandemia del covid-19
Lo clave entonces es entender que una “cosa” son los animales terapéuticos y otra las mascotas de compañía. La gran dificultad con los perros de apoyo emocional es que no es claro que tengan el mismo beneficio que tienen los perros entrenados que son usados en las terapias que menciona el doctor Casas.
¿Dónde surge el “apoyo emocional”?
“La idea del apoyo emocional la heredamos de Estados Unidos”, cuenta Palomino. En ese país ha habido una explosión de estos animales. En 2011, el Registro Nacional de Animales de Servicio, una empresa con fines de lucro que vende certificados en ese país, tenía 2.400 animales de apoyo emocional en sus datos. Ahora el número es de más de 215.000.
Durante los últimos tres años, más de veinte estados en EE. UU. han impulsado normativas que dejan en libertad a las aerolíneas (y a otras empresas) para decidir sobre cómo manejar el tema. Esto sucedió después de que se presentaran casos como el de un hombre que denunció que en 2017 un perro de apoyo emocional lo mutiló en un vuelo, mordiéndolo en la cara. O la situación que se presentó en 2018 cuando una aerolínea tuvo que desembarcar un avión cuando supo que una pasajera tenía una ardilla de apoyo emocional.
La gran diferencia entre los perros de servicio y terapéuticos con los de apoyo emocional es su entrenamiento. Mientras un perro guía, por ejemplo, tiene un adiestramiento especial de hasta un año, los perros de acompañamiento emocional la tienen mucho más fácil.
Puede ver: Supersalud extendió por seis meses la vigilancia especial a EPS Savia Salud
“El perro de apoyo emocional no necesita un entrenamiento especial. Nosotros homologamos a través del decreto 1079 de 2015 unas características llamadas condiciones mínimas del buen ciudadano canino. Que el perro te obedezca las órdenes básicas, que se siente, que esté en un sitio permanentemente, que no sea agresivo y lo más importante, que tenga un nivel de sociabilidad muy alto”, dice Palomino.
Aunque el entrenamiento de los perros de apoyo emocional está lejos de ser especializado (lo hacen sus dueños), lo que está pasando es que ni siquiera eso se está haciendo.
Trazar una línea entre la evidencia de la necesidad de acompañamiento emocional y los perros entrenados de asistencia y terapia está siendo muy difícil para los profesionales. Lo mínimo, piden las personas que consultamos para esta nota, es cumplir con las nomas que se han creado para intentar regular el tema (aun con los vacíos que existen).
No cumplir esas normas está provocando problemas para las personas que sí necesitan de un perro terapéutico y que se están viendo forzadas a mayores controles en los espacios, pero también para los animales que no están preparados para estar en ciertos escenarios.
Puede ver: Chile, en alerta por la actividad del volcán Lascar
¿Crueldad animal?
El aire acondicionado de los aviones suele regularse entre los 18 y los 32 grados. En las cabinas la temperatura casi nunca está en ninguno de los dos extremos, pero es posible que cualquier persona haya llegado a sentir en un vuelo o “demasiado” frío o mucho calor. Para los perros se trata de algo más que solo comodidad: un animal con cierto tipo de problemas respiratorios, por ejemplo, podría morir debido a un accidente cerebrovascular.
Puede ver: ¿Con quiénes se construyó la reforma a la salud del Gobierno?
“Hay muchas personas que están emocionalmente estables y que simplemente tienen el capricho de viajar con sus mascotas al lado. ¿Están pensando si su perro va a estar cómodo o va a estar incómodo en un avión?”, duda Velásquez, quien además de psicólogo clínico colabora con una fundación que adiestra y propende por el cuidado de los perros.
Durante muchos años la idea de que un animal viaje en bodega de avión ha asustado a propietarios. Algunos casos de maltrato e incluso de muerte que se conocieron en redes ayudaron a esparcir la idea de que no hay forma viable de que una mascota viaje en ese escenario. Pero la realidad es que cualquier dueño debería pensar qué es lo mejor que le conviene a su perro o gato, y a veces eso puede ser un viaje en bodega y no en cabina.
“Si la aerolínea es responsable, el viaje en bodega puede ser la mejor manera de llevar a nuestra mascota”, dice Marcela Benítez, profesional en nutrición, bienestar y etología.
“Los caninos — explica Benítez — son animales que se sienten seguros en un entorno que simule las cuevas a las cuales ellos escaparían en situaciones difíciles. Cuando tienen miedo y se sienten amenazados, los canes buscan refugio en lugares estrechos y oscuros. Es una conducta normal que se aprecia incuso en la casa cuando el perro corre a esconderse debajo de la cama al sentir estímulos que les provoquen miedo o estrés”.
Para que viajar en bodega sea una opción y salga bien hay que tener varios elementos y preparación. Debe haber un trabajo previo de habituación a sonidos fuertes (como el de un avión) y a entornos cerrados como el guacal (el perro deberá querer y amar introducirse por sus propios medios al guacal o), siempre de la mano de un profesional, explica Benítez. Existen en el mercado protectores de guacal que minimizan la entrada de luz y ruido y que pueden ser de mucha ayuda a la hora de transportar caninos en bodega.
Puede ver: Un tercio de la selva amazónica se degradó por la actividad humana
“Hay que quitarle un poquito el miedo al uso del guacal: no es una jaula que limita la movilidad de tu perro. Es una zona segura y de confort que con previa educación y conocimiento será la mejor herramienta para garantizar un ambiente tranquilo para la mascota no solo en situaciones de transporte, sino también en momentos de estrés en casa o lugares habituales como la veterinaria, la peluquería o la guardería”, agrega Benítez.
Por supuesto, no se trata solo de una responsabilidad de los propietarios. “Las aerolíneas responsables deberían tener en su equipo de colaboradores a una persona idónea que se encargue de preservar el bienestar del animal durante el viaje en bodega”, dice Benítez, y agrega: “Si el viaje es largo, lo ideal es que el perro vaya en cabina, siempre y cuando la mascota no represente riesgo a la seguridad aérea y mucho menos riesgo a la seguridad o comodidad de los demás pasajeros. Respetar las políticas de cada aerolínea garantiza que, en un futuro, las mismas mejoren las condiciones de transporte de nuestros animales”.