Cáncer de próstata podría duplicarse en el mundo. ¿Qué desafíos le esperan a Colombia?
Un informe señala que en los próximos 16 años la mortalidad por casos de cáncer de próstata podría aumentar en un 85 %. La comunidad médica indica la necesidad de desarrollar servicios médicos hechos a la medida de las particularidades y vulnerabilidades de cada persona. Este es el panorama en Colombia.
Vivir más años, trae consigo retos para las personas y para el sistema de salud. En el caso de los hombres, un punto fundamental se halla en una pequeña glándula (del tamaño de un limón) ubicada en la parte baja de la pelvis: la próstata.
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Vivir más años, trae consigo retos para las personas y para el sistema de salud. En el caso de los hombres, un punto fundamental se halla en una pequeña glándula (del tamaño de un limón) ubicada en la parte baja de la pelvis: la próstata.
Cuando las cosas van mal allí, como en el caso de un cáncer, en ocasiones, hay signos de alerta como la obstrucción urinaria, sangre al momento de orinar, dolor cuando se eyacula, entre otros. No obstante, es una enfermedad en gran medida silenciosa y que, de no ser tratada de manera adecuada, podría tener consecuencias fatales.
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Un informe reciente de The Lancet, una de las principales revistas médicas del mundo, indica que para 2040 se espera que los casos detectados de cáncer de próstata en el mundo se dupliquen, pasando de 1,4 millones en 2020, a más de 2,9 millones en los próximos 16 años.
La detección de más casos vendría con una alerta: un posible incremento de hasta un 85 % de la mortalidad por esta enfermedad, principalmente en los países de renta baja y media (PRMB), como Colombia, cuya pirámide poblacional empieza a cambiar.
Esta situación ya preocupa a ciertos miembros de la comunidad médica del país. Para ponerlo en cifras, el cáncer de próstata en Colombia, según datos del Ministerio de Salud, es una patología con la que viven uno de cada tres hombres mayores de 50 años. Además, de acuerdo con el Observatorio Global de Cáncer de la Agencia Internacional de Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, para 2022, el de próstata representó cerca del 30 % dos cánceres detectados en colombianos. Su mortalidad fue del 12 %.
Lo cierto es que se trata en gran parte de una enfermedad inevitable: “Sabemos que hay factores relacionados como tener más de 50 años, ser hombre y una historia familiar con esta enfermedad, pero no es algo que se pueda evitar a través de intervenciones o un estilo de vida saludable”, explica Nick James, autor principal del estudio y profesor de Investigación del Cáncer de Próstata y Vejiga en el Instituto de Investigación del Cáncer en Londres. “En los próximos se viene un aumento de los casos y se necesita empezar a planear y a tomar acciones, esto es especialmente como Colombia y otros países de renta media que podrían registrarán la mayor parte de los casos futuros”.
A pesar de esta alerta, el de próstata no es el más letal de los cánceres (en comparación al gástrico o al de pulmón). Aun así, se trata de una enfermedad que afecta el funcionamiento de una glándula encargada de la nutrición y el movimiento de los espermatozoides, así como de la producción de importantes hormonas, como la dihidrotestosterona y los estrógenos.
La dificultad para detectar el cáncer
Gran parte del debate en torno a cómo enfrentar esta enfermedad se centra en su detección, y cómo esta debe ajustarse a las vulnerabilidades que enfrentan las diferentes poblaciones en el territorio.
Para entender este asunto hay que repasar qué es el cáncer de próstata, y cómo sus características le permiten a los médicos detectarlo. El cáncer es, de manera muy abreviada, la proliferación descontrolada de células malignas o anormales que, en gran parte de los casos, desemboca en la aparición de tumores en tejidos u órganos.
En el caso de la próstata, este se presenta en un 70 % de los casos en la zona periférica y el 30 restante en la zona central, que es donde se produce una sustancia clave para la detección de los casos: el antígeno prostático específico (PSA). Cuando se tiene sospecha de un cáncer, o se quiere diferenciar procesos como la hiperplasia benigna de próstata, se realiza un test de sangre para determinar sus niveles. No obstante, esto puede llevar a un sobrediagnóstico.
“Es un reto con matices, pues el PSA es un examen de bajo costo que permite hacer un primer tamizaje con los pacientes que, cuando arroja resultados elevados, es una bandera roja de que a un paciente hay que ponerle atención. Aun así, es una prueba que puede dar niveles elevados después de una biopsia, al haber tenido una relación sexual, un cálculo seminal, entre otros factores”, indica el médico especialista en urología y miembro del Instituto de Cancerología, Iván Patiño.
Además, también existe el tacto rectal (que de hecho tiene mayor eficiencia que el PSA. Estos dos se pueden confirmar con métodos como la resonancia magnética, o la biopsia para confirmar la enfermedad. Los autores de The Lancet recomiendan utilizar una mezcla informada de estas teniendo en cuenta antecedentes familiares de la enfermedad, los de origen africano y los portadores de la mutación del gen BRACA2, que son los principales factores de riesgo.
“Hay un componente genético en esta enfermedad que genera mayores vulnerabilidades para algunas personas, pero también hay factores epigenéticos (los mecanismos que regulan la expresión de los genes) como una dieta basada en plantas, que disminuirían esos riesgos”, explica Nick James, autor del estudio. “Lo que es claro que no podemos esperar a que la gente se encuentre mal y busque ayuda: debemos animar a hacerse pruebas a quienes se encuentran bien, pero tienen un alto riesgo de padecer la enfermedad para poder detectar precozmente el cáncer de próstata letal.”
Por su parte, el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, ha expresado, en declaraciones públicas, sus reparos frente a la oportunidad que brindan las EPS para autorizar este tipo de exámenes en el país, que son claves para la detección temprana.
Frente a esto, Carolina Wiesner Ceballos, directora del Instituto Nacional de Cancerología, explicaba hace algunos meses que “Colombia tiene suficiente oferta de servicios oncológicos. Lo que pasa es que hay que tener el sistema organizado para que el diagnóstico, en cualquier lugar, sea rápido y se remita al centro de tratamiento, que siempre va a estar en las grandes ciudades. Tenemos problemas de fragmentación, de falta de oportunidad, porque los edificios no están organizados. Depende mucho de los contratos que tengan las aseguradoras”.
¿Cuáles son las recomendaciones?
“Lamentablemente, en Colombia, en particular en las zonas rurales, hay una cultura machista o de desconocimiento, que lleva a que no nos acerquemos a un chequeo, lo cual es crucial para evitar llegar a casos en estados muy avanzados o metastásicos. Esto afecta sobre todo a las poblaciones deprimidas y con factores de vulnerabilidad como San Andrés, que tiene la mayor incidencia de esta enfermedad por su composición genética vinculada con poblaciones africanas”, explica Patiño, miembro del Instituto de Cancerología Colombiano, que aboga por una mejor educación en la población.
Así, una de las principales recomendaciones es realizarse testeos constantes después de los 45 años, y aún más temprano, especialmente si se tienen factores de riesgo. Por su parte, una atención a los síntomas de alerta de esta enfermedad puede ayudar también a llegar a tiempo a un tratamiento adecuado.
Además de esto, este cáncer hace un llamado para mejorar la disponibilidad de personal especializado e infraestructura para apoyar el diagnóstico, la cirugía y la radioterapia para tratar el cáncer de próstata localizado, y la radioterapia y la terapia hormonal para la enfermedad metastásica.
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“El cáncer de próstata es también un indicador de una necesidad más amplia de adaptar la asistencia sanitaria futura para hacer frente al aumento de varias enfermedades, a medida que aumenta en todo el mundo el número de hombres que llegan a la mediana y la vejez”, concluyen los autores del estudio de The Lancet.
Por su parte, Patiño, concluye que “el hecho de uno tenga este cáncer no significa que se vaya a morir, pues hay una alta tasas de supervivencia en los primeros diez años. Aun así, en un sistema de salud como el nuestro, en el que se invierten 200 dólares por personas, lo que hacemos para tratar a la gente es realmente magia. Hay que mejorar otros determinantes de salud como la calidad del agua y otros factores preventivos para evitar futuros aumentos de casos”.
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