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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) acba de revelar una cifra inquietante: más de 600.000 indígenas se contagiaron de COVID-19 en las Américas y cerca de 15.000 murieron desde el comienzo de la pandemia. (Lea Variante Delta: esto es lo que debe saber sobre sus síntomas y cómo prevenirla)
“La pandemia ha exacerbado las desigualdades en nuestra región. Y esto es especialmente cierto para nuestros pueblos indígenas”, dijo la directora de la entidad, Carissa Etienne.
Para ser más precisos, entre enero de 2020 y julio de 2021, la OPS fue notificada de 617.326 infecciones y 14.646 muertes por COVID-19 en indígenas en 18 países americanos.
Estados Unidos, con 259.884 contagios y 4.860 fallecimientos de indígenas, es la nación más afectada por la pandemia.
Por número de casos, los principales que le siguen son Chile (65.884), Perú (64.923), Colombia (63.250), Brasil (51.334), Canadá (32.597), México (21.046), Guatemala (18.924) y Bolivia (18.700).
Después de Estados Unidos, con mayor número de muertes indígenas aparecen México (3.253), Colombia (1.813) y Chile (1.170).
“Debemos asegurarnos de que nuestras respuestas y nuestras campañas de vacunación no amplíen las inequidades”, añadió en rueda de prensa.
Así mismo, invitó a los países de la región a sumar más esfuerzos para ayudar a las comunidades indígenas a prevenir y tratar el COVID-19. Eso comienza, aseguró, con la recopilación de datos mucho más extensos y confiables.
“Si bien cada grupo es único, no importa dónde se mire, nuestras comunidades indígenas son más vulnerables a las infecciones por Covid”, dijo Etienne.
Para los 62 millones de indígenas que viven en las Américas, el riesgo de contraer COVID-19 y morir por complicaciones derivadas de la enfermedad es alto, según la OPS.
Sociedades comunales donde es difícil el distanciamiento físico, pobreza, barreras de idioma y falta de redes sociales y financieras de apoyo hacen a las comunidades indígenas “más vulnerables” a los contagios y más propensas a no acceder a los servicios de salud, según la OPS.
“Es probable que haya muchos más infectados, pero es posible que no lo sepamos porque han tenido dificultades para recibir la atención contra la COVID-19 que merecen”, dijo Etienne.
Por eso, enfatizó, los países deben involucrar a las poblaciones indígenas en la respuesta al COVID-19, diseñar políticas en consonancia con sus costumbres y garantizar que los trabajadores de servicios de salud conozcan las lenguas de los nativos y respeten la medicina ancestral que todavía practican.
Etienne aplaudió que 17 países de las Américas hayan incluido a los indígenas como grupo prioritario de vacunación antiCOVID.
“Más de 134.000 indígenas están completamente vacunados en Guatemala y más de 312.000 completaron sus esquemas de inmunización en Brasil”, informó, urgiendo a los gobiernos a tener mejores estadísticas sobre la población originaria.
“Muy pocos países recopilan datos sobre el impacto de la pandemia en todos los grupos étnicos, lo que deja a los ministerios de salud ciegos a las tendencias importantes y valiosas sobre cómo el virus está afectando a nuestras comunidades indígenas”, dijo, elogiando los “datos sólidos” de Brasil y Colombia.