¿Cómo sobrevivir por 120 años en el sistema de salud colombiano?

Si todo sale como está planeado, es posible que en pocos días el Gobierno radique en el Congreso un proyecto de ley para intentar, nuevamente, una reforma a la salud. Después del fracaso que tuvo el semestre pasado, en esta ocasión jugará, de la mano del Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, una nueva partida. Pero lo hará con más cartas sobre la mesa: ya hay un proyecto radicado por la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, otro por el Centro Democrático; uno más de Cambio Radical y en camino viene una propuesta liderada por exministros y exviceminitros de Salud.

Si todo sale como está planeado, es posible que en pocos días el Gobierno radique en el Congreso un proyecto de ley para intentar, nuevamente, una reforma a la salud. Después del fracaso que tuvo el semestre pasado, en esta ocasión jugará, de la mano del Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, una nueva partida. Pero lo hará con más cartas sobre la mesa: ya hay un proyecto radicado por la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, otro por el Centro Democrático; uno más de Cambio Radical y en camino viene una propuesta liderada por exministros y exviceminitros de Salud.

Luis Eduardo Cavelier, médico urólogo y gerente de la Clínica de Marly, prefiere ser prudente a la hora de hablar de elegir alguno de esos proyectos. Dice, en esta entrevista, que todos tienen cosas buenas y puntos que no le gustan mucho, pero a diferencia de buena parte del sector hospitalario, no cree que sea buena idea reformar el sistema de salud. A sus ojos, es mejor hacer ajustes graduales que dar un giro de 180 grados.

Para Cavelier, que heredó la gerencia de la Clínica de su padre y este de su abuelo, ese escenario y lo que pueda pasar con EPS como Compensar, Sanitas y Sura, ha creado, dice, cierta “incertidumbre” que los ha llevado a analizar con más cuidado cada paso que dan en el sector. Se trata de un escenario en el que, justo esta semana, celebrarán 120 años de haberse fundado en lo que hoy es Chapinero, en Bogotá.

No debe ser nada fácil sobrevivir en el sistema de salud colombiano por más de un siglo, con tantos cambios. ¿Qué puede haber sido lo más retador en estos 120 años?

Leyendo un poco sobre la historia de la clínica, lo que uno encuentra retador, sin duda, fue las épocas de las guerras mundiales. También ha habido historias complejas en la clínica. La fundación fue en 1903-1904 y en 1928 se constituyó formalmente lo que es la Clínica de Marly S.A., pero fue producto de una serie de crisis, resultantes de esas situaciones de conflictos mundiales. Ahora, personalmente, lo más complejo, lo más difícil, ha sido la pandemia. Fue un reto inmenso, inmenso, superenriquecedor en todo sentido, como médico y como administrador.  Mantener en pie la institución, en funcionamiento, cuidando a la gente, fue muy retador. Pero, afortunadamente, no tuvimos ningún fallecido dentro de los más de dos mil colaboradores que tenemos. Y también es muy retador este momento, por la gran incertidumbre que hay en el sector. Ha sido muy difícil entender cómo deben ser los movimientos, entender cuál es el norte, qué pasos dar. Nosotros tenemos un proyecto de expansión grande en Chía, pero, por la incertidumbre, o tuvimos que parar un tiempo.

A la par de esos momentos difíciles, la clínica ha estado en varias transformaciones al sistema de salud.  ¿Cómo la ha sorteado?

Sin duda. La Clínica tiene una historia muy interesante: en los años 1905, 1910, ya implementaba algo similar a la medicina prepagada. Tenía unos programas de salud donde las personas pagaban, o mensual, o semestral, o cada año, y recibían consulta,  tratamientos, visitas del médico a domicilio, etcétera. A lo largo de los años, la clínica ha venido evolucionando, innovando muchísimo, ha sido muy innovadora en todo sentido, desde el punto de vista de su estructura funcional, como desde el punto de vista del equipamiento y de la tecnología. La ley 100, sin duda, fue un punto de quiebre importante en la salud y la clínica se fue ajustando, digámoslo así, con lo que siempre nos ha caracterizado: mucha prudencia y cautela en esos cambios. Empezamos a crear una serie de proyectos que hoy en día terminan siendo importantísimos en la vida de la clínica. También implementamos programas de enorme sensibilidad para Colombia como el trasplante de médula ósea. Entre mi abuelo, mi papá y yo, hemos gerenciado más de 70 años la clínica, y hemos logrado proteger esos programas y superar momentos difíciles, como cuando una EPS se tardaba mucho en los pagos de sus pacientes.

En medio de un sistema siempre en apuros financieros, ¿qué tan saludables están las finanzas de la Clínica?

La clínica tiene unas finanzas sólidas, saludables. Y eso se debe, básicamente, por la cultura de ahorro que ha tenido históricamente. Ha sido muy fuerte. Es una institución privada, pero los accionistas siempre, generosamente, reinvierten el gran porcentaje de las utilidades en la clínica, en tecnología y en bienestar para todo el mundo, para los pacientes. Un pequeño porcentaje, que no es mayor al 10%, se reparte a los accionistas. Esa cultura hizo que en la pandemia nunca tuvimos ninguna premura económica. Estuvimos tranquilos. Entonces, a la clínica la ha caracterizado la prudencia, el cuidado de sus inversiones y, sin duda, su política de ahorro e inversiones tremendamente conservadoras.

¿Cómo es hoy su relación con las EPS?

Es una relación muy buena. Realmente, siempre ha sido muy cordial, muy buena y así se mantiene a pesar de las dificultades y las diferencias que tenemos. Yo entiendo perfectamente la situación de ellos; y la comparto, en buena parte. Espero que ellos también compartan la nuestra. La cordialidad es fundamental para seguir adelante, porque como tenemos una gran incertidumbre y no sabemos que va a pasar mañana, pues tenemos que ir de la mano todos, a final de cuentas.

Dice que llegan a estos 120 años en un momento de incertidumbre. ¿Qué, específicamente, es lo que a usted le genera más incertidumbre?

La dificultad para seguir creciendo de manera significativa. Nosotros tenemos proyectos médicos muy puntuales; por ejemplo, en la clínica de Chía estamos próximos a iniciar un programa o una construcción de 1000 metros para rehabilitación cardiaca y pulmonar.

Soy un firme convencido de que rezagarse en renovación tecnológica es el peor error que uno como médico y como gerente uno se pueda plantear porque, después, ponerse al día, es muy complejo.

¿Cree que, en este momento, sí se requiere una reforma al sistema?

No; definitivamente no se requiere una reforma. Se requieren ajustes. Todos estamos de acuerdo en que requiere ajustes. Yo, desde el colegio, tengo la particularidad de viajar por todo el país. Yo arranco en carro con mi hijo, que es médico también, por todas las carreteras posibles y en las zonas rurales uno ve unas deficiencias enormes en salud que hay que corregir. Es fundamental corregir temas de salud en regiones apartadas. También hay que ajustar la UPC; trabajar en el tema de siniestralidad de las EPS y gasto médico. Otro punto en el que se debe trabajar son los presupuestos máximos. Entonces, yo hubiera arrancado haciendo ajustes, que toman tiempo, pero pueden ayudar a pulir un sistema de salud bastante bueno. Más allá de las deficiencias a nivel rural, es un buen sistema.

En esas regiones apartadas suelen prevalecer los hospitales públicos. ¿Cómo se puede acercar el sector privado?

El sector privado está más en ciudades intermedias, ciudades un poco más pequeñas, pero también atiende al sector público. Al final, contrata con el sector público. muchas IPS públicas son gestionadas por el sector privado. En la medida que hubiese más estabilidad y unas reglas de juego mucho más claras, sería absolutamente atractivo y apasionante como médico ir a manejar un hospital periférico donde uno pudiera atender bien a la gente, sin pretender ser un hospital de cuarto nivel de complejidad.

Hoy estamos en un escenario particular: las EPS con más usuarios están intervenidas, como Sanitas, o a un paso de salir del sistema, como Compensar o Sura EPS. ¿Cómo incide esa situación en la clínica?

Eso genera mucha incertidumbre y temor. El principal temor es que alguna de estas EPS sea liquidada. Ya sucedió en el pasado. Una EPS nos quedó debiendo más de $4 mil millones y esa suma fue toda a la caneca. Los prestadores siempre estamos de últimos en esas deudas. Nunca nos pagan cuando eso sucede porque esas EPS no tienen patrimonio para responder. Afortunadamente, manejamos el presupuesto con cuidado.

¿Pero nadie les responde a los hospitales por ese dinero que les adeuda las EPS liquidadas?

No, nadie.

Y estrategias como la del Acuerdo de Punto Final, que hicieron en el gobierno de Iván Duque con las EPS que se mantenían en el sistema, ¿han servido?

El Acuerdo de Punto Final con el expresidente Duque, pues como que nunca llegó al final. Arrancó bien en el sentido de que buscar organizar esas cuentas que siempre han sido disímiles. Siempre ha habido una gran dificultad para llegar a un acuerdo entre esas deudas. Y eso es lo que hace es que, a final de cuentas, esas carteras se engorden mucho porque revisar glosas, validar autorizaciones y todos esos procesos toman mucho tiempo. Y, mientras tanto, pues se continúa facturando.

Hoy, en este momento, en el Congreso, hay tres reformas que buscan transformar el sistema de salud y vienen otras dos en camino, una del Gobierno. ¿Hay alguna que le guste?

Todas tienen cosas buenas y otras, tal vez, no son las más apropiadas. En ocasiones no hay un consenso de lo básico de lo más importante. Yo creo que cambiar todo, de un momento para otro, no es nada fácil; es complejo. Si yo quisiera cambiar la estructura de la  clínica de un momento a otro, su funcionamiento y su filosofía, genero un traumatismo difícil y largo. Ahora, imagínese lo que significa cambiar el sistema de salud de un país. convenios estén bien.

¿Cómo se celebran 120 años?

En este sistema de salud, 120 años se celebran con mucha alegría y mucha gratitud con quienes nos han precedido. Esto es un homenaje para los gestores de la institución y para quienes ya están en el cielo. A lo largo de tantos años, cada uno ha puesto su granito de arena.

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