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Si vive en Estados Unidos y busca en Google “depresión clínica” o simplemente “depresión”, un panel aparecerá en la pantalla y le hará una oferta: “Comprueba si estás deprimido científicamente”. Darle click lo llevará a un test clínico hecho por el buscador más utilizado de América y la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales de EE. UU. (NAMI- por sus siglas en ingles) para ayudar a las personas posiblemente afectadas por este trastorno. (Lea: Fármacos para tratar la esquizofrenia pueden causar daños cognitivos)
El cuestionario “sensible y privado” es PHQ-9, una prueba utilizada regularmente por médicos para medir el estado de salud mental de sus pacientes. En ella, la gente debe marcar la frecuencia con que los afectan los problemas para dormir o los pensamientos autodestructivos.
Sin embargo, señaló NAMI desde el blog de Google, PHQ-9 no está diseñada para ser el único insumo a la hora de construir un diagnóstico, sino para ofrecerle a los pacientes una información médica confliable. No obstante, la evidencia científica que hay sobre las pruebas generalizas para la depresión no han dado buenos resultados.
Para el director del Grupo de Investigación de Salud Mental y Adicciones (MHARG) de la Universidad de York (Reino Unido), Simon Gilbody, los test “controlados aleatorios han demostrado que la detección de la depresión no mejora los resultados para los pacientes". Ese fue el argumento que el académico le dio a la revista internacional de divulgación científica, New Scientist, en contra de la iniciativa de Google.
Porque estar mejor diagnosticado no sirve si los recursos escasean y los tratamientos son de baja calidad y la atención insuficiente. Más aún en Estados Unidos, donde se estima que una de cada cinco personas experimentará la depresión alguna vez en su vida pero solo serán diagnosticados y recibirán algún tratamiento 7 años después, cuando los síntomas hayan desaparecido.