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                                                                                                                                COVID-19: ¿está asfixiando aún más los recursos del sistema de salud?

                                                                                                                                A pesar de algunas inyecciones, como el pago por disponibilidad de camas UCI, clínicas y hospitales reportan sobrecostos de hasta el 163 % en elementos de protección y del 90% en algunos medicamentos. Una breve guía para entender de dónde salen los recursos y cómo se mueven.

                                                                                                                                María Mónica Monsalve

                                                                                                                                Periodista Vivir
                                                                                                                                El 72,5 % de los gastos lo cargaron las clínicas y los hospitales, 9,2 % fueron donaciones, 9,2 % el Gobierno y 1,7 % vino de otras fuentes.
                                                                                                                                Foto: Archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Pero ahora que estamos en un momento valle de la pandemia, surgen las mismas preguntas que uno se haría con los gastos que se tienen en el hogar. ¿Fueron suficientes los recursos? ¿A dónde se fue específicamente cada peso y de dónde vino? ¿Hubo sobrecostos en el proceso? En Colombia, encontrar las respuestas a estas dudas no es tan fácil y, por supuesto, depende de a quién se le pregunte.

                                                                                                                                Un médico anestesiólogo que trabaja en una clínica de Bogotá -pero que prefiere no dar su nombre- arroja unas cifras que conoce. En enero de 2020 se hicieron en su servicio 1.360 procedimientos, con un sobrecosto de solo 1,5 % frente al promedio histórico. Pero si se mira lo que pasó en diciembre de 2020, ya con la pandemia disparada abordo, los procedimientos bajaron a solo 600, con un sobrecosto del 42 %. “Si se dividen estos datos en cuánto fue el sobrecosto por cada procedimiento, puede llegar a ser de hasta el 105 % para los peores meses”, comenta.

                                                                                                                                Su experiencia es respaldada con lo que narra el doctor Juan Carlos Giraldo, director general de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), quien asegura que al problema crónico de flujo de recursos con el que ya venían las clínicas y los hospitales del país se sumó la pandemia, incrementando los gastos, pero bajando la facturación. Antes de la pandemia, por ejemplo, la ACHC había calculado que se les debía hasta $11,2 billones para diciembre de 2019. De hecho, una de las banderas del Gobierno en cuanto a temas de salud -antes de la pandemia- era la Ley de Punto Final que, en palabras sencillas, buscaba saldar las enredadas deudas históricas que existen en el sector salud.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                ¿Pero quién asumió ese costo? Según los mismos datos, el 72,5 % lo cargaron las clínicas y los hospitales, 9,2 % fueron donaciones, 9,2 % el Gobierno y 1,7 % vino de otras fuentes. (Puede leer: OMS pide no politizar la búsqueda científica de los orígenes del coronavirus)

                                                                                                                                Pero los gastos disparados no pararon ahí. En medio de la pandemia explotó una crisis anunciada: la de escasez de medicamentos para tratar a pacientes COVID-19. Las lógicas del mercado funcionaron como se esperaba: si hay poco de un recurso se ofrece a mayor precio. A través de una encuesta que hicieron a 71 clínicas y hospitales, la ACHC calculó que el precio de medicamentos como el fentanil, el midazolam y el propofol aumentó en un 95, 81 y 74 % respectivamente.

                                                                                                                                “Todo esto sucedió mientras las clínicas y los hospitales tuvieron que adecuarse, lo que también implicó disminuir la prestación de servicios no relacionados con coronavirus”, comenta Giraldo. En otras palabras, les dejó de entrar plata por servicios que, o les pagaban los pacientes o que no podían ofrecer por la pandemia, “llegando a ver una caída de las facturaciones en un promedio del 34 %”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Aunque el Gobierno no ignoró el tema y lo intentó solventar con medidas como el pago por cama UCI o intermedia disponible -sobre lo que se hablará más adelante-, Giraldo insiste en que no fue suficiente. “No todo ha sido malo. Se ha hecho un esfuerzo, como un alivio de casi $250 mil millones por deudas que entró a hospitales públicos, y eso ha ayudado. Pero las necesidades del día se renuevan y esto terminó siendo insuficiente”.

                                                                                                                                En otras palabras, si se les pregunta a clínicas y hospitales sobre cómo los afectó la pandemia financieramente, la respuesta sencilla es que los recursos se quedaron cortos frente al sobrecosto de servicios, incluso desde 2020.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En lo que sí están de acuerdo tanto hospitales como EPS es que la UPC, que es el monto que les da el Gobierno a cada EPS por afiliado y cuyos recursos son en realidad el grueso con el que se financian la gran mayoría de los servicios de salud, se quedó corto.

                                                                                                                                ¿De dónde está saliendo la plata?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Entender las cuentas del sistema de salud es una tarea compleja. Se suele hablar de la plata del sector salud en un lenguaje casi propio: de cartera, de glosas, de lo que se cobra a UPC y otros términos que confunden. Este será un intento por hacerlo lo más simple posible.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El coronavirus, por ser una enfermedad respiratoria, se financia con el UPC (recordemos, la plata que el Gobierno les da a las EPS por cada afiliado). El encargado de desembolsar este dinero, así como el de cualquier otro tratamiento o medicamento que se financie a través de la UPC, es la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, más conocida como Adres. Bajo esa lógica, lo que ha gastado Colombia en UCI por COVID-19, medicamentos, anestésicos, etc., está dentro de los giros que la Adres le hace mensual y semanalmente a las EPS, dependiendo si son del régimen contributivo o subsidiado.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lo nuevo que ha traído la pandemia es que la Adres ha sido la encargada de ejecutar nuevos recursos, que vienen del Fome y que buscan financiar mecanismos de emergencia necesarios para enfrentar la pandemia. Se trata de un punto importante, porque también da luces de cuánto le ha costado a Colombia el COVID-19.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El primer mecanismo es el pago por disponibilidad de camas UCI o intermedias. Se trató de un alivio dirigido a clínicas y hospitales para que pudieran mantener las camas abiertas, incluso en períodos valle, y poder pagarles a sus empleados. Así se garantizaban dos cosas: una mayor inyección de recursos y estar preparados, con las camas listas, para los picos. La Adres, a través de Rojas, explica que por este mecanismo se giraron $463.490 millones y se beneficiaron 388 clínicas y hospitales.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Aunque se trata de una medida que destaca Giraldo, de la ACHC, también dice que el tiempo en el que se ejecutó fue muy corto, ya que el Gobierno solo la implementó durante siete meses. “En camas UCI hubo una expansión impresionante: de 5.300 a 13.300. Este pago de disponibilidad fue lo que permitió mantener esta infraestructura incluso en momentos valle, así que desde la ACHC le estamos pidiendo al Gobierno que vuelva a implementar este mecanismo. Es cierto que, tras el tercer pico, la ocupación de UCI está entre el 40 y 50 %, pero el número de camas también se redujo ya a 12.200. Y se seguirán cerrando. ¿Qué pasará cuando llegue otro pico?”.

                                                                                                                                El segundo mecanismo, y quizás el más conocido, es la bonificación al talento humano en salud, que la Adres giró directamente a cada persona. En este punto se dieron $402.982 millones, que beneficiaron a 265.977 personas. Además, como se volvió a abrir una especie de nueva ventana para que los que no alcanzaron a postularse lo hagan, Rojas calcula que se girarán unos $100.000 millones más.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Un mecanismo de emergencia COVID-19 menos popular es el que se llama compensación RS. Básicamente este dinero, que equivale a siete días de salario mínimo por familia, fue entregado a personas del régimen subsidiado que se contagiaron de COVID-19. Su objetivo era que tuvieran un recurso para el “día a día” y no se vieran forzados a ir a trabajar y correr el riesgo de contagiar a otras personas. El dinero se entregó a 192.780 familias y sumó $40.220 millones. (Podría leer: Precios de las vacunas: el debate abierto por la transparencia de contratos)

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Canastas COVID-19: un recurso aún en el papel

                                                                                                                                En medio de la emergencia de salud y los gastos que implica parece existir un debate central: si la plata de la UPC alcanza o no para cubrir todos los gastos de más que implicó tratar a las personas que llegaron al hospital por COVID-19. En caso de que no, el Gobierno, en el papel, tiene una solución: se trata de la canasta COVID-19 o una suma de dinero que daría el Gobierno para pagar los servicios relacionados al COVID-19 directamente (y que estos no vengan de la UPC).

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las EPS dicen que sí, que ya se necesita que la canasta COVID-19 salga del papel a la acción. Los de la ACHC, también. La diferencia es que los últimos están pidiendo al Gobierno que las canastas lleguen directamente a clínicas y hospitales directamente, sin pasar por las EPS, para aliviar una falta de flujo de recursos que parece estar asfixiándolos. El Gobierno aún no ha hecho un anuncio oficial sobre si las canastas COVID-19 finalmente se implementarán, pero hay, desde el sector salud, alta expectativa de que lo haga en las próximas semanas.

                                                                                                                                El 72,5 % de los gastos lo cargaron las clínicas y los hospitales, 9,2 % fueron donaciones, 9,2 % el Gobierno y 1,7 % vino de otras fuentes.
                                                                                                                                Foto: Archivo
                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Pero ahora que estamos en un momento valle de la pandemia, surgen las mismas preguntas que uno se haría con los gastos que se tienen en el hogar. ¿Fueron suficientes los recursos? ¿A dónde se fue específicamente cada peso y de dónde vino? ¿Hubo sobrecostos en el proceso? En Colombia, encontrar las respuestas a estas dudas no es tan fácil y, por supuesto, depende de a quién se le pregunte.

                                                                                                                                Un médico anestesiólogo que trabaja en una clínica de Bogotá -pero que prefiere no dar su nombre- arroja unas cifras que conoce. En enero de 2020 se hicieron en su servicio 1.360 procedimientos, con un sobrecosto de solo 1,5 % frente al promedio histórico. Pero si se mira lo que pasó en diciembre de 2020, ya con la pandemia disparada abordo, los procedimientos bajaron a solo 600, con un sobrecosto del 42 %. “Si se dividen estos datos en cuánto fue el sobrecosto por cada procedimiento, puede llegar a ser de hasta el 105 % para los peores meses”, comenta.

                                                                                                                                Su experiencia es respaldada con lo que narra el doctor Juan Carlos Giraldo, director general de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), quien asegura que al problema crónico de flujo de recursos con el que ya venían las clínicas y los hospitales del país se sumó la pandemia, incrementando los gastos, pero bajando la facturación. Antes de la pandemia, por ejemplo, la ACHC había calculado que se les debía hasta $11,2 billones para diciembre de 2019. De hecho, una de las banderas del Gobierno en cuanto a temas de salud -antes de la pandemia- era la Ley de Punto Final que, en palabras sencillas, buscaba saldar las enredadas deudas históricas que existen en el sector salud.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                ¿Pero quién asumió ese costo? Según los mismos datos, el 72,5 % lo cargaron las clínicas y los hospitales, 9,2 % fueron donaciones, 9,2 % el Gobierno y 1,7 % vino de otras fuentes. (Puede leer: OMS pide no politizar la búsqueda científica de los orígenes del coronavirus)

                                                                                                                                Pero los gastos disparados no pararon ahí. En medio de la pandemia explotó una crisis anunciada: la de escasez de medicamentos para tratar a pacientes COVID-19. Las lógicas del mercado funcionaron como se esperaba: si hay poco de un recurso se ofrece a mayor precio. A través de una encuesta que hicieron a 71 clínicas y hospitales, la ACHC calculó que el precio de medicamentos como el fentanil, el midazolam y el propofol aumentó en un 95, 81 y 74 % respectivamente.

                                                                                                                                “Todo esto sucedió mientras las clínicas y los hospitales tuvieron que adecuarse, lo que también implicó disminuir la prestación de servicios no relacionados con coronavirus”, comenta Giraldo. En otras palabras, les dejó de entrar plata por servicios que, o les pagaban los pacientes o que no podían ofrecer por la pandemia, “llegando a ver una caída de las facturaciones en un promedio del 34 %”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Aunque el Gobierno no ignoró el tema y lo intentó solventar con medidas como el pago por cama UCI o intermedia disponible -sobre lo que se hablará más adelante-, Giraldo insiste en que no fue suficiente. “No todo ha sido malo. Se ha hecho un esfuerzo, como un alivio de casi $250 mil millones por deudas que entró a hospitales públicos, y eso ha ayudado. Pero las necesidades del día se renuevan y esto terminó siendo insuficiente”.

                                                                                                                                En otras palabras, si se les pregunta a clínicas y hospitales sobre cómo los afectó la pandemia financieramente, la respuesta sencilla es que los recursos se quedaron cortos frente al sobrecosto de servicios, incluso desde 2020.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                En lo que sí están de acuerdo tanto hospitales como EPS es que la UPC, que es el monto que les da el Gobierno a cada EPS por afiliado y cuyos recursos son en realidad el grueso con el que se financian la gran mayoría de los servicios de salud, se quedó corto.

                                                                                                                                ¿De dónde está saliendo la plata?

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Entender las cuentas del sistema de salud es una tarea compleja. Se suele hablar de la plata del sector salud en un lenguaje casi propio: de cartera, de glosas, de lo que se cobra a UPC y otros términos que confunden. Este será un intento por hacerlo lo más simple posible.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El coronavirus, por ser una enfermedad respiratoria, se financia con el UPC (recordemos, la plata que el Gobierno les da a las EPS por cada afiliado). El encargado de desembolsar este dinero, así como el de cualquier otro tratamiento o medicamento que se financie a través de la UPC, es la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, más conocida como Adres. Bajo esa lógica, lo que ha gastado Colombia en UCI por COVID-19, medicamentos, anestésicos, etc., está dentro de los giros que la Adres le hace mensual y semanalmente a las EPS, dependiendo si son del régimen contributivo o subsidiado.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Lo nuevo que ha traído la pandemia es que la Adres ha sido la encargada de ejecutar nuevos recursos, que vienen del Fome y que buscan financiar mecanismos de emergencia necesarios para enfrentar la pandemia. Se trata de un punto importante, porque también da luces de cuánto le ha costado a Colombia el COVID-19.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                El segundo mecanismo, y quizás el más conocido, es la bonificación al talento humano en salud, que la Adres giró directamente a cada persona. En este punto se dieron $402.982 millones, que beneficiaron a 265.977 personas. Además, como se volvió a abrir una especie de nueva ventana para que los que no alcanzaron a postularse lo hagan, Rojas calcula que se girarán unos $100.000 millones más.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Un mecanismo de emergencia COVID-19 menos popular es el que se llama compensación RS. Básicamente este dinero, que equivale a siete días de salario mínimo por familia, fue entregado a personas del régimen subsidiado que se contagiaron de COVID-19. Su objetivo era que tuvieran un recurso para el “día a día” y no se vieran forzados a ir a trabajar y correr el riesgo de contagiar a otras personas. El dinero se entregó a 192.780 familias y sumó $40.220 millones. (Podría leer: Precios de las vacunas: el debate abierto por la transparencia de contratos)

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                El cuarto gasto de emergencia que manejó la Adres fueron las pruebas COVID-19, y hay que tener claro que solo incluyó las que se hacían a través de las EPS. Se trató de un monto $931.490 millones para 5’395.663 pruebas realizadas. Finalmente, el quinto elemento es el activo por emergencia que buscaba que una persona que perdía su trabajo -y, por ende, dejaba de contribuir a la salud- no fuera desvinculado de la EPS. ¿Cómo? Básicamente el Gobierno, con recursos del Fome, asumía ese costo. Acá se gastaron $862.585 millones a través de 3’496.690 beneficios.

                                                                                                                                Canastas COVID-19: un recurso aún en el papel

                                                                                                                                En medio de la emergencia de salud y los gastos que implica parece existir un debate central: si la plata de la UPC alcanza o no para cubrir todos los gastos de más que implicó tratar a las personas que llegaron al hospital por COVID-19. En caso de que no, el Gobierno, en el papel, tiene una solución: se trata de la canasta COVID-19 o una suma de dinero que daría el Gobierno para pagar los servicios relacionados al COVID-19 directamente (y que estos no vengan de la UPC).

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                “En la UPC están estimados los gastos por enfermedades respiratorias. Pero lo que tiene que estudiar el Gobierno es si la frecuencia de esas enfermedades aumentó a tal punto que supera la capacidad de la UPC para sostener estos gastos”, explica Morales, de Acemi.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Las EPS dicen que sí, que ya se necesita que la canasta COVID-19 salga del papel a la acción. Los de la ACHC, también. La diferencia es que los últimos están pidiendo al Gobierno que las canastas lleguen directamente a clínicas y hospitales directamente, sin pasar por las EPS, para aliviar una falta de flujo de recursos que parece estar asfixiándolos. El Gobierno aún no ha hecho un anuncio oficial sobre si las canastas COVID-19 finalmente se implementarán, pero hay, desde el sector salud, alta expectativa de que lo haga en las próximas semanas.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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