Covid-19, no le digamos pandemia sino sindemia
La forma en que la enfermedad interactúa con otras enfermedades no transmisibles está llevando a algunos expertos a repensar las estrategias hacerle frente.
Después de nueve meses de difíciles decisiones para enfrentar la expansión del coronavirus SARS-CoV-2, y cuando el mundo se acerca al millón de muertes por COVID-19, diversas voces en el campo de la medicina comienzan a llamar la atención sobre la necesidad de replantear estrategias y conceptos.
En un editorial de la revista The Lancet, su editor jefe Richard Horton, afirma que hasta ahora “hemos visto la causa de esta crisis como una enfermedad infecciosa. Todas nuestras intervenciones se han centrado en cortar las líneas de transmisión viral, controlando así la propagación del patógeno”. Pero, advierte Horton, “lo que hemos aprendido hasta ahora nos dice que la historia de COVID-19 no es tan simple”.
Para Horton y a otras voces del campo médico es hora de dejar atrás el concepto de “pandemia” para reemplazarlo por el de “sindemia”. Los datos están demostrando que en muchos lugares del mundo las vidas que se han perdido corresponden en gran medida a una interacción entre el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y una serie de enfermedades no transmisibles (ENT) en medio de contextos de disparidad social y económica que exacerban los efectos adversos de cada enfermedad.
“COVID-19 no es una pandemia. Es una sindemia. La naturaleza sindémica de la amenaza que enfrentamos significa que se necesita un enfoque más matizado si queremos proteger la salud de nuestras comunidades”, escribió Horton.
Como él mismo lo explica, la noción de sindemia fue concebida por primera vez por Merrill Singer, un antropólogo médico estadounidense, en la década de 1990 junto con Emily Mendenhall y sus colegas: “un enfoque sindémico revela interacciones biológicas y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de salud… en el caso de COVID-19, atacar las ENT (hipertensión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares,respiratorias crónicas, cáncer) será un requisito previo para una contención exitosa”.
Esta semana, por ejemplo, el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz Gómez, durante el Foro Diabetes y Obesidad: la clave es el control, resaltó que las personas fallecidas hasta este momento por el coronavirus en el país, 4.599 tenían un diagnóstico de diabetes, es decir, un 23% del total de muertes tenían esta enfermedad.
Horton argumenta que la consecuencia más importante de ver a COVID-19 como una sindemia es subrayar sus orígenes sociales: “no importa cuán efectivo sea un tratamiento o una vacuna protectora, la búsqueda de una solución puramente biomédica para COVID-19 fracasará. A menos que los gobiernos diseñen políticas y programas para revertir las profundas disparidades, nuestras sociedades nunca estarán verdaderamente seguras contra el COVID-19”.
Justamente en enero de 2019, la misma revista publicó un informe titulado “La Sindemia Global de Obesidad, Desnutrición y Cambio Climático” en el que señalaba como estas tres circunstancias estaban comenzando a interactuar aumentando su amenaza de daño sobre la sociedad global. “El cambio climático aumentará la desnutrición a través de una mayor inseguridad alimentaria debido a fenómenos meteorológicos extremos, sequías y cambios en la agricultura. El fenómeno también puede afectar los precios de los productos alimenticios básicos, especialmente las frutas y hortalizas, lo que aumentaría el consumo de alimentos procesados”, advertían entonces.
RESUMEN: ¿QUÉ ES UNA SINDEMIA?
Una sindemia es la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad. El término, creado con la unión de las palabras sinergia y epidemia, fue acuñado en la década de 1990. Las sindemias, por lo general, se desarrollan bajo inequidad en sistemas de salud, pobreza, el estrés o la violencia estructural.
Después de nueve meses de difíciles decisiones para enfrentar la expansión del coronavirus SARS-CoV-2, y cuando el mundo se acerca al millón de muertes por COVID-19, diversas voces en el campo de la medicina comienzan a llamar la atención sobre la necesidad de replantear estrategias y conceptos.
En un editorial de la revista The Lancet, su editor jefe Richard Horton, afirma que hasta ahora “hemos visto la causa de esta crisis como una enfermedad infecciosa. Todas nuestras intervenciones se han centrado en cortar las líneas de transmisión viral, controlando así la propagación del patógeno”. Pero, advierte Horton, “lo que hemos aprendido hasta ahora nos dice que la historia de COVID-19 no es tan simple”.
Para Horton y a otras voces del campo médico es hora de dejar atrás el concepto de “pandemia” para reemplazarlo por el de “sindemia”. Los datos están demostrando que en muchos lugares del mundo las vidas que se han perdido corresponden en gran medida a una interacción entre el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) y una serie de enfermedades no transmisibles (ENT) en medio de contextos de disparidad social y económica que exacerban los efectos adversos de cada enfermedad.
“COVID-19 no es una pandemia. Es una sindemia. La naturaleza sindémica de la amenaza que enfrentamos significa que se necesita un enfoque más matizado si queremos proteger la salud de nuestras comunidades”, escribió Horton.
Como él mismo lo explica, la noción de sindemia fue concebida por primera vez por Merrill Singer, un antropólogo médico estadounidense, en la década de 1990 junto con Emily Mendenhall y sus colegas: “un enfoque sindémico revela interacciones biológicas y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de salud… en el caso de COVID-19, atacar las ENT (hipertensión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares,respiratorias crónicas, cáncer) será un requisito previo para una contención exitosa”.
Esta semana, por ejemplo, el ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz Gómez, durante el Foro Diabetes y Obesidad: la clave es el control, resaltó que las personas fallecidas hasta este momento por el coronavirus en el país, 4.599 tenían un diagnóstico de diabetes, es decir, un 23% del total de muertes tenían esta enfermedad.
Horton argumenta que la consecuencia más importante de ver a COVID-19 como una sindemia es subrayar sus orígenes sociales: “no importa cuán efectivo sea un tratamiento o una vacuna protectora, la búsqueda de una solución puramente biomédica para COVID-19 fracasará. A menos que los gobiernos diseñen políticas y programas para revertir las profundas disparidades, nuestras sociedades nunca estarán verdaderamente seguras contra el COVID-19”.
Justamente en enero de 2019, la misma revista publicó un informe titulado “La Sindemia Global de Obesidad, Desnutrición y Cambio Climático” en el que señalaba como estas tres circunstancias estaban comenzando a interactuar aumentando su amenaza de daño sobre la sociedad global. “El cambio climático aumentará la desnutrición a través de una mayor inseguridad alimentaria debido a fenómenos meteorológicos extremos, sequías y cambios en la agricultura. El fenómeno también puede afectar los precios de los productos alimenticios básicos, especialmente las frutas y hortalizas, lo que aumentaría el consumo de alimentos procesados”, advertían entonces.
RESUMEN: ¿QUÉ ES UNA SINDEMIA?
Una sindemia es la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad. El término, creado con la unión de las palabras sinergia y epidemia, fue acuñado en la década de 1990. Las sindemias, por lo general, se desarrollan bajo inequidad en sistemas de salud, pobreza, el estrés o la violencia estructural.