Crean un pacto para que los colombianos sufran menos infartos
Representantes del sector salud se reunieron en Rionegro (Antioquia) para firmar el Manifiesto Colombiano por la Prevención del Infarto. La meta es reducir la mortalidad por infartos en 25 % para el 2025.
Redacción salud
La cifra por sí sola es alarmante. En Colombia mueren cada día 80 personas por infarto al miocardio, un porcentaje que supera las muertes por todos los tipos de cáncer y, por mucho, las siete muertes diarias de motociclistas en las vías del país. Un problema que, según la consultora Deloitte, le cuesta al país $6,4 billones, de los cuales $3,84 los asume el sistema de salud.
Es por esto que representantes del Ministerio de Salud, la Sociedad Colombiana de Cardiología, la World Heart Federation y la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, entre otros, decidieron crear rutas para reducir el riesgo cardiovascular en el país. La Organización Mundial de la Salud ya había trazado una meta conocida como 25/25 para reducir en 25 % la mortalidad por infartos para el 2025.
Hablar de enfermedades cardíacas no es sencillo, pues involucra un coctel de factores de riesgo que podrían detonarlas. La hipertensión, la diabetes, la obesidad, el colesterol alto, mezcladas con el consumo de alcohol o el tabaquismo, así como la falta de actividad física, son, todos, aspectos que se entremezclan. Por esto, recordaron los asistentes, el reto es mayúsculo.
El manifiesto propone una serie de acciones prioritarias. Una de ellos, señaló Mauricio Santamaría, presidente de EConcept y exministro de Salud, es intervenir más arduamente en la prevención primaria y secundaria. Es decir, identificar los factores de riesgo en quienes aún no han presentado un problema cardíaco, pero seguir aún más de cerca a los que ya lo sufrieron.
“Es importante hacerle un seguimiento y monitoreo a esa población para lograr adherirlas a programas de prevención”, explicó Santamaría. La idea, por ejemplo, es crear un registro y sistema de información único que tenga la información de las personas con más factores de riesgo.
Otro de los puntos que propone el manifiesto es subsanar los problemas financieros que enfrenta el sistema de salud. “El Gobierno debe ser consciente de que debe encontrar recursos para el sistema que estén enfocados en estas enfermedades, mientras el paciente debe tener conductas acordes para un mejor estado de salud”, aclaró Santamaría.
Igualmente, el manifiesto propone reducir y simplificar las distintas guías que existen para tratar las enfermedades cardiovasculares, ya que “existen tantas que pueden llegar a confundir”, así como actualizar el currículo de lo que aprenden los médicos en las universidades para que advertir sobre los estilos de vida se convierta en un tema prioritario.
Lo que comemos y tomamos, así como el ejercicio que realizamos, son temas claves para reducir los paros cardíacos. El problema, como explicó el doctor Daniel José Piñeiro, miembro de la junta directiva de la World Heart Federation, es que con la alimentación la cosa está llena de matices.
En sus palabras, “con el tabaco ha sido más sencillo, porque hay un solo juicio: es malo. El problema con la alimentación es que la gente tiene que comer algo, y trabajar con dietas saludables es más complejo. Hay un lobby desde las industrias de bebidas azucaradas y grasas trans, y este es uno de los desafíos más grandes, aunque el manifiesto no lo toca”.
Aunque el manifiesto, como tal, no entra a decir cuáles son las acciones puntuales que se deberán llevar a cabo, se convierte en una primera piedra para combatir la que, se cree, es la primera causa de muerte prevenible en Colombia.
La cifra por sí sola es alarmante. En Colombia mueren cada día 80 personas por infarto al miocardio, un porcentaje que supera las muertes por todos los tipos de cáncer y, por mucho, las siete muertes diarias de motociclistas en las vías del país. Un problema que, según la consultora Deloitte, le cuesta al país $6,4 billones, de los cuales $3,84 los asume el sistema de salud.
Es por esto que representantes del Ministerio de Salud, la Sociedad Colombiana de Cardiología, la World Heart Federation y la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, entre otros, decidieron crear rutas para reducir el riesgo cardiovascular en el país. La Organización Mundial de la Salud ya había trazado una meta conocida como 25/25 para reducir en 25 % la mortalidad por infartos para el 2025.
Hablar de enfermedades cardíacas no es sencillo, pues involucra un coctel de factores de riesgo que podrían detonarlas. La hipertensión, la diabetes, la obesidad, el colesterol alto, mezcladas con el consumo de alcohol o el tabaquismo, así como la falta de actividad física, son, todos, aspectos que se entremezclan. Por esto, recordaron los asistentes, el reto es mayúsculo.
El manifiesto propone una serie de acciones prioritarias. Una de ellos, señaló Mauricio Santamaría, presidente de EConcept y exministro de Salud, es intervenir más arduamente en la prevención primaria y secundaria. Es decir, identificar los factores de riesgo en quienes aún no han presentado un problema cardíaco, pero seguir aún más de cerca a los que ya lo sufrieron.
“Es importante hacerle un seguimiento y monitoreo a esa población para lograr adherirlas a programas de prevención”, explicó Santamaría. La idea, por ejemplo, es crear un registro y sistema de información único que tenga la información de las personas con más factores de riesgo.
Otro de los puntos que propone el manifiesto es subsanar los problemas financieros que enfrenta el sistema de salud. “El Gobierno debe ser consciente de que debe encontrar recursos para el sistema que estén enfocados en estas enfermedades, mientras el paciente debe tener conductas acordes para un mejor estado de salud”, aclaró Santamaría.
Igualmente, el manifiesto propone reducir y simplificar las distintas guías que existen para tratar las enfermedades cardiovasculares, ya que “existen tantas que pueden llegar a confundir”, así como actualizar el currículo de lo que aprenden los médicos en las universidades para que advertir sobre los estilos de vida se convierta en un tema prioritario.
Lo que comemos y tomamos, así como el ejercicio que realizamos, son temas claves para reducir los paros cardíacos. El problema, como explicó el doctor Daniel José Piñeiro, miembro de la junta directiva de la World Heart Federation, es que con la alimentación la cosa está llena de matices.
En sus palabras, “con el tabaco ha sido más sencillo, porque hay un solo juicio: es malo. El problema con la alimentación es que la gente tiene que comer algo, y trabajar con dietas saludables es más complejo. Hay un lobby desde las industrias de bebidas azucaradas y grasas trans, y este es uno de los desafíos más grandes, aunque el manifiesto no lo toca”.
Aunque el manifiesto, como tal, no entra a decir cuáles son las acciones puntuales que se deberán llevar a cabo, se convierte en una primera piedra para combatir la que, se cree, es la primera causa de muerte prevenible en Colombia.