¿Deberían los periodistas revelar los “regalos” de las farmacéuticas?

Una propuesta para que los redactores hagan públicas las invitaciones que suele hacer la industria, despertó un debate en el Ministerio de Salud. Aunque no todos están de acuerdo, esa relación está inquietando a varios actores del sistema.

Sergio Silva Numa / @SergioSilva03
26 de febrero de 2018 - 02:00 a. m.
 Aceptar o no los viajes y regalos  que las farmacéuticas ofrecen a los periodistas es una pregunta que empieza a inquietar a los actores del sistema de salud.  / EFE
Aceptar o no los viajes y regalos que las farmacéuticas ofrecen a los periodistas es una pregunta que empieza a inquietar a los actores del sistema de salud. / EFE
Foto: EFE - HORACIO VILLALOBOS
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En mayo de 2016 llegó a uno de los correos de El Espectador una invitación para ir a Dinamarca. La multinacional farmacéutica Amgen, de Estados Unidos, quería que alguno de los periodistas asistiera al congreso de la Asociación Europea de Hematología, en Copenhague. La compañía, “pionera en el desarrollo de terapias de alta calidad basadas en la biotecnología, participará en el congreso y quiere extenderle a usted la invitación para que sea parte de este importante evento”, escribía. Los costos (tiquetes, alimentación y transporte) los cubriría la empresa. No ponía ninguna condición.

La carta había llegado en un momento en el que en Colombia se daba una intensa discusión sobre medicamentos y la sostenibilidad del sistema de salud. Un decreto que preparaba el Minsalud para autorizar la entrada de biosimilares (los genéricos de los biotecnológicos) había desatado un debate que tenía enfrentados a la industria farmacéutica, asociaciones de pacientes, al Ministerio y organizaciones de la sociedad civil. ¿Debía un periodista aceptar la invitación a Dinamarca en este contexto? La respuesta, luego de discutirlo en el diario, fue clara: no.

Las invitaciones que suelen llegar a los medios de comunicación fue un tema que reapareció a mediados de diciembre de 2017. En unas mesas de trabajo organizadas por el Minsalud para debatir el decreto que regulará las relaciones entre los médicos, pacientes y farmacéuticas, una propuesta salió a flote: ¿Los periodistas y medios también deberían hacer públicos los viajes, regalos o dádivas que reciben de esa industria? La idea la había enviado por escrito días antes la asociación Pacientes Colombia.

Aunque la norma aún no se conoce y es posible que esa intención no sea incluida en el decreto, la proposición generó una discusión con posturas a favor y en contra. Denis Silva, de Pacientes Colombia, dice que la idea surgió a raíz de los foros que organizan los medios en torno a temas de salud. “Nos gustaría saber quién los financia. Además, luego suelen publicar un artículo que llega a manos de los lectores y esa información también es sesgada. Saber quién los paga, hace parte de la transparencia en el sector”, afirma.

No es un secreto que, con cierta frecuencia, los medios reciben invitaciones para conocer laboratorios, asistir a congresos, lanzamientos de medicamentos o ir a algunos eventos y comidas. ¿Deberían revelar quién los invita y financia? ¿Aceptarlos implica una falta de ética? ¿Cuándo decir sí? ¿Cuándo no?

Juan Manuel Anaya es uno de los diez científicos colombianos más citados por su trabajo en el área de salud. Es Ph.D en biología y hace parte del equipo del Centro de Estudio Enfermedades Autoinmunes (CREA) de la U. del Rosario. La idea de revelar los conflictos de intereses de los periodistas y las farmacéuticas le suena. Los casos que recuerda de entrevistas a personajes sugeridos por la industria son varios. Cree que una buena solución es que las casas editoriales tengan una política clara y abierta sobre el tema.

Su inquietud, incluso, va más allá: “Mucha de la información en salud es pagada de una u otra forma”, explica. Casos como el de “la vacuna contra el lupus que promocionó productos Roche y que no era ni vacuna ni era contra el lupus”, y la alarma que generó por la epidemia de la gripa H1N1 y “la necesidad de formular oseltamivir (tamiflu)”, cuando “la epidemia no tuvo el impacto que se publicitó y el oseltamivir no sirve para prevenirla”, son algunos de los que menciona.

Sus ejemplos son una buena muestra de lo que le suele preocupar a Claudia Vaca, profesora de la Facultad de Farmacia de la U. Nacional y una de las personas que lideraron la política de reducción de precios de medicamentos en el Minsalud. “La gente cree que este tipo de información que aparece en los medios ha sido valorada científicamente y que es imparcial, pero a veces corresponde a una estrategia de campaña de la industria. Si el lector lo supiera, la leería de una manera distinta”, apunta.

A Afidro, la organización que agremia a las principales farmacéuticas multinacionales, la propuesta no le parece nada buena. Tiene un buen argumento: “Las relaciones entre la industria, los médicos y los pacientes tiene sentido regularlas y exigir transparencia, porque ellos tienen incidencia en la prescripción de medicamentos. Pero ese no es el caso de los periodistas”, dice Gustavo Morales, su presidente. Para él, estos últimos deben tener un comportamiento ético que debe basarse en las reglas de los medios de comunicación. ¿Debe haber regulación estatal en este asunto cuando está en el medio la libertad de expresión?, se pregunta. Su respuesta es que no.

¿Cómo entonces hacer más transparente esa relación? Cuando este periódico recibió la invitación a Dinamarca, el debate también fue puesto sobre la mesa. A los ojos de Pablo Correa, editor de la sección de Ciencia y Salud, solo había una manera de resolverlo: “Como era evidente que había tácticas de la industria para influir intereses y establecer posiciones dominantes, y como escribimos sobre esas batallas, no aceptar más viajes fue la manera de tener una postura crítica y a la vez coherente”.

¿Hemos aceptado invitaciones en El Espectador? Sí, desde luego.  En mi caso, fui a un simposio de la Sociedad Colombiana de Pediatría en Cartagena en mayo de 2014. Antes de ingresar a la sección (mediados de 2014), también asistí a un taller de periodismo científico en Leticia organizado por Pfizer. Del primero publicamos un artículo sobre incidencia de la pobreza en el crecimiento de menores, con la expresa aclaración de quién nos había invitado. Del segundo, no apareció nada en ningún medio. Ahora el rasero para aceptar una invitación es que sea a un evento académico. “Los periodistas de la sección, al menos, tampoco postulamos artículos al Premio Roche de Periodismo en Salud de la Fundación Nuevo Periodismo que financia la farmacéutica Roche”, aclara Correa.

La relación entre el periodismo y las invitaciones de las farmacéuticas no debería, en teoría, generar estos interrogantes, pero sí ha empezado a inquietar a los actores del sistema, algo, quizás, que no estemos haciendo bien y es necesario abrir el debate.

Fidel Cano, director de este diario, cree que la idea de Pacientes Colombia no es descabellada en pro de transparencia, pero más allá, la propuesta parte de un principio: “Una cosa es la publicidad y otra es el periodismo. Cualquier periodista deber saber esa diferencia. Si se deja comprar por un viaje o un regalo, simplemente no debería serlo”.

 

Por Sergio Silva Numa / @SergioSilva03

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