Dengue, la otra epidemia que afecta a Colombia
Hasta el momento, en Colombia se han registrado 39.409 casos de dengue en Colombia. Se espera que el pico de contagios se de entre diciembre de 2021 y junio de 2022.
La mayoría de los titulares de las noticias de salud de Colombia se ha centrado en los últimos meses en el coronavirus. Han anunciado cuáles son las más recientes variantes de preocupación que han aparecido - como ómicron-, cómo ha sido la respuesta de las vacunas y cuáles son las medidas que se deben tomar para disminuir la propagación de este virus. Sin embargo, han dejado de lado la otra pandemia que afecta a Colombia: la del dengue, un virus que es transmitido por la picadura de la hembra del mosquito de Aedes aegypti, responsables de la transmisión de otros virus como el zika, chikungunya, fiebre amarilla y virus mayaro, Hasta el momento, el país registra 39.409 casos de dengue.
Silvana Zapata Bedoya, MSc en epidemiología y especialista en sistemas de información geográfica, explica que aunque el dengue ya es una enfermedad endémica en el país, se registran unos ciclos de contagios que se presentan, aproximadamente, cada seis años y que tiene una duración de cuatro meses. Por eso, anualmente se adelantan desde diferentes entidades la búsqueda, control y eliminación de los criaderos del mosquito, que puede poner sus huevos en cualquier recipiente que pueda almacenar agua estancada. El ciclo más reciente de contagios empezó en 2018, pero esta epidemia tuvo un comportamiento anormal. Ese año se presentaron 43.652 casos, en 2019 133.292 y en 2020 se redujeron a 9.280.
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La principal razón por la que se redujeron los casos fue por el cierre de las ciudades para evitar la propagación del coronavirus. Este cierre afectó las campañas de prevención del virus que se estaban adelantando. “Además, los equipos comunitarios o los escuadrones antidengue de las escuelas no estaban y muchos no regresaron. También la vigilancia epidemiológica se centró en el coronavirus”, añade Zapata, quien recalca que toda la información que ha surgido sobre el coronavirus ha hecho que pasen a segundo plano otros problemas de salud pública, como el dengue. “Las personas no se olvidan de salir con su cubrebocas, sin embargo, muchas ya no recuerdan que cuando van a tierra caliente deben aplicarse repelente y evitar las picaduras de moscos, por ejemplo”.
Otra de las razones de este incremento de los casos, dice Iván Darío Vélez, investigador de la Universidad de Antioquia, es que “cada vez con el calentamiento global hay más zonas del país donde está llegando el mosquito. Entonces, las personas que viven en esas zonas donde antes no vivía el mosquito son altamente susceptibles porque no han estado en contacto con el virus”. Algo similar sucedió con el zika, el chikungunya o el coronavirus que se propagaron muy rápido porque nadie tenía anticuerpos contra esos virus. En la actualidad Cali (con 5163 casos) y Cartagena (con 4947) son el epicentro de esta nueva ola de contagios.
“Tenemos previsto que el próximo ciclo se presente más o menos entre diciembre de 2021 y junio de 2022″, apunta Zapata. Y, para evitar que los contagios incrementen el Ministerio de Salud ha adelantado una serie de estrategias, sobre todo enfocadas en comunicar cuáles son los lugares idóneos que le sirven al mosquito como criadero. “Esta parte de prevención ya la hemos ido adelantado en varias zonas. Ahora estamos realizando una campaña para que la gente descubra los síntomas a tiempo y no se automedique. Con los niños, por ejemplo, pasa algo muy particular y es que los llevan al doctor cuando ya están desarrollando un dengue grave”, asegura Iván Cárdenas, subdirector de Enfermedades Transmisibles (e) del Ministerio de Salud.
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Entre los síntomas del dengue, apunta Cárdenas, está la fiebre, el dolor en los huesos, dolor de cabeza, dolores en las articulaciones, pérdida del apetito y dolor detrás de los ojos. En cuanto a los síntomas de alarma está un decaimiento mayor, persistencia de la fiebre, sangrado en las encías, en la orina, morados en la piel y dolor abdominal persistente.
Medellín tiene una clave para controlar el dengue
En Colombia la esperanza para controlar la epidemia del dengue estaba puesta en las vacunas. En Medellín, por ejemplo, se estaba evaluando si usar o no un biológico hecho en Estados Unidos que compró la empresa Takeda. Para ese entonces, estaba en la fase 1 y 2 de los ensayos clínicos. Luego, las apuestas se centraron en controlar el mosquito. Para ello fabricaron sustancias insecticidas que mataban la larva; se elaboraron mosquitos transgénicos que se aparean sin tener descendencia fértil; también se han hecho machos esterilizados con radiación que se liberan para que no se reproduzcan; y hasta se han puesto en marcha campañas educativas para reducir la población de mosquitos controlando sitios de cría.
Ninguna de estas estrategias mostró ser eficaz en el mundo. Ni una sola. Entonces, se cambió la táctica y el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), en cabeza de Vélez, se centró en terminar la capacidad que tiene el mosquito de transmitir los virus. Lo hizo infectando a los mosquitos con Wolbachia, una bacteria exclusiva de insectos. Y, cuando el mosquito se alimenta de un paciente con dengue, zika o chikungunya, el virus llega hasta su estómago y no se puede reproducir, así cuando pica a otra persona ya no puede transmitir la enfermedad. La primera vez que se liberaron estos mosquitos infectados en Colombia fue en 2015 en un barrio de Bello.
Desde entonces, se han liberado mosquitos con Wolbachia en los otros barrios de Bello, en Medellín, Itagüi y Sabaneta. “Medellín, por ejemplo, era una de las ciudades con más casos de dengue. En 2019 mientras Colombia estaba en epidemia, en Medellín estábamos liberando mosquitos y se reportaron muy pocos casos. En 2020 solo tuvo 631, el menor número en los últimos 20 años, y en 2021, hasta el 27 de noviembre, llevábamos 235. Logramos tener un control de la epidemia”, señala Vélez. Para Zapata el próximo año será una prueba de fuego para estas zonas del Valle de Aburrá y “se determinará si esta estrategia fue efectiva o no para poder replicarse en el resto del país”.
La mayoría de los titulares de las noticias de salud de Colombia se ha centrado en los últimos meses en el coronavirus. Han anunciado cuáles son las más recientes variantes de preocupación que han aparecido - como ómicron-, cómo ha sido la respuesta de las vacunas y cuáles son las medidas que se deben tomar para disminuir la propagación de este virus. Sin embargo, han dejado de lado la otra pandemia que afecta a Colombia: la del dengue, un virus que es transmitido por la picadura de la hembra del mosquito de Aedes aegypti, responsables de la transmisión de otros virus como el zika, chikungunya, fiebre amarilla y virus mayaro, Hasta el momento, el país registra 39.409 casos de dengue.
Silvana Zapata Bedoya, MSc en epidemiología y especialista en sistemas de información geográfica, explica que aunque el dengue ya es una enfermedad endémica en el país, se registran unos ciclos de contagios que se presentan, aproximadamente, cada seis años y que tiene una duración de cuatro meses. Por eso, anualmente se adelantan desde diferentes entidades la búsqueda, control y eliminación de los criaderos del mosquito, que puede poner sus huevos en cualquier recipiente que pueda almacenar agua estancada. El ciclo más reciente de contagios empezó en 2018, pero esta epidemia tuvo un comportamiento anormal. Ese año se presentaron 43.652 casos, en 2019 133.292 y en 2020 se redujeron a 9.280.
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La principal razón por la que se redujeron los casos fue por el cierre de las ciudades para evitar la propagación del coronavirus. Este cierre afectó las campañas de prevención del virus que se estaban adelantando. “Además, los equipos comunitarios o los escuadrones antidengue de las escuelas no estaban y muchos no regresaron. También la vigilancia epidemiológica se centró en el coronavirus”, añade Zapata, quien recalca que toda la información que ha surgido sobre el coronavirus ha hecho que pasen a segundo plano otros problemas de salud pública, como el dengue. “Las personas no se olvidan de salir con su cubrebocas, sin embargo, muchas ya no recuerdan que cuando van a tierra caliente deben aplicarse repelente y evitar las picaduras de moscos, por ejemplo”.
Otra de las razones de este incremento de los casos, dice Iván Darío Vélez, investigador de la Universidad de Antioquia, es que “cada vez con el calentamiento global hay más zonas del país donde está llegando el mosquito. Entonces, las personas que viven en esas zonas donde antes no vivía el mosquito son altamente susceptibles porque no han estado en contacto con el virus”. Algo similar sucedió con el zika, el chikungunya o el coronavirus que se propagaron muy rápido porque nadie tenía anticuerpos contra esos virus. En la actualidad Cali (con 5163 casos) y Cartagena (con 4947) son el epicentro de esta nueva ola de contagios.
“Tenemos previsto que el próximo ciclo se presente más o menos entre diciembre de 2021 y junio de 2022″, apunta Zapata. Y, para evitar que los contagios incrementen el Ministerio de Salud ha adelantado una serie de estrategias, sobre todo enfocadas en comunicar cuáles son los lugares idóneos que le sirven al mosquito como criadero. “Esta parte de prevención ya la hemos ido adelantado en varias zonas. Ahora estamos realizando una campaña para que la gente descubra los síntomas a tiempo y no se automedique. Con los niños, por ejemplo, pasa algo muy particular y es que los llevan al doctor cuando ya están desarrollando un dengue grave”, asegura Iván Cárdenas, subdirector de Enfermedades Transmisibles (e) del Ministerio de Salud.
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Entre los síntomas del dengue, apunta Cárdenas, está la fiebre, el dolor en los huesos, dolor de cabeza, dolores en las articulaciones, pérdida del apetito y dolor detrás de los ojos. En cuanto a los síntomas de alarma está un decaimiento mayor, persistencia de la fiebre, sangrado en las encías, en la orina, morados en la piel y dolor abdominal persistente.
Medellín tiene una clave para controlar el dengue
En Colombia la esperanza para controlar la epidemia del dengue estaba puesta en las vacunas. En Medellín, por ejemplo, se estaba evaluando si usar o no un biológico hecho en Estados Unidos que compró la empresa Takeda. Para ese entonces, estaba en la fase 1 y 2 de los ensayos clínicos. Luego, las apuestas se centraron en controlar el mosquito. Para ello fabricaron sustancias insecticidas que mataban la larva; se elaboraron mosquitos transgénicos que se aparean sin tener descendencia fértil; también se han hecho machos esterilizados con radiación que se liberan para que no se reproduzcan; y hasta se han puesto en marcha campañas educativas para reducir la población de mosquitos controlando sitios de cría.
Ninguna de estas estrategias mostró ser eficaz en el mundo. Ni una sola. Entonces, se cambió la táctica y el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales (Pecet), en cabeza de Vélez, se centró en terminar la capacidad que tiene el mosquito de transmitir los virus. Lo hizo infectando a los mosquitos con Wolbachia, una bacteria exclusiva de insectos. Y, cuando el mosquito se alimenta de un paciente con dengue, zika o chikungunya, el virus llega hasta su estómago y no se puede reproducir, así cuando pica a otra persona ya no puede transmitir la enfermedad. La primera vez que se liberaron estos mosquitos infectados en Colombia fue en 2015 en un barrio de Bello.
Desde entonces, se han liberado mosquitos con Wolbachia en los otros barrios de Bello, en Medellín, Itagüi y Sabaneta. “Medellín, por ejemplo, era una de las ciudades con más casos de dengue. En 2019 mientras Colombia estaba en epidemia, en Medellín estábamos liberando mosquitos y se reportaron muy pocos casos. En 2020 solo tuvo 631, el menor número en los últimos 20 años, y en 2021, hasta el 27 de noviembre, llevábamos 235. Logramos tener un control de la epidemia”, señala Vélez. Para Zapata el próximo año será una prueba de fuego para estas zonas del Valle de Aburrá y “se determinará si esta estrategia fue efectiva o no para poder replicarse en el resto del país”.