Detectan microplásticos en testículos de humanos y perros
Los hallazgos abren un camino para futuras investigaciones que aborden como la presencia de estas diminutas partículas podría estar afectando la salud reproductiva de los seres humanos.
En los últimos años, diversas investigaciones científicas han encontrado microplásticos en las nubes, en el 97 % de las aves polares, en 62 placentas, en el agua embotellada (y en el agua en general), en lugares tan remotos como el Everest e, incluso, en los pulmones de personas vivas y en la sangre.
Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Nuevo México dio a conocer que también detectaron microplásticos (partículas de plástico de cinco milímetros o menos) en el tejido testicular, tanto de humanos como de perros.
En el estudio, publicado hace algunos días en la revista académica Toxicoological Sciences, el equipo dirigido por el profesor de la facultad de Enfermería de la UNM, Xiaozhong Yu, se informó haber encontrado 12 tipos de microplástico en 47 testículos caninos y 23 humanos.
Para ser más precisos, los científicos estimaron la concentración media de microplásticos en el tejido testicular de los perros en 122,63 microgramos por gramo de tejido, mientras que en el tejido humano la concentración promedio fue de 329,44 microgramos por gramo.
“Al principio dudaba de que los microplásticos pudieran penetrar el sistema reproductivo. Cuando recibí por primera vez los resultados para perros me sorprendí. Me sorprendí aún más cuando recibí los resultados en humanos”, explicó el profesor Yu.
El polímero más frecuente en ambos tejidos fue el polietileno (PE), que se utiliza en la fabricación de bolsas y botellas de plástico. En el caso de los perros, el segundo polímero que más se encontró, fue el PVC, utilizado en plomería industrial, municipal y doméstica, entre otras.
Aunque los investigadores reconocen que la muestra analizada fue pequeña, reconocen que los hallazgos marcan un camino para futuros estudios que aborden esta problemática de salud y cómo los microplásticos podrían estar afectando la salud reproductiva de los seres humanos.
De hecho, Yu se preguntó si la presencia de microplásticos en los testículos podría ser uno de los factores que estaría relacionado con la disminución en el potencial reproductivo que se viene registrando desde hace algunos años. Pero es muy pronto para responder a esta pregunta, aclara Yu.
Después de todo, concluyó el profesor, “no queremos asustar a la gente. Queremos proporcionar datos científicos y concienciar a la gente de que hay muchos microplásticos. Podemos tomar nuestras propias decisiones para evitar mejor la exposición, cambiar nuestro estilo de vida y cambiar nuestro comportamiento”.
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En los últimos años, diversas investigaciones científicas han encontrado microplásticos en las nubes, en el 97 % de las aves polares, en 62 placentas, en el agua embotellada (y en el agua en general), en lugares tan remotos como el Everest e, incluso, en los pulmones de personas vivas y en la sangre.
Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Nuevo México dio a conocer que también detectaron microplásticos (partículas de plástico de cinco milímetros o menos) en el tejido testicular, tanto de humanos como de perros.
En el estudio, publicado hace algunos días en la revista académica Toxicoological Sciences, el equipo dirigido por el profesor de la facultad de Enfermería de la UNM, Xiaozhong Yu, se informó haber encontrado 12 tipos de microplástico en 47 testículos caninos y 23 humanos.
Para ser más precisos, los científicos estimaron la concentración media de microplásticos en el tejido testicular de los perros en 122,63 microgramos por gramo de tejido, mientras que en el tejido humano la concentración promedio fue de 329,44 microgramos por gramo.
“Al principio dudaba de que los microplásticos pudieran penetrar el sistema reproductivo. Cuando recibí por primera vez los resultados para perros me sorprendí. Me sorprendí aún más cuando recibí los resultados en humanos”, explicó el profesor Yu.
El polímero más frecuente en ambos tejidos fue el polietileno (PE), que se utiliza en la fabricación de bolsas y botellas de plástico. En el caso de los perros, el segundo polímero que más se encontró, fue el PVC, utilizado en plomería industrial, municipal y doméstica, entre otras.
Aunque los investigadores reconocen que la muestra analizada fue pequeña, reconocen que los hallazgos marcan un camino para futuros estudios que aborden esta problemática de salud y cómo los microplásticos podrían estar afectando la salud reproductiva de los seres humanos.
De hecho, Yu se preguntó si la presencia de microplásticos en los testículos podría ser uno de los factores que estaría relacionado con la disminución en el potencial reproductivo que se viene registrando desde hace algunos años. Pero es muy pronto para responder a esta pregunta, aclara Yu.
Después de todo, concluyó el profesor, “no queremos asustar a la gente. Queremos proporcionar datos científicos y concienciar a la gente de que hay muchos microplásticos. Podemos tomar nuestras propias decisiones para evitar mejor la exposición, cambiar nuestro estilo de vida y cambiar nuestro comportamiento”.
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