Diseñan parche de insulina para diabéticos que podría sustituir las inyecciones
El parche puede detectar los incrementos en los niveles de azúcar en sangre y secretar dosis de insulina en el torrente sanguíneo cuando sea necesario.
EFE
Un pequeño parche de insulina, cuadrado y no más grande que un céntimo de dólar, podría sustituir a las inyecciones para diabéticos, según un estudio que publica este lunes la revista científica "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS).
El parche puede detectar los incrementos en los niveles de azúcar en sangre y secretar dosis de insulina en el torrente sanguíneo cuando sea necesario. Además, el objetivo de sus creadores es que sólo tenga que cambiarse cada ciertos días, para hacer más llevadero el tratamiento a los pacientes.
Hasta ahora, el parche sólo se ha probado en ratones con diabetes de tipo 1, pero, según sus diseñadores, los resultados de este estudio son "prometedores" de su éxito en humanos.
De hecho, sostienen que los efectos estabilizadores del parche podrían ser incluso más duraderos en humanos dado que tienen más sensibilidad a la insulina que los ratones.
"Hemos diseñado un parche para diabetes que funciona rápido, es fácil de usar y está hecho de material no tóxico y biocompatible", explicó Zhen Gu, uno de los autores del estudio, elaborado por científicos de la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad del estado de Carolina del Norte, en Estados Unidos.
"El sistema puede ser personalizado en función del peso de la persona diabética y su sensibilidad a la insulina, por lo que podemos hacer aún más inteligente este parche inteligente", añadió el investigador.
Los autores del estudio subrayan que las inyecciones de insulina actuales suponen un proceso para el paciente que es "doloroso e impreciso".
"Inyectarse una cantidad incorrecta de medicación puede derivar en complicaciones significantes como ceguera y amputaciones de extremidades, o consecuencias más desastrosas como el coma diabético o la muerte", señaló John Buse, otro de los autores de la investigación.
Según el estudio, la diabetes afecta a más de 387 millones de personas en todo el mundo, y se espera que la cifra aumente hasta los 592 millones para el año 2035.
Un pequeño parche de insulina, cuadrado y no más grande que un céntimo de dólar, podría sustituir a las inyecciones para diabéticos, según un estudio que publica este lunes la revista científica "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS).
El parche puede detectar los incrementos en los niveles de azúcar en sangre y secretar dosis de insulina en el torrente sanguíneo cuando sea necesario. Además, el objetivo de sus creadores es que sólo tenga que cambiarse cada ciertos días, para hacer más llevadero el tratamiento a los pacientes.
Hasta ahora, el parche sólo se ha probado en ratones con diabetes de tipo 1, pero, según sus diseñadores, los resultados de este estudio son "prometedores" de su éxito en humanos.
De hecho, sostienen que los efectos estabilizadores del parche podrían ser incluso más duraderos en humanos dado que tienen más sensibilidad a la insulina que los ratones.
"Hemos diseñado un parche para diabetes que funciona rápido, es fácil de usar y está hecho de material no tóxico y biocompatible", explicó Zhen Gu, uno de los autores del estudio, elaborado por científicos de la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad del estado de Carolina del Norte, en Estados Unidos.
"El sistema puede ser personalizado en función del peso de la persona diabética y su sensibilidad a la insulina, por lo que podemos hacer aún más inteligente este parche inteligente", añadió el investigador.
Los autores del estudio subrayan que las inyecciones de insulina actuales suponen un proceso para el paciente que es "doloroso e impreciso".
"Inyectarse una cantidad incorrecta de medicación puede derivar en complicaciones significantes como ceguera y amputaciones de extremidades, o consecuencias más desastrosas como el coma diabético o la muerte", señaló John Buse, otro de los autores de la investigación.
Según el estudio, la diabetes afecta a más de 387 millones de personas en todo el mundo, y se espera que la cifra aumente hasta los 592 millones para el año 2035.