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Las altas temperaturas también afectan la salud mental. Así lo han afirmado múltiples estudios, en los que se habla de repercusiones para personas que sufren de ansiedad o depresión (Lea también: Cambio climático y salud mental: nuevas pistas para entender una compleja relación).
Debe recordarse que la Organización Meteorológica Mundial confirmó que el pasado julio de 2023 fue considerado como el mes más caluroso de la historia. Además, a principios de ese mismo mes se confirmó lo que científicos venían anunciando desde inicios de año: la llegada del fenómeno de El Niño, con altas temperaturas en diferentes regiones del mundo.
Ahora bien, respecto a la relación entre la salud mental y el cambio climático, el doctor Joshua Wortzel, presidente del comité sobre cambio climático y salud mental de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, le dijo a The New York Times que apenas hace cinco años se comenzó a tomar en serio su relación (Está relacionado: Salud mental: el cambio climático incrementó sentimientos negativos en un 155%).
Una serie de artículos académicos ya han hablado sobre el tema. Por ejemplo, una investigación publicada en la revista académica PNAS, muestra que la exposición a condiciones meteorológicas extremas, durante un corto y largo plazo, se asocian con un empeoramiento de la salud mental.
La investigación se basó en datos meteorológicos y climáticos, junto con los problemas de salud mental notificados, extraídos de casi 2 millones de residentes estadounidenses muestreados aleatoriamente entre 2002 y 2012. De manera más específica, el estudio revela que pasar de temperaturas mensuales de entre 25 °C y 30 °C a más de 30 °C aumentan la probabilidad de problemas de salud mental en un 0,5%.
Por la misma línea está una investigación de la revista Jama, también hecha en estadounidenses, que habla de un aumento de visitas al servicio de urgencias por problemas relacionados con salud mental, como los trastornos por consumo de sustancias, estado del ánimo, ansiedad, estrés y esquizofrenia.
Otro artículo publicado en la revista Nature habla también de un 0,7 % de aumento en los suicidios relacionados con altas temperaturas, específicamente en Estados Unidos y México, y prevé un deterioro para 2050 en caso de que las condiciones climáticas continúen de la misma forma.
Científicos han estimado que existe un aumento de casi el 5 % en el riesgo de muerte entre los pacientes con psicosis, demencia o consumo de sustancias. Además, los investigadores informaron un aumento del 0,7 por ciento en los suicidios relacionados con el aumento de las temperaturas, y un aumento del 4 al 6 por ciento en la violencia interpersonal, incluidos los homicidios.
Una serie de factores también podrían influir, como la interrupción del sueño causada por el cambio climático y el aumento en los niveles de serotonina, un neurotransmisor relacionado directamente con el estado del ánimo.
El doctor Asim Shah, psiquiatra del Baylor College of Medicine en Houston, le dijo a The New York Times que el aumento de la luz solar y el calor pueden elevar los niveles de serotonina y provocar cambios de humor, agresión e irritabilidad. Una variedad de medicamentos ampliamente utilizados, incluidos antibióticos, bloqueadores beta, algunos antidepresivos y antihistamínicos, también afectan la capacidad del cuerpo para detectar y regular la temperatura corporal. Por eso, Sha enfatiza en la importancia de que los profesionales de la salud evalúen los posibles riesgos para los pacientes que ingieren ese tipo de medicamentos.
Otros factores, como los económicos y sociales, podrían afectar la salud mental de las personas dadas las nuevas condiciones climáticas. Ya lo había alertado el año pasado el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, que advirtió que el aumento de las temperaturas, el desplazamiento, la hambruna y las pérdidas económicas y sociales provocarían una profunda ansiedad, dolor y estrés.
Incluso, científicos han empleado el término “angustia climática” para referirse a la multitud de sentimientos provocados por los cambios ambientales que aparecen a nuestro alrededor. Quienes ya tienen enfermedades mentales, como ansiedad o depresión, pueden tener más dificultad para sobrellevar el panorama.