El “bypass” gástrico cambia la actividad neuronal
Según un estudio publicado en el International Journal of Obesity, practicarse el bypass gástrico trae más beneficios que otras fórmulas tradicionales para adelgazar, como cambiar de dieta o hacer ejercicio. Pero sus beneficios van más allá de bajar sustancialmente de peso y alcanzar mejores niveles de glucosa en la sangre.
Redacción Salud
Luego de realizar varios experimentos a ratones con obesidad, Hans-Rudolf Berthoud, autor de la investigación y miembro del Centro Biomédico de Investigación Pennington, llegó a la conclusión de que el bypass gástrico tiene consecuencias directas en el cerebro.
En los experimentos, los científicos les realizaron a los ratones la cirugía de bypass gástrico Roux-en-Y, un procedimiento donde se separa gran parte del estómago de los animales, dejando sólo una pequeña porción conectada al intestino delgado. Poco tiempo después de la cirugía se vio un incremento en la actividad de las vías neuronales de los mamíferos. También se encontró un alto nivel de secreción de hormonas de la saciedad.
Un comportamiento similar en los patrones hormonales de los humanos ocurre luego de esta cirugía.
Después de estos resultados, los expertos confirmaron que el bypass gástrico es determinante en las variaciones neuronales. Cuando ocurre una cirugía como esta, el cerebro identifica que se ha producido un cambio en el comportamiento del estómago y comienza a modular su función apaciguando la necesidad de comida en el órgano.
En un proceso normal de digestión, la comida pasa del estómago al intestino delgado, donde se absorben la mayor cantidad de nutrientes y calorías. Luego entra al intestino grueso y la comida restante sale como excremento. En un organismo con la cirugía de bypass Roux-en-Y, la capacidad del estómago se reduce entre 15 y 30 mililitros, dejándolo del tamaño de un huevo, y se conecta al intestino delgado. Con la reducción del estómago y el intestino se reduce la absorción de calorías y nutrientes.
Al tener un estómago pequeño, las ganas de comer van a disminuir. El paciente generalmente se va a saciar más rápido y va a necesitar menos comida para llenarse. Su apetito va a ser menor y, finalmente, va a bajar de peso.
Gracias a los resultados del bypass los médicos recomiendan que personas con diabetes y obesidad se practiquen esta cirugía para mejorar los niveles de glucosa en la sangre y bajar de peso.
Sin embargo, es importante que haya claridad sobre quiénes son aptos para realizarse esta cirugía: se debe efectuar en pacientes cuya relación entre peso y talla (índice de masa corporal) sobrepase los 40 kg/m², y en el caso de pacientes en el que este índice oscile ente 35 y 40 kg/m², sólo si sufren enfermedades asociadas al sobrepeso, como hipertensión, diabetes mellitus, síndrome metabólico, entre otras.
Además, los candidatos a cirugía deben comenzar un proceso de preparación que puede durar hasta seis meses y ser evaluados por un grupo interdisciplinario conformado por endocrinólogos, psiquiatras y nutricionistas, además del cirujano. Después de la cirugía, los pacientes deben continuar el acompañamiento porque el riesgo de que gane el peso inicial, tres años después, es del 50 %.
Actualmente, de acuerdo con muchos expertos, este procedimiento se ha tomado a la ligera en nuestro país y como una medida estética en la que no se toman las precauciones necesarias antes de su realización. “La cirugía bariátrica debería ser la última alternativa. Un paciente nunca debería llegar a ese punto si hace intentos bien estructurados para adelgazar”, afirmó el endocrinólogo Martín Vásquez hace algún tiempo a El Espectador.
Muestra de ello son las famosas clínicas de garaje que hacen procedimientos exprés. Por eso se recomienda que sea una última instancia para los pacientes, luego de haber intentado métodos no invasivos.
Luego de realizar varios experimentos a ratones con obesidad, Hans-Rudolf Berthoud, autor de la investigación y miembro del Centro Biomédico de Investigación Pennington, llegó a la conclusión de que el bypass gástrico tiene consecuencias directas en el cerebro.
En los experimentos, los científicos les realizaron a los ratones la cirugía de bypass gástrico Roux-en-Y, un procedimiento donde se separa gran parte del estómago de los animales, dejando sólo una pequeña porción conectada al intestino delgado. Poco tiempo después de la cirugía se vio un incremento en la actividad de las vías neuronales de los mamíferos. También se encontró un alto nivel de secreción de hormonas de la saciedad.
Un comportamiento similar en los patrones hormonales de los humanos ocurre luego de esta cirugía.
Después de estos resultados, los expertos confirmaron que el bypass gástrico es determinante en las variaciones neuronales. Cuando ocurre una cirugía como esta, el cerebro identifica que se ha producido un cambio en el comportamiento del estómago y comienza a modular su función apaciguando la necesidad de comida en el órgano.
En un proceso normal de digestión, la comida pasa del estómago al intestino delgado, donde se absorben la mayor cantidad de nutrientes y calorías. Luego entra al intestino grueso y la comida restante sale como excremento. En un organismo con la cirugía de bypass Roux-en-Y, la capacidad del estómago se reduce entre 15 y 30 mililitros, dejándolo del tamaño de un huevo, y se conecta al intestino delgado. Con la reducción del estómago y el intestino se reduce la absorción de calorías y nutrientes.
Al tener un estómago pequeño, las ganas de comer van a disminuir. El paciente generalmente se va a saciar más rápido y va a necesitar menos comida para llenarse. Su apetito va a ser menor y, finalmente, va a bajar de peso.
Gracias a los resultados del bypass los médicos recomiendan que personas con diabetes y obesidad se practiquen esta cirugía para mejorar los niveles de glucosa en la sangre y bajar de peso.
Sin embargo, es importante que haya claridad sobre quiénes son aptos para realizarse esta cirugía: se debe efectuar en pacientes cuya relación entre peso y talla (índice de masa corporal) sobrepase los 40 kg/m², y en el caso de pacientes en el que este índice oscile ente 35 y 40 kg/m², sólo si sufren enfermedades asociadas al sobrepeso, como hipertensión, diabetes mellitus, síndrome metabólico, entre otras.
Además, los candidatos a cirugía deben comenzar un proceso de preparación que puede durar hasta seis meses y ser evaluados por un grupo interdisciplinario conformado por endocrinólogos, psiquiatras y nutricionistas, además del cirujano. Después de la cirugía, los pacientes deben continuar el acompañamiento porque el riesgo de que gane el peso inicial, tres años después, es del 50 %.
Actualmente, de acuerdo con muchos expertos, este procedimiento se ha tomado a la ligera en nuestro país y como una medida estética en la que no se toman las precauciones necesarias antes de su realización. “La cirugía bariátrica debería ser la última alternativa. Un paciente nunca debería llegar a ese punto si hace intentos bien estructurados para adelgazar”, afirmó el endocrinólogo Martín Vásquez hace algún tiempo a El Espectador.
Muestra de ello son las famosas clínicas de garaje que hacen procedimientos exprés. Por eso se recomienda que sea una última instancia para los pacientes, luego de haber intentado métodos no invasivos.