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El cambio climático pone en jaque los sistemas de salud globales por el aumento de enfermedades trasmitidas por vectores, agua y alimentos; afecciones respiratorias, desnutrición, lesiones y muertes relacionadas con las catástrofes ambientales y migraciones forzadas por el clima, entre otras. (Lea Médicos estadounidenses trasplantan oreja impresa en 3D y hecha de células humanas)
La afirmación surge de una investigación de tres años que revisó más de 500 artículos científicos realizada por unos 80 investigadores de 50 países nucleados en la red de academias de ciencia Interacademy Partnership (IAP).
El informe mundial se apoyó en cinco proyectos regionales de investigación sobre el cambio climático y la salud de Europa, el Mediterráneo oriental, Oriente Medio, Asia, las Américas y África.
Denominado “Salud en la emergencia climática: una perspectiva global”, el reporte advierte que el impacto climático en la salud seguirá en aumento, “a menos que los gobiernos tomen medidas urgentes de mitigación y adaptación basadas en la evidencia científica disponible, las que para ser efectivas deberán desarrollarse de manera integrada tanto en el plano interregional, como a nivel nacional y regional”.
“El cambio climático no es una cuestión nueva, pero, en el pasado, sus consecuencias para la salud recibieron menos atención que otras facetas del problema. Es de esperar que el informe lleve a más personas a darse cuenta de que el cambio climático les afecta directamente y decidan transmitir a los responsables políticos su necesidad de actuar con rapidez”, dice a SciDev.Net Jeremy McNeil, coautor del informe global y el reporte enfocado en las Américas, y presidente de la Academias de Artes, Humanidades y Ciencias de Canadá.
El estudio reconoce y analiza categorías de impacto del cambio climático sobre la salud humana, como las enfermedades relacionadas con el calor, eventos extremos, cambios en la distribución de enfermedades transmitidas por vectores, incendios forestales y su contribución a la contaminación del aire.
Según indica un trabajo de Nature Climate Change citado en el informe, en las últimas décadas “un tercio de las muertes relacionadas con el calor puede atribuirse al cambio climático”.
Con base en una investigación de The Lancet Planetary Health, el estudio pronostica que, de no modificarse la situación actual, el calor extremo (un aumento global de la temperatura de 2,5°C por encima de la era preindustrial) impedirá a cerca de mil millones de personas realizar trabajo físico en parte del año.
Hacia 2070 podrían adicionarse 4.700 millones de nuevos casos de dengue y malaria, particularmente en áreas urbanas y tierras bajas, según otro artículo de The Lancet Planetary Health incluido en el informe de IAP.
Tomas Orduna, jefe del Servicio de Patologías Regionales y Medicina Tropical del Hospital de Infecciosas Francisco Muñiz (Buenos Aires, Argentina), señala que, en buena parte del mundo, cuando se combina el calor con la humedad, se favorece la proliferación de insectos vectores de enfermedades. En Argentina, el mosquito del dengue (Aedes aegypti) aumentó en cantidad de casos y en expansión geográfica en cada una de las epidemias registradas en las últimas décadas (2009, 2016 y entre 2019-2020).”Paradójicamente, en otros casos, el aumento de la temperatura es tan intenso que genera sequías y desertificación, y con ellas, algunos vectores desaparecen”, dice Orduna.
¿Cuáles son los pasos que América Latina y el Caribe deberían dar para enfrentar las consecuencias del cambio climático en la salud? Para McNeil, “lo primero es reconocer la gravedad de la situación y la necesidad de actuar inmediatamente”. Señala que, si bien el informe proporciona directrices, “la eficacia de intervenciones de adaptación o de mitigación puede disminuir si se demora la adopción de medidas”.
Lilian Calderón-Garcidueñas, de la Universidad del Valle de México, dice a SciDev.Net que en Latinoamérica debería trabajarse en medicina de prevención.
“Podemos escribir cientos de artículos sobre cambio climático y salud, pero lo importante es que las soluciones propuestas sean implementadas. Eso no sucede si las autoridades no se interesan, si la investigación médica no recibe apoyo y si tenemos poblaciones pobres, desnutridas, con empleos informales, expuestas a niveles altísimos de contaminación atmosférica desde su concepción, colapso económico, inflación, sistemas de salud inefectivos y medios de transporte ineficientes y peligrosos”, puntualiza.
Horacio Riojas Rodríguez, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública de México, destaca el valor del informe y señala que, salvo excepciones, en la región no hay políticas de salud relacionadas con el cambio climático ni existen proyectos de mitigación para las ciudades.
“Ni siquiera tenemos buenos sistemas de alerta temprana para olas de calor o enfermedades transmitidas por vectores relacionadas con el clima”, señala.
Asimismo, pone de relieve la falta de formación que reciben sobre el cambio climático y los temas ambientales, en general, médicos y personal de salud. “Para la dimensión que tiene el problema, es casi nulo lo que estamos invirtiendo en investigación a nivel local”, dice a SciDev.Net.
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