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¿Qué efectos tiene el ejercicio físico durante el embarazo? ¿Perjudica o favorece de alguna manera a las madres o al feto? Y en el caso de las deportistas de élite, ¿sucede o no lo mismo? Son algunas de las preguntas a las que tratan de dar respuesta desde el Comité Olímpico Internacional que ha reunido un panel de 15 expertos internacionales, entre ellos Rubén Barakat, profesor del grupo de investigación de Actividad Física-Deportiva en Poblaciones Específicas (AFIPE) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
“La relación entre el ejercicio físico y el embarazo continua siendo un ámbito con más sombras que luces desde el punto de vista científico y por ende, con una importante necesidad de nuevos estudios de investigación”, dice Barakat.
“Una gran cantidad de estudios llevados a cabo en los últimos 20 años han ofrecido suficientes evidencias científicas para confirmar el carácter inocuo del ejercicio físico moderado en la salud materno-fetal, incluso en algunos casos se han certificado ciertos beneficios para el proceso de embarazo y parto. No obstante existen aún muchas cuestiones que permanecen no resueltas y originan desconocimiento y controversia, es el caso del ejercicio de alta intensidad”, añade.
Revisión y elaboración de documentación científica
Para resolverlas, el panel de expertos reunido por el Comité Olímpico Internacional, trabaja desde finales de 2015 en la revisión y elaboración de documentación científica que permita dar respuesta a estos interrogantes, especialmente en el caso de las atletas de élite que, sin abandonar su carrera deportiva, pretenden disfrutar de la gestación manteniendo un cierto estado de forma.
“Una de la principales dificultades que nos encontramos a la hora de llevar a cabo la investigación fue la falta de trabajos que hayan examinado la influencia de las cargas propias del alto rendimiento o el ejercicio físico de intensidades máximas en los resultados materno-fetales del proceso de embarazo y parto”, explica Barakat. “Esto se debe, en parte, a los riesgos de todo tipo y dificultades de carácter ético que este tipo de estudios conllevan”, añade.
Pese a esas dificultades, el panel ha presentado los primeros resultados de sus investigaciones en la revista internacional British Journal of Sports Medicine. En ellos se refleja que el ejercicio físico moderado y supervisado no solo no tiene efectos adversos en las gestantes y el futuro bebé, sino que también presenta beneficios.
Los resultados informan también de ciertas mejoras de orden metabólico, cardiovascular e incluso de orden psíquico o emocional, aspecto este último significativamente afectado por la situación de embarazo y tradicionalmente olvidado por los estudios y estrategias de salud.
No obstante, los expertos también alertan de ciertos riesgos potenciales ante situaciones propias del alto rendimiento durante el período de gestación, como los esfuerzos máximos o submáximos (tareas con elevadas cargas y escasa recuperación), la abundancia de tareas de impacto, y especialmente la excesiva temperatura corporal materna generada por el ejercicio de alta intensidad.
“Todos estos son aspectos que la atleta gestante no debería descuidar y suponen un hipotético cuestionamiento para el adecuado crecimiento y desarrollo fetal”, asegura el investigador español.
El grupo está compuesto por investigadores de EEUU, Canadá, Australia, Noruega, Suiza, Finlandia, Dinamarca Suecia, Holanda y España.