El ejercicio podría ayudar a reducir los síntomas del síndrome premenstrual
No es común que se normalice el dolor durante la menstruación. Por ello, científicas sugieren una serie de actividades, como el ejercicio físico, para menguar los síntomas que algunas mujeres experimentan durante su ciclo menstrual.
El ejercicio físico ayuda a reducir los síntomas del síndrome premenstrual (SPM), que le sucede a las mujeres, usualmente, una semana antes de menstruar. Las sensaciones pueden ser muchas y su gravedad varía: desde cólicos, sensibilidad en los senos y cambio en el apetito, hasta náuseas, diarrea, ansiedad y variaciones en el estado de ánimo. Lo cierto es que, históricamente, se ha tendido a normalizar que la menstruación duele, y esto, según científicas, evidencia la falta de atención que han recibido estos temas, que afectan a millones de mujeres alrededor del mundo.
Para ir mucho más lejos, Sara Tabares, graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, escribió en el diario español El País que “tal vez si muchos hombres padecieran algunos de los síntomas derivados de la aparición o falta de menstruación, su tratamiento hubiera avanzado más o se le daría la relevancia que merece” (Lea también: Se aprobó la ley para diagnosticar y tratar la endometriosis en Colombia).
¿Qué es el síndrome premenstrual?
El síndrome premenstrual no tiene cura y ni siquiera se conocen bien sus causas. Lo que sí se puede hacer, según científicas, es disminuir sus síntomas a través de ciertas actividades como el ejercicio físico.
Así lo afirmó una investigación publicada en la revista International Journal of Women’s Health, que encontró que realizar ejercicio durante 30 minutos, de 3 a 5 días a la semana, puede ayudar a reducir los signos físicos y psicológicos del SPM. Incluso, los efectos serían más notorios si esta actividad se realiza durante 10 semanas seguidas.
Pero, primero, recordemos qué es el ciclo menstrual. Es una fase que se repite todos los meses, cada 24 o 28 días, según las características hormonales y físicas de la mujer. Tiene cinco etapas con síntomas diferentes para cada una: la primera es la más visible, la de la menstruación como tal, que sucede cuando se produce un sangrado proveniente del útero. Se da cuando el endometrio secundario es evacuado por la vagina ante la inexistencia de un embarazo.
La segunda fase es la folicular, que dura entre 10 y 12 días. En ella, el cerebro libera una hormona conocida como hormona del folículo, que en últimas, se encargará de liberar al óvulo fértil.
La tercera fase es la ovulatoria, que libera al óvulo del ovario y hace que se dirija hasta las trompas de Falopio. Esto nos lleva a la cuarta fase, llamada lútea, cuando el ovario avanza por las trompas en espera de ser fecundado. En la quinta y última fase, si el óvulo en definitiva no es alcanzado por ningún espermatozoide, el endometrio se descarna y la menstruación se produce nuevamente (Sobre la Reforma a la Salud: Se radicó la ponencia de la reforma a la salud: ¿qué pasa con las EPS?).
Ahora bien, hormonas como el estrógeno, progesterona y serotonina juegan diferentes papeles durante las cinco etapas.
Los estrógenos juegan un papel clave en la salud reproductiva de las mujeres, y su nivel para cada una varía a lo largo de la vida. La progesterona es también una hormona sexual que segrega el ovario y la placenta, y tiene la función de preparar al útero para la recepción del huevo fecundado.
Por su parte, la serotonina es un neurotransmisor relacionado con el control de las emociones y el estado del ánimo: regula el apetito, el deseo sexual, la temperatura corporal y demás.
Pero ¿por qué es importante conocer lo que hace cada una? Porque los estudios sugieren que, durante la menstruación, existe un desequilibrio entre el estrógeno y la progesterona.
Por ejemplo, se ha encontrado que los niveles de estrógeno aumentan durante la fase premenstrual, con niveles insuficientes de progesterona para contrarrestarlo. Es allí donde entra el ejercicio aeróbico, que, según científicos, podría reducir los estrógenos.
Las beta endorfinas también son jugadoras importantes dentro de todo el proceso. Ellas son sustancias producidas en el cerebro que bloquean la sensación del dolor, y sus niveles bajan durante la fase premenstrual. Es allí donde es más probable que las mujeres experimenten dolores de cabeza, calambres menstruales, ansiedad y antojos alimenticios.
Sin embargo, un estudio publicado en la revista PLOS One afirmó que la actividad física también podría ayudar a aumentar los niveles de beta endorfinas en el cuerpo y a elevar el porcentaje de cortisol en el cuerpo, más conocida como la hormona del estrés.
Es por ello que, mientras se realizan más estudios para comprender cómo funciona el síndrome premenstrual en las mujeres, la recomendación es realizar ejercicio físico regularmente. No hay una fórmula de cuánta actividad debe hacer una persona: esto obedece a los tiempos personales de cada quien, junto a sus características físicas. Sin embargo, realizar más a menudo actos tan simples como caminar podrían tener un gran impacto a la hora de menstruar.
El ejercicio físico ayuda a reducir los síntomas del síndrome premenstrual (SPM), que le sucede a las mujeres, usualmente, una semana antes de menstruar. Las sensaciones pueden ser muchas y su gravedad varía: desde cólicos, sensibilidad en los senos y cambio en el apetito, hasta náuseas, diarrea, ansiedad y variaciones en el estado de ánimo. Lo cierto es que, históricamente, se ha tendido a normalizar que la menstruación duele, y esto, según científicas, evidencia la falta de atención que han recibido estos temas, que afectan a millones de mujeres alrededor del mundo.
Para ir mucho más lejos, Sara Tabares, graduada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, escribió en el diario español El País que “tal vez si muchos hombres padecieran algunos de los síntomas derivados de la aparición o falta de menstruación, su tratamiento hubiera avanzado más o se le daría la relevancia que merece” (Lea también: Se aprobó la ley para diagnosticar y tratar la endometriosis en Colombia).
¿Qué es el síndrome premenstrual?
El síndrome premenstrual no tiene cura y ni siquiera se conocen bien sus causas. Lo que sí se puede hacer, según científicas, es disminuir sus síntomas a través de ciertas actividades como el ejercicio físico.
Así lo afirmó una investigación publicada en la revista International Journal of Women’s Health, que encontró que realizar ejercicio durante 30 minutos, de 3 a 5 días a la semana, puede ayudar a reducir los signos físicos y psicológicos del SPM. Incluso, los efectos serían más notorios si esta actividad se realiza durante 10 semanas seguidas.
Pero, primero, recordemos qué es el ciclo menstrual. Es una fase que se repite todos los meses, cada 24 o 28 días, según las características hormonales y físicas de la mujer. Tiene cinco etapas con síntomas diferentes para cada una: la primera es la más visible, la de la menstruación como tal, que sucede cuando se produce un sangrado proveniente del útero. Se da cuando el endometrio secundario es evacuado por la vagina ante la inexistencia de un embarazo.
La segunda fase es la folicular, que dura entre 10 y 12 días. En ella, el cerebro libera una hormona conocida como hormona del folículo, que en últimas, se encargará de liberar al óvulo fértil.
La tercera fase es la ovulatoria, que libera al óvulo del ovario y hace que se dirija hasta las trompas de Falopio. Esto nos lleva a la cuarta fase, llamada lútea, cuando el ovario avanza por las trompas en espera de ser fecundado. En la quinta y última fase, si el óvulo en definitiva no es alcanzado por ningún espermatozoide, el endometrio se descarna y la menstruación se produce nuevamente (Sobre la Reforma a la Salud: Se radicó la ponencia de la reforma a la salud: ¿qué pasa con las EPS?).
Ahora bien, hormonas como el estrógeno, progesterona y serotonina juegan diferentes papeles durante las cinco etapas.
Los estrógenos juegan un papel clave en la salud reproductiva de las mujeres, y su nivel para cada una varía a lo largo de la vida. La progesterona es también una hormona sexual que segrega el ovario y la placenta, y tiene la función de preparar al útero para la recepción del huevo fecundado.
Por su parte, la serotonina es un neurotransmisor relacionado con el control de las emociones y el estado del ánimo: regula el apetito, el deseo sexual, la temperatura corporal y demás.
Pero ¿por qué es importante conocer lo que hace cada una? Porque los estudios sugieren que, durante la menstruación, existe un desequilibrio entre el estrógeno y la progesterona.
Por ejemplo, se ha encontrado que los niveles de estrógeno aumentan durante la fase premenstrual, con niveles insuficientes de progesterona para contrarrestarlo. Es allí donde entra el ejercicio aeróbico, que, según científicos, podría reducir los estrógenos.
Las beta endorfinas también son jugadoras importantes dentro de todo el proceso. Ellas son sustancias producidas en el cerebro que bloquean la sensación del dolor, y sus niveles bajan durante la fase premenstrual. Es allí donde es más probable que las mujeres experimenten dolores de cabeza, calambres menstruales, ansiedad y antojos alimenticios.
Sin embargo, un estudio publicado en la revista PLOS One afirmó que la actividad física también podría ayudar a aumentar los niveles de beta endorfinas en el cuerpo y a elevar el porcentaje de cortisol en el cuerpo, más conocida como la hormona del estrés.
Es por ello que, mientras se realizan más estudios para comprender cómo funciona el síndrome premenstrual en las mujeres, la recomendación es realizar ejercicio físico regularmente. No hay una fórmula de cuánta actividad debe hacer una persona: esto obedece a los tiempos personales de cada quien, junto a sus características físicas. Sin embargo, realizar más a menudo actos tan simples como caminar podrían tener un gran impacto a la hora de menstruar.