El envejecimiento y el riesgo de cáncer: una relación más compleja de lo pensado
Dos investigaciones que aún no han sido revisadas por pares tratan de entender por qué la incidencia de cáncer de pulmón disminuye a partir de los ochenta años. Encuentran que el envejecimiento de las células podría limitar la capacidad de las células madre y progenitoras para transformarse en células cancerosas.
La relación entre mayor edad y más enfermedad puede ser una constante relativamente fácil de encontrar en la medicina y en el periodismo de salud. Todos los días es posible que se encuentre con artículos que explican cómo aumenta el riesgo de sufrir ciertas enfermedades a medida que se hace más viejo. El cáncer es una de ellas. Se trata de una enfermedad que se puede presentar en todas las edades, pero cuya incidencia aumenta bruscamente en la sexta y séptima década de la vida de los seres humanos.
Sin embargo, y después de los 80 años, dicha incidencia cae bruscamente en algunos tipos de cáncer. Es el caso del adenocarcinoma de pulmón (también conocido como cáncer de pulmón), que causa aproximadamente el 7 % de todas las muertes por cáncer en el mundo. La mayoría de sus diagnósticos ocurren alrededor de los 71 años. La incidencia de este cáncer aumenta con la edad, tanto en fumadores como en no fumadores, pero comienza a disminuir después de los 80-85 años. ¿Por qué ocurre eso?
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Dos estudios publicados como preprints en el servidor bioRxiv (lo que significa que aún no han sido revisados por pares) postulan que, después de los ochenta años, el número y la aptitud de las células madre y progenitoras disminuyen, lo que podría contrarrestar la acumulación de mutaciones somáticas y, por lo tanto, inhibir la formación de tumores. Las mutaciones somáticas son alteraciones en el ADN que ocurren en células no germinales y pueden acumularse a lo largo del tiempo. En las células madre y progenitoras, estas mutaciones pueden dar lugar a la formación de cáncer.
Con el envejecimiento, postulan los trabajos, no solo disminuye la cantidad de células madre y progenitoras, sino también su capacidad funcional. Esta disminución podría, en teoría, reducir el riesgo de cáncer al limitar la proliferación celular descontrolada. Para intentar probar su teoría, los investigadores estudiaron ratones genéticamente modificados de dos grupos de edades: jóvenes (12-16 semanas) y viejos (104-130 semanas). En los animales, introdujeron una enzima que activó un gen canceroso, lo que desarrolló un tumor con características similares a los tumores humanos.
Sorprendentemente, encontraron que los ratones viejos vivían un 37% más que los jóvenes tras la inducción del cáncer. Además, observaron que los ratones viejos desarrollaban significativamente menos tumores en todas las etapas de la enfermedad, sugiriendo que el envejecimiento podría suprimir la iniciación de tumores. En particular, las células AT2 viejas (donde se “activó” el cáncer) mostraron una menor capacidad para iniciar la formación de tumores. Para confirmar que su hipótesis es válida para otros tipos de cáncer de pulmón, los investigadores crearon tumores pulmonares en ratones viejos y jóvenes de tipo salvaje y con diferentes alteraciones genéticas. Notaron que los ratones viejos tenían menos y tumores más pequeños.
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En el primer estudio publicado, los autores plantean que las células madre o progenitoras envejecidas pierden su capacidad de transformarse en diferentes tipos celulares (pluripotencialidad). Conforme envejecen, su capacidad de comenzar tumores (potencial de iniciación tumoral) disminuye. Es decir, una vez que la pluripotencialidad cae por debajo de cierto nivel necesario, las células no pueden convertirse en células cancerosas, lo que podría explicar por qué la incidencia de cáncer, incluid o el cáncer de pulmón, es menor en personas muy mayores.
“Estas diferencias dependientes de la edad pueden permitir la personalización de las estrategias de prevención y tratamiento del cáncer en función de la edad del paciente”, escriben. Otro equipo de investigación estudió la capacidad del entorno celular para suprimir el cáncer. Descubrieron, en la línea del primer artículo, que el envejecimiento reduce la tendencia a desarrollar cáncer de pulmón y disminuye el impacto de las alteraciones en varias vías que normalmente suprimirían los tumores.
Estos hallazgos preliminares deben mirarse con lupa. En primer lugar, los artículos deben pasar por una revisión de pares (otros científicos) que evalúen los resultados. Pero además, hay por lo menos dos cosas que tiene que tener en cuenta. Los modelos con ratones, aunque útiles y muy importantes para la ciencia, no logran simular completamente cómo funciona el cuerpo humano. En este caso, podría haber diferencias relevantes en cómo se generan los tumores en humanos y en los ratones. En segundo lugar, los resultados del cáncer de pulmón podrían no trasladarse a cánceres en otros tejidos. Los tipos de cáncer son muy diversos y pueden responder de manera diferente a factores como el envejecimiento.
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Sin embargo, y aunque aún queda mucho por investigar de ese tema, los hallazgos sí resaltan la importancia de estudiar el cáncer en la población más adulta. “La gente suele pensar que el envejecimiento es simplemente malo”, afirmó para el portal de noticias de Nature Dmitri Petrov, biólogo evolutivo de la Universidad de Stanford y autor del trabajo preliminar. “Pero si este [trabajo] es correcto, entonces el envejecimiento tiene un papel beneficioso que desempeñar”.
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La relación entre mayor edad y más enfermedad puede ser una constante relativamente fácil de encontrar en la medicina y en el periodismo de salud. Todos los días es posible que se encuentre con artículos que explican cómo aumenta el riesgo de sufrir ciertas enfermedades a medida que se hace más viejo. El cáncer es una de ellas. Se trata de una enfermedad que se puede presentar en todas las edades, pero cuya incidencia aumenta bruscamente en la sexta y séptima década de la vida de los seres humanos.
Sin embargo, y después de los 80 años, dicha incidencia cae bruscamente en algunos tipos de cáncer. Es el caso del adenocarcinoma de pulmón (también conocido como cáncer de pulmón), que causa aproximadamente el 7 % de todas las muertes por cáncer en el mundo. La mayoría de sus diagnósticos ocurren alrededor de los 71 años. La incidencia de este cáncer aumenta con la edad, tanto en fumadores como en no fumadores, pero comienza a disminuir después de los 80-85 años. ¿Por qué ocurre eso?
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Dos estudios publicados como preprints en el servidor bioRxiv (lo que significa que aún no han sido revisados por pares) postulan que, después de los ochenta años, el número y la aptitud de las células madre y progenitoras disminuyen, lo que podría contrarrestar la acumulación de mutaciones somáticas y, por lo tanto, inhibir la formación de tumores. Las mutaciones somáticas son alteraciones en el ADN que ocurren en células no germinales y pueden acumularse a lo largo del tiempo. En las células madre y progenitoras, estas mutaciones pueden dar lugar a la formación de cáncer.
Con el envejecimiento, postulan los trabajos, no solo disminuye la cantidad de células madre y progenitoras, sino también su capacidad funcional. Esta disminución podría, en teoría, reducir el riesgo de cáncer al limitar la proliferación celular descontrolada. Para intentar probar su teoría, los investigadores estudiaron ratones genéticamente modificados de dos grupos de edades: jóvenes (12-16 semanas) y viejos (104-130 semanas). En los animales, introdujeron una enzima que activó un gen canceroso, lo que desarrolló un tumor con características similares a los tumores humanos.
Sorprendentemente, encontraron que los ratones viejos vivían un 37% más que los jóvenes tras la inducción del cáncer. Además, observaron que los ratones viejos desarrollaban significativamente menos tumores en todas las etapas de la enfermedad, sugiriendo que el envejecimiento podría suprimir la iniciación de tumores. En particular, las células AT2 viejas (donde se “activó” el cáncer) mostraron una menor capacidad para iniciar la formación de tumores. Para confirmar que su hipótesis es válida para otros tipos de cáncer de pulmón, los investigadores crearon tumores pulmonares en ratones viejos y jóvenes de tipo salvaje y con diferentes alteraciones genéticas. Notaron que los ratones viejos tenían menos y tumores más pequeños.
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En el primer estudio publicado, los autores plantean que las células madre o progenitoras envejecidas pierden su capacidad de transformarse en diferentes tipos celulares (pluripotencialidad). Conforme envejecen, su capacidad de comenzar tumores (potencial de iniciación tumoral) disminuye. Es decir, una vez que la pluripotencialidad cae por debajo de cierto nivel necesario, las células no pueden convertirse en células cancerosas, lo que podría explicar por qué la incidencia de cáncer, incluid o el cáncer de pulmón, es menor en personas muy mayores.
“Estas diferencias dependientes de la edad pueden permitir la personalización de las estrategias de prevención y tratamiento del cáncer en función de la edad del paciente”, escriben. Otro equipo de investigación estudió la capacidad del entorno celular para suprimir el cáncer. Descubrieron, en la línea del primer artículo, que el envejecimiento reduce la tendencia a desarrollar cáncer de pulmón y disminuye el impacto de las alteraciones en varias vías que normalmente suprimirían los tumores.
Estos hallazgos preliminares deben mirarse con lupa. En primer lugar, los artículos deben pasar por una revisión de pares (otros científicos) que evalúen los resultados. Pero además, hay por lo menos dos cosas que tiene que tener en cuenta. Los modelos con ratones, aunque útiles y muy importantes para la ciencia, no logran simular completamente cómo funciona el cuerpo humano. En este caso, podría haber diferencias relevantes en cómo se generan los tumores en humanos y en los ratones. En segundo lugar, los resultados del cáncer de pulmón podrían no trasladarse a cánceres en otros tejidos. Los tipos de cáncer son muy diversos y pueden responder de manera diferente a factores como el envejecimiento.
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Sin embargo, y aunque aún queda mucho por investigar de ese tema, los hallazgos sí resaltan la importancia de estudiar el cáncer en la población más adulta. “La gente suele pensar que el envejecimiento es simplemente malo”, afirmó para el portal de noticias de Nature Dmitri Petrov, biólogo evolutivo de la Universidad de Stanford y autor del trabajo preliminar. “Pero si este [trabajo] es correcto, entonces el envejecimiento tiene un papel beneficioso que desempeñar”.
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