El Espectador le explica la reforma a la salud aprobada en Cámara
Las EPS no van más como las conocemos, la Adres crece en poder, el financiamiento que se necesita es billonario y urge un debate de fondo sobre la sostenibilidad del sistema.
Edwin Bohórquez Aya
Es miércoles, día de El Espectador le explica. Que las Entidades Promotoras de Salud, EPS, ya no serán lo que conocemos hoy; que la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, Adres, más conocida como el banco de la salud, tendrá más poder que nunca con nuevas responsabilidades tanto en el giro de recursos como en temas de revisión y auditoría; que se crea un gran sistema de información digital para que todas las bases de datos estén conectadas, en línea y funcionales disponible a toda la cadena médica; o que se crean los Centros de Atención Primaria en Salud, CAPS. De todo esto -y más- es de lo que está hablando el país, no solo en el Congreso, sino en cada casa, oficina, centro médico, pasillo de restaurante. No es para menos, pues se trata de una profunda modificación al sistema como lo hemos conocido las últimas generaciones de colombianos. Y ya fue aprobado por la Cámara de Representantes. Por eso le pedimos a la redacción de Salud que nos enviara todos los enlaces con los que se ha cubierto este trámite legislativo y con esa información construimos este boletín, que busca explicar cómo cambia el sistema de salud en Colombia, con lo hasta ahora avalado. Comencemos.
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. Que las Entidades Promotoras de Salud, EPS, ya no serán lo que conocemos hoy; que la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, Adres, más conocida como el banco de la salud, tendrá más poder que nunca con nuevas responsabilidades tanto en el giro de recursos como en temas de revisión y auditoría; que se crea un gran sistema de información digital para que todas las bases de datos estén conectadas, en línea y funcionales disponible a toda la cadena médica; o que se crean los Centros de Atención Primaria en Salud, CAPS. De todo esto -y más- es de lo que está hablando el país, no solo en el Congreso, sino en cada casa, oficina, centro médico, pasillo de restaurante. No es para menos, pues se trata de una profunda modificación al sistema como lo hemos conocido las últimas generaciones de colombianos. Y ya fue aprobado por la Cámara de Representantes. Por eso le pedimos a la redacción de Salud que nos enviara todos los enlaces con los que se ha cubierto este trámite legislativo y con esa información construimos este boletín, que busca explicar cómo cambia el sistema de salud en Colombia, con lo hasta ahora avalado. Comencemos.
Antes de ir a la coyuntura y entender de qué se tratan los cambios que está proponiendo el Gobierno con su proyecto de reforma, dejamos en este enlace el primer El Espectador le explica del 15 de febrero de 2023 cuando contamos, detalladamente, el documento que había redactado la administración Petro y que hablaba del papel que jugarían las EPS en el nuevo escenario, del costo financiero estimado de esos cambios, cómo se tocaba el régimen laboral especial para los trabajadores de la salud y, por supuesto, todo lo que tenía que ver con la administración de los recursos públicos. Y para el 22 de ese mismo mes, en otro extenso boletín de El Espectador le explica con más de 100 contenidos periodísticos, ahondamos en el papel de la superintendencia, lo que sucedería con la medicina prepagada, el foco a la atención primaria y el Consejo Nacional de Salud.
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Para ese instante la cabeza que estaba liderando el ministerio era Carolina Corcho y hablaba de cinco puntos determinantes sobre los que versaba su idea de reforma, que eran “La administración pública de los recursos públicos”, “Fundamento del sistema en salud será la atención primaria en salud”, “Régimen laboral especial para los trabajadores y trabajadoras del sistema de salud”, “Determinantes sociales de la salud” y “Sistema público de información en línea”. Pero de ese momento hasta finales del primer semestre, mucha agua pasó debajo del puente, tanto a favor como en contra de la reforma; incluso con cambio de cabeza al mando del ministerio de Salud, y aunque la columna vertebral de la idea de modificación del modelo a la salud se mantenía, ahora la tarea era de Guillermo Alfonso Jaramillo, el nuevo ministro, quien buscaba cambiar la discusión con más estrategia política y con el trabajo conjunto de Luis Fernando Velasco, ministro del Interior. La fórmula, además, fue pública y, por lo visto, funcionó: no negociar en bloque con los partidos sino en un uno a uno con cada congresista para buscar que la mayoría del Legislativo, de esa forma, los acompañara en la aprobación del proyecto.
Pero la tarea no ha sido fácil. Hubo acusaciones públicas de que fichas del Gobierno repartieron puestos, la llamada mermelada, a cambio de votos. El Mintic, Mauricio Lizcano, dijo que eso es falso y ha defendido su tarea en el Congreso como representante del Ejecutivo. En entrevista con El Espectador, incluso, aseguró que la reforma a la salud es una reforma ante todo de tecnología: “La única forma de que la salud sea rentable en Colombia es si le aplican tecnología, inteligencia artificial. Con los esquemas que tiene la salud en Colombia no les dan los márgenes ni para las EPS, si es que continúan, en lo que continúen, ni para el Gobierno”.
Y es que hay una realidad innegable y esa es que esta reforma está sobre la mesa de prioridades de Petro. Eso fue evidente en sus promesas de campaña cuando era candidato, en su llegada a la Casa de Nariño y ahora más que nunca cuando ve la luz en la Cámara de Representantes. Pero para que se diera, han sido necesarias sentadas a “tomar tinto” con los congresistas que incluso no apoyaban dichas modificaciones, con integrantes de partidos que no estaban del lado de la iniciativa gubernamental, también con el expresidente y líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, con quien se sabe que existen diferencias marcadas. Y así, poco a poco, con esas conversaciones y la filigrana política que va más allá de lo evidente en una plenaria, se ha destrabado esta aprobación que parecía imposible. El apoyo adicional se dio por parte de integrantes del partido Liberal, del Conservador, de la Alianza Verde y de la U. Así que antes de llegar a lo que pasó esta semana, vamos un poco atrás, desde cuando Jaramillo llegó a tomar las riendas del ministerio y de la reforma:
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El 4 de octubre se conocía una esperada conclusión y esa era la de la comisión accidental sobre la reforma a la salud -tiene más de 40 congresistas- que se había conformado con el objetivo de llegar a acuerdos que tenían alejados a los distintos legisladores. “Sale un texto que genera mayor consenso, pero con puntos que están definitivamente en disenso y que muestran dos formas distintas de ver el modelo de salud”, decía Martha Alfonso Jurado, representante del Partido Verde. Fue entonces criticada dicha comisión pues, aunque lograron conciliar algunos temas, no fue así con los más delicados. “Que esos temas sigan casi intactos y generando los mismos debates después de la comisión, habla de un trabajo que es por lo menos decepcionante”, le dijo a El Espectador Giovanni Jiménez Barbosa, profesor de salud pública de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
¿En qué puntos de la reforma sí lograron acuerdos? “La formación de talento humano, la dignificación de las condiciones laborales de los trabajadores de la salud y el tema de medicamentos, a grandes rasgos”, dijo Jimenez. Y nos contaba la redacción de Salud de El Espectador, que “también lograron algunos acuerdos respecto a las EPS y al papel de Adres, el llamado banco de la salud. Por ejemplo, los congresistas estuvieron de acuerdo en prohibir la integración vertical en segundo y tercer nivel y en la necesidad de eliminar la intermediación financiera y de que el Adres se convierta en el gran girador del sistema, tanto para los futuros Centros de Atención Primaria en Salud (CAPS), como para las redes de atención de intermedia y alta complejidad (como los hospitales y clínicas)”. También “la priorización del pago de las deudas al talento humano en salud durante el proceso de pagos de deudas de las actuales EPS que busquen convertirse en las futuras Gestoras de Vida y Salud”.
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Entonces para ese instante, ¿qué estaba en orillas distintas para los congresistas? En el fondo, temas relacionados con las EPS. Explicaron los colegas que, por ejemplo, no estaba claro acciones como la afiliación, la gestión del usuario a través del sistema, la conformación de las redes que incluyen hospitales y clínicas, entre otras, pues en la actualidad esa responsabilidad es, en su mayoría, de las EPS. Pero en el nuevo escenario, sería tarea de las Gestoras de Salud y Vida, las entidades territoriales en salud y los Centros de Atención Primaria en Salud, e incluso la Adres. Sin embargo, a la hora de que un paciente busque hacer valer sus derechos, ¿a cuál de todas estas entidades le reclamaría, si se necesita, vía tutela? Esa fue una de las grande dudas. También se hablaba del periodo de transición del actual modelo al propuesto. El proyecto contempla eso en dos años, pero para congresistas como Julia Miranda, ese tiempo es corto. “No hay claridad sobre el régimen de transición y los costos reales y concretos que implicaría la reforma. La construcción y puesta en marcha de los sistemas de información y los costos asociados y el tiempo necesario para ampliar la capacidad de la Adres para asumir las nuevas funciones no son claras”. La comisión entonces recomendaba una votación en bloque para los artículos que sí estaban concertados, pero una votación individual y con amplio debate en los que no.
Casi en paralelo, el país conocía de una crisis financiera en tres de las más grandes EPS del país porque supuestos pagos que debía hacer el Gobierno no se cumplieron, pero el ministerio de Salud las cuestionaba y aseguraba que esa no era la realidad y que dichos pagos estaban al día. Se hablaba de problemas en los presupuestos máximos (el dinero con el que se pagan todas las tecnologías -medicinas- y servicios que no están en el Plan Básico de Salud) y de un desfinanciamiento de la UPC (la plata que gira el Estado por la atención de cada colombiano). Sobre el primero, porque las EPS traían deudas atrasadas que se están volviendo cada vez más costosas (Sanitas, por ejemplo, dice que no ha pagado porque no ha recibido los recursos necesarios del Estado); sobre el segundo, por considerarse que no se hicieron los ajustes anuales adecuados. El ministro Jaramillo era enfático al respecto: “Los recursos para financiar el sistema de salud son suficientes y se pagan a tiempo”.
Los pacientes elevaban su voz frente a la reforma que ya tenía curso en el Congreso. La academia, por medio de siete instituciones de educación superior, advertía sobre las necesidades de debatir a fondo el asunto determinante de financiación de todo el sistema de salud. Y desde la comunidad internacional, se anunció “el asesoramiento y el apoyo técnico de las agencias especializadas de la OPS y la OMS” a la reforma:
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Para final de octubre, cuando el país hablaba de la crisis en la entrega de medicamentos por cuenta de un lío económico entre Cruz Verde y EPS Sanitas, y además se hablaba de todo el modelo de financiamiento del sistema; la reforma a la salud volvía a la plenaria de la Cámara de Representantes en su obligado tránsito por el Congreso. “La controversia gira en torno a transformar las EPS en Gestoras de Vida y Salud, la fragmentación de responsabilidades en el nuevo modelo de atención y las preocupaciones sobre la financiación y la transición del sistema de salud”, escribía Juan Diego Quinceno, periodista de la sección Salud, quien ha seguido detalladamente todo este proyecto.
El debate, en la plenaria de la Cámara de Representantes, iba subiendo de temperatura. Pero fue el 14 de noviembre cuando incluso el mismo Petro entró a lanzar su opinión -y solicitud- sobre el artículo 42 del capítulo II, que hablaba del método de elección de directores de instituciones de salud pública. ¿Por qué hasta Petro se refirió a ello? “Un grupo de congresistas, entre los que se encontraba Alfredo Mondragón, ponente del proyecto de reforma a la salud, firmaron una proposición que cambiaba radicalmente ese artículo. Básicamente, los congresistas pedían eliminar todo el apartado de los puntajes mínimos para dirigir una institución de salud pública, y no se mencionaba en ningún lado a las universidades o al Departamento Administrativo de la Función Pública. Solo, y hacia al final, se decía que “para la posesión del cargo, el director nombrado deberá realizar previamente un proceso de inducción, el cual será reglamentado por el Ministerio de Salud y Protección social”, contaron los colegas de la sección de Salud.
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Eso, en otras palabras, quería decir que se eliminaba el mérito de un profesional y quedaba en manos de un político la elección de los directores de las instituciones de salud pública sin tener en cuenta esa formación y experiencia. “Espero que la Cámara no apruebe esta modificación que le hicieron al artículo 42 de la reforma a la salud que presentamos. Los directores de los centros de salud públicos deben ser nominados por fuertes procesos de selección tal como propuso el Gobierno”, escribió el presidente en redes sociales.
Para el 22 de noviembre, cuando el avance de la reforma en el Congreso era incipiente -tan solo cinco artículos habían sido aprobados-, se concretó la reunión entre Gustavo Petro y Álvaro Uribe Vélez. “Entre gritos, acusaciones, mociones de orden, aclaración y réplicas, el debate se ha estancado”, escribía Juan Diego Quinceno. “Hay tres puntos en los que coinciden en la reforma con la oposición: priorizar la atención en zonas rurales “donde no hay capacidad suficiente para atender a la población”; fortalecer los hospitales públicos de todo el país, y el sistema de aseguramiento de los pacientes”. En los que no, un poco más de 50 artículos, para ese instante: “Nos inquieta mucho el papel de las Gestoras de Vida (hoy EPS) y sus funciones, que creemos no están claras y se solapan con otras entidades como las territoriales, la Adres o los CAPS”, decía Clemencia Mayorga, presidenta del Colegio Médico de Bogotá y Cundinamarca.
La reunión duró tres horas, no se llegó a acuerdos, pero se dejaron saber los puntos de encuentro, como “el énfasis en la atención preventiva y rural, o el mejoramiento de las condiciones laborales de los profesionales del sector salud, además de la creación de un sistema de información unificado”. No creían necesaria una reforma estructural los liderados por Uribe. “El Centro Democrático tiene críticas o líneas rojas frente a la reforma de Petro que resumió en un semáforo rojo. Entre ellas está, por ejemplo, la creación de los Centros de Atención Primaria en Salud (o CAPS) que planea construir el Gobierno como la puerta de entrada al sistema de salud”, contó la redacción Salud.
“Si se fueran a construir 2500 CAPs de 1.000 m cada uno y a costo de bodega, valdría entre $33 y $40 billones. La anterior suma, sin incluir la dotación. Es más pertinente mejorar los que existen, dejar que las EPS sigan cumpliendo su misión y hacer algo diferente con una reglamentación muy clara sobre los límites a la integración vertical; utilizar ese dinero para mejorar la atención rural, la prevención y para poder pagar deudas del sistema”, se podía leer en la presentación que Uribe y su equipo mostraron, nos contaron los periodistas de la sección de Salud.
Y con esa previa, comenzó en forma la discusión de los temas más complicados de la reforma. Se conoció, por fin, el costo y viabilidad de dicha reforma a la salud en un documento del ministerio de Hacienda, para luego en un ejercicio de discusión que sorprendió por lo eficiente y rápido, el país se enteró de la aprobación del articulado que ponía fin a las EPS como se conocen hasta hoy y las transforman en Gestoras de Salud y Vida (EGVIS). Se supo de la crítica de ex altos funcionarios del sector salud que aseguraban que “ni los pacientes ni los usuarios han sido el centro de atención de esta reforma”:
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Para ese 30 de noviembre se veían, por encima de todo, movimientos políticos. Por ejemplo, Laura Peralta, de la redacción que cubre el Congreso, contaba que el encuentro de algunos representantes del conservatismo con el presidente Gustavo Petro causó molestia al interior del partido y que “desde el Senado prometen mayor hostilidad con el proyecto”. Es decir, ya iban dando por sentado que en lo que respecta a la Cámara, se aprobaría el documento.
Y así fue. Ese 30 de noviembre, la velocidad de aprobación no soltaba al acelerador. De más de 140 artículos, quedaban apenas 9 para aprobación. Los partidos de Gobierno celebraban. La oposición advertía que la reforma se estaba avalando a punta de “pupitrazo” y lejos de un debate sólido. La redacción Política escribió: “El representante Andrés Forero, del Centro Democrático, aseguró que “el presidente (de la Cámara), Andrés Calle, desconoce la reunión de los voceros, donde se planteó que los artículos polémicos iban a ser votados de manera independiente”. Según él, también se hizo caso omiso a las proposiciones que hicieron varios congresistas y “fue imposible hacer una argumentación debida de 10 artículos cuando no hay unidad técnica””.
Sin más que los hechos, la redacción de Salud resumió esos frenéticos últimos días así: “Después del tinto del presidente con el Centro Democrático (que terminó, una vez más, sin acuerdos), el debate se retomó en la Cámara con nuevos bríos que terminaron por destrabar, en apenas cuatro días, los temas más claves de todo el proyecto”. Y, acto seguido, detallaron: “Este jueves se aprobaron los artículos que transforman las EPS en lo que el proyecto llama “Gestoras de Vida y Salud”, los últimos artículos más controversiales que quedaban después de que esta semana se diera luz verde a la transformación de la Adres (el gran banco de la salud), y a todo lo que tiene que ver con atención primaria en salud. Si el proyecto se vuelve ley, las EPS dejarán de existir, tal como los colombianos las han conocido durante los últimos 30 años, desde la Ley 100 de 1993″.
Los ponentes de la reforma ya celebraban y consideraban como un “enorme triunfo” el avance del articulado. Se sabía que los partidos Liberal y La U eran claves para destrabar la discusión. El ministro de Interior, Luis Fernando Velasco decía que no se acabarían las EPS y que no se desecharían los puntos positivos del modelo de aseguramiento privado actual, pero dejó claro que quienes lo defienden deberán reconocer lo que él llama el fracaso en materia de prevención y atención en las regiones apartadas. “Queremos recoger los éxitos y corregir los fracasos”, argumentó Velasco.
“El presidente Gustavo Petro dijo hace poco que presentará la reforma a la salud las veces que sea necesario. El proyecto se convirtió en punto de honor de un gobierno reformista: a pesar de tener muchas otras propuestas sobre la mesa, es el proyecto de salud el que rompió la coalición de gobierno a principio de año, cobró el puesto de la exministra Carolina Corcho y generó el éxodo de ministros del gabinete. La llegada del ministro Guillermo Jaramillo prometió conciliación, pero pronto abandonó esa actitud y hoy es la cabeza de la lucha contra las EPS y los críticos de la reforma. En Casa de Nariño parecen sentir que el legado de esta presidencia depende del éxito de este proyecto”.
Editorial de El Espectador.
En el fondo, esta discusión de la reforma a la salud fue girando todos los focos en un exclusivo tema que es el que, más allá se los asuntos técnicos, toca a las personas. Ese tema se llama EPS. ¿Por qué? Porque a la EPS es que llamamos a pedir una cita, en donde nos hacen los exámenes, por medio de quien nos atienden los médicos, incluso en donde nos han hecho cirugías a los que lo hemos necesitado. Entonces, si ya se había aprobado en la Cámara de Representantes cambiar lo que hoy entendemos como una EPS, ¿qué es lo que viene? Aquí va una breve explicación que nos entregó la redacción de Salud en cuatro puntos:
1. Dice la ley que en nuestro país el seguro de salud es público y universal, lo que quiere decir que la totalidad de colombianos están asegurados. Los trabajadores aportan una proporción de su salario (régimen contributivo) y los que no trabajan, están cubiertos por el régimen subsidiado. Se supone que todos tienen derecho a la misma atención. En 1993 aparece entonces la figura de EPS, un modelo inspirado en los sistemas de Alemania y Holanda, a quienes se les delegó la gestión de ese seguro de salud. Las EPS deberían lograr que todos los colombianos estuvieran cubiertos y protegidos dentro del sistema. Les dieron la tarea de recaudar aportes del 4 % (recursos que deben entregar a la Adres) y la estructuración de una red de prestadores (como clínicas) para que los afiliados accedan a los servicios. El Estado, entonces, se comprometió a girarles anualmente un dinero, que es Unidad de pago por capitación (o UPC). Así se garantiza el acceso a los colombianos al Plan Básico de Salud, lo que incluye acciones de prevención de la enfermedad. A eso se le llama “gestión de riesgo en salud”. Si esa plata no alcanza, las EPS deben cubrir la diferencia. Eso se llama “gestión del riesgo financiero”. Esto es lo que va a cambiar, que “si bien en la reforma a la salud las EPS no dejan de existir, sí pierden su rol protagónico en estas responsabilidades”.
2. “Se aprobaron los artículos 12, 13 y 14, que tratan sobre las redes Integrales e Integradas de Servicios de Salud, es decir, el conjunto de organizaciones que prestan servicios, las IPS. Son contratadas y gestionadas por las EPS, pero en el nuevo modelo, serán habilitadas y autorizadas por el Ministerio de Salud, en apoyo con las direcciones departamentales y distritales (las secretarías de salud). Las Gestoras (en lo que tendrían que convertirse las EPS) apoyarían solo en tareas de coordinación, algo que han rechazado las EPS, que dicen necesitar tener el control de esas redes para gestionar el riesgo en salud”.
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3. Los artículos 9 y 10 crean y le dan funciones a los Centros de Atención Primaria en Salud (CAPS), entidades de atención básica. Estos CAPS tendrán funciones como la adscripción poblacional (todas las personas, sus familias y hogares deberán estar adscritos a un CAPS de su preferencia en función de su lugar de residencia), algo que hoy hacen las EPS, pero además deberán gestionar la información de las condiciones de salud de las personas y gestionar incapacidades y licencias de maternidad y paternidad, algo que en la actualidad es responsabilidad de las EPS.
4. Las EPS también pierden su rol protagónico en la auditoría de las cuentas médicas que, según los artículos 58, 60 y 70, también aprobados, pasarán a ser funciones principales de la Adres. Para entender esto, hay que saber que como la UPC es el dinero con el que hoy cuentan las EPS para cumplir con sus responsabilidades, el ideal es que hagan todo lo necesario para que la plata alcance. Por esto último, auditan los procedimientos médicos en acciones que han sido muy controversiales como las famosas autorizaciones. “Las EPS vigilan los procedimientos médicos durante tres momentos: la auditoria previa, cuando lo autoriza; las acciones de auditoria concurrente, es decir, mientras se está prestando el servicio (que ocurre sobre todo en hospitalizaciones o en procesos crónicos como las diálisis); y la auditoria posterior, cuando la EPS recibe la cuenta y vuelve a revisar si el paciente existe, si era pertinente lo que le hicieron, etc.”, nos explicaba hace unos meses Ramón Abel Castaño, consultor en sistemas de salud y máster de la Escuela de Salud Pública de Harvard. En el artículo 58 de la reforma esas funciones de auditoría pasan a la Adres que, a su vez, podrá contratar a las Gestoras de Vida para que la hagan. El artículo 70 agrega, sin embargo, que la Adres podrá pagar el 85% de las facturas médicas que le hagan llegar los hospitales y clínicas dentro de los 30 días siguientes a su presentación. El pago del 15% restante estará sujeto a la revisión y auditoría de las cuentas.
Los cambios, hasta ese momento aprobados, en esta infografía:
Para el 4 de diciembre, con menos de 10 artículos por aprobar, estaban pendientes las facultades extraordinarias al presidente Gustavo Petro, los que determinaban la naturaleza del aseguramiento en Colombia y los que estipulaban cómo se elegiría a cada director (o directora) de los hospitales públicos. Habló Uribe, también el expresidente César Gaviria y, otra vez, el artículo 42 entraba en escena porque insistían en su aprobación cuando hasta el mismo Petro había pedido que no le dieran el aval con la modificación que le habían hecho.
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Lo que pasó después, a pesar del ruido político, ya estaba decantado. El 5 de diciembre Velasco, el ministro del Interior, negaba que las elecciones de gerentes de hospitales estuviesen acordadas con los liberales, es decir, el famoso artículo 42. Luego, el mismo día, la Cámara aprobaba las facultades extraordinarias para el presidente Petro para dictar normas que garanticen la consulta previa en pueblos étnicos. Y dos horas más tarde ya era un hecho que había sido aprobada la reforma a la salud en esta ala del Congreso, en la Cámara de Representantes.
Ya, en un corte de cuentas, ¿cómo había quedado el documento aprobado? Otra vez, volviendo a las EPS, estas “tendrán un plazo de dos años para decidir si se transforman en nuevas entidades. Durante ese período, deberán cumplir con ciertas condiciones, incluida la colaboración en la organización de los Centros de Atención Primaria en Salud (CAPS) y someterse al giro directo de fondos por parte de la Adres (banco de la salud)”. Las Gestoras de Vida y Salud (EGVIS), como se llamarán, podrán ser de naturaleza privada, pública o mixta y deben coordinarse con los CAPS y las direcciones Departamentales y Distritales de Salud. Además, se les asignan funciones para gestionar el riesgo en salud, desde la Atención Primaria hasta los servicios de mediana y alta complejidad, establecer sistemas de referencia y contrarreferencia, garantizar el acceso a los servicios de salud y realizar auditorías de calidad y cuentas médicas”, contaron los periodistas que han seguido detalladamente esta reforma.
El Gobierno celebró la aprobación mientras que la oposición dijo que estaba lista para intentar frenarla en el Senado, a donde llega tocando la puerta de entrada de la Comisión Séptima. ¿Qué decían distintos sectores de la salud? “El texto recién aprobado generará un modelo desintegrado, fraccionado, desfinanciado y que pone en riesgo la protección financiera de las familias y hogares. Esperamos que en el Senado se pueda tener un debate más técnico”, dijo Carmen Eugenia Dávila, directora de Gertarsalud, el gremio de las EPS del régimen subsidiado. Juan Carlos Giraldo, presidente de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, dijo: “Respecto a los textos ha habido algunas modificaciones importantes. Es positivo que se piense en mejorar el flujo de recursos, mejorar la atención primaria en salud, que haya nuevas competencias para las Gestoras. Tenemos preocupaciones sobre todo con las competencias de los CAPS y la manera que debemos encontrar para que se inserte en el sistema. Se debe trabajar mucho en el manual tarifario”. El expresidente Ivan Duque también se refirió: “El Senado tiene la responsabilidad histórica de salvar el sistema de salud”.
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Entre los otros cambios están: la atención primaria. “Todos los colombianos se tendrán que adscribir al CAPS más cercano a su residencia. Podrán ser de carácter público, privado o mixto. De estos CAPS, se ha dicho que habrá uno por cada 25.000 personas y no todos se construirán: el Gobierno ha señalado que quiere usar alrededor de 17.000 sedes de hospitales y clínicas que ya se encuentran distribuidas por todo el país, especialmente en aquellas regiones más alejadas”. Se profundiza en los Equipos de Salud Territorial, se dividirá el país en Territorios para la gestión de salud, cambian las Redes integrales e integradas de servicio, la Adres se convierte en una especie de gran hermano, un todo poderoso que “asumirá como el pagador único del sistema de salud, girando los recursos a todos los actores del sector”.
Las EPS, por supuesto, las que decidan seguir, deberán convertirse en Gestoras de Vida y Salud, la transición se debe dar en dos años, la Nueva EPS tendrá la misión de llegar a donde las otras EPS no llegan, pero más allá de esa retadora tarea, “en el supuesto de que todas las EPS con alguna medida de intervención de la Superintendencia Nacional de Salud salgan del sistema, más de diez millones de colombianos tendrían que ser trasladados “preferiblemente” a Nueva EPS”. Se crea el Sistema de información Público Unificado Interoperable y en materia de Financiación, la reforma propuesta por el gobierno de Gustavo Petro costará alrededor $140 billones entre 2024 y 2033.
Hoy las EPS:
- · Buscan y afilian a los colombianos.
- · Gestionan la información de sus afiliados
- · Conforman y administran una red de prestadores (clínicas y hospitales), con quienes hacen contratos para garantizar los servicios de salud.
- · Auditan millones de cuentas médicas en tres momentos: antes del servicio, durante el servicio y posterior a él.
- · Autorizan el pago de los servicios médicos a las IPS.
En el nuevo modelo:
- · La afiliación de los colombianos la harán los CAPS
- · La gestión de la información estará en manos de los CAPS
- · La conformación de las redes la hará el Ministerio de Salud y las secretarías distritales y departamentales de salud
- · La coordinación de las redes la harán otras instancias a nivel departamental y regional
- · Las auditorias las contratará el Adres
- · El pago de los servicios lo hará de manera directa el Adres
Tras tres meses de debates y controversias, la reforma a la salud ya pasó y fue aprobada en la Cámara de Representantes, aunque el país está hablando de ella incluso desde tiempos de campaña, hace ya más de un año. Lo que sigue es el Senado: “En la Comisión Séptima el Gobierno posiblemente tendrá mayorías, pero en la plenaria la cuestión se complica un poco más. Allí la bancada oficialista representa alrededor del 40% de los senadores”. Si el Senado le da el sí, se hace la conciliación -si es que hay cambios sustanciales- y luego iría a la Corte Constitucional, a donde seguro, ante la evidente oposición que ha tenido este documento desde el día uno, llegarán demandas que buscarán que el alto tribunal, en vez de avalar y darle la bendición, le firme la partida de defunción. Para la muestra un botón: ¿Qué dirá la Corte sobre el tránsito de esta reforma que entró como proyecto de ley ordinaria y no como una estatutaria, como lo han preguntado los críticos del Ejecutivo?
El sistema de salud en Colombia, como muchos otros, necesita cambios. La realidad es distinta a la que se vivía hace 30 años, nos enfrentamos a una pandemia, vivimos siempre en déficit de recursos, para nadie es un secreto que basta con levantar el teléfono para pedir una cita y que la ofrezcan no para el día siguiente sino para el mes siguiente, que autorizar un examen a veces es una tortura o que conseguir un servicio profesional de salud en el campo o en otros territorios alejados de los centros poblados es imposible. Pero también es cierto que, por lo menos en los últimos 30 años, son millones de colombianos los que han sido cubiertos por un sistema que, con imperfecciones, ha funcionado y ha salvado vidas.
Que se tome lo mejor de los dos escenarios: de lo nuevo que busca reformar para que de verdad todos los colombianos tengamos plena cobertura y de calidad. Y de lo que ya está, lo valioso, lo que es funcional y que debería ser la base para edificar por el bien de todos los que habitamos en este país. Viene el Senado (y aquí seguiremos informando), donde es determinante que la financiación sea discutida con amplio debate y de la manera más transparente, pues se trata de los recursos de todos, de saber las fuentes de dónde van a salir todos estos billones que se necesitan para la transformación de la salud y, sobre todo, cómo se logra la sostenibilidad de un sistema que sigue recibiendo presiones no solo porque cada vez somos más sino porque todo es cada vez más costoso. No debemos olvidar algo: si en algo necesitamos tener lo mejor de lo mejor, por condición humana, eso es en el sistema de salud. Ni más, ni menos.
Me despido con nuestro acostumbrado mensaje: si les gustó este newsletter y el contenido que desarrollamos en El Espectador, invitados a disfrutar del contenido exclusivo que tenemos en nuestra página web. En esta labor de todos los días necesitamos compañía no solo para las críticas, que las recibimos con humildad, sino para que nos ayuden a construir un mejor país, denunciando, indagando, investigando, informando. Y no olviden dejar aquí abajo los temas que ustedes quisieran que investiguemos en la redacción de El Espectador. Nos vemos el próximo miércoles. Hasta pronto.
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