El informe que muestra el impacto del cambio climático en la salud de los colombianos
Un nuevo reporte elaborado por más de 23 instituciones, centros académicos y de investigación, revela cómo, debido al cambio climático, aumentaron las enfermedades infecciosas, las muertes prematuras y las pérdidas económicas. Inquieta lo que está pasando con el mosquito que transmite el dengue.
Daniela Quintero Díaz
En los últimos meses, nos hemos enfrentado a escenarios que parecían ser de un futuro lejano. Marzo fue el décimo mes consecutivo en el que la temperatura del planeta fue la más alta registrada. El mar se está calentando a niveles tan alarmantes, que ha provocado el cuarto evento masivo de blanqueamiento de corales. Y, en Colombia, el fenómeno de El Niño, las sequías y las altas temperaturas nos han empujado a un racionamiento de agua que no teníamos previsto.
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En los últimos meses, nos hemos enfrentado a escenarios que parecían ser de un futuro lejano. Marzo fue el décimo mes consecutivo en el que la temperatura del planeta fue la más alta registrada. El mar se está calentando a niveles tan alarmantes, que ha provocado el cuarto evento masivo de blanqueamiento de corales. Y, en Colombia, el fenómeno de El Niño, las sequías y las altas temperaturas nos han empujado a un racionamiento de agua que no teníamos previsto.
Desde hace décadas los científicos nos han advertido que el principal motor de estos eventos es la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. Pese a las advertencias, las emisiones no han dejado de aumentar. El problema es que, como ha asegurado el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, los eventos extremos que estamos viendo son “solo el principio”.
Más allá de las altas temperaturas, el calentamiento global está también impactando la salud humana. Este martes se publicó un nuevo reporte, The Lancet Countdown Latinoamérica, que reunió a más de 23 instituciones, academias, organizaciones de la ONU y centros de investigación. En él se demuestra la estrecha y preocupante relación entre el cambio climático y la salud humana a través de 34 indicadores.
Andrés Lescano, uno de los autores del reporte, tiene una buena frase para resumirlo: “En el largo plazo, que es la escala en la que actúa el cambio climático, estamos viendo tendencias muy negativas en el aumento de las temperaturas y los impactos de salud. Y las acciones de mitigación y adaptación no llegan a la magnitud necesaria para mejorar esas condiciones”.
El aumento en la frecuencia y duración de las olas de calor, enfermedades infecciosas que se intensifican y extienden, aumento de enfermedades respiratorias, pérdidas de vidas y pérdidas económicas son algunos de los efectos que ya son evidentes y que registra el reporte. Como explicaba hace unos meses Mariana Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown, en El Espectador, si la temperatura del mundo aumenta 2° C, las muertes relacionadas con el calor aumentarán en un 370 %. “Con el agravamiento del cambio climático, sus efectos sobre la salud física y mental de las personas dejan de ser hipotéticos”, decía.
Uno de los hallazgos más preocupantes del reporte va en esa misma línea: solo entre 2013 y 2022 hubo un aumento del 140 % en la mortalidad relacionada con el calor, en comparación a los años 2000 a 2009, en Latinoamérica. En Colombia, entre 2013 y 2022, los menores de un año experimentaron, en promedio, 504 % más de días de olas de calor (esos periodos sostenidos de dos o más días con temperaturas inusualmente altas). Las personas mayores de 65 años, un 598 %.
Una buena forma de entender esa exposición al calor es observando el siguiente cuadro. Desde 2000 hasta 2022, las temperaturas medias de verano a las que estuvieron expuestas las personas aumentaron (entre más rojos los recuadros, las temperaturas son más calientes). En el país, cada año las temperaturas aumentaron, en promedio, 0,04 °C. Y en 2022 son 0,18° C más altas que en el periodo de referencia (1986-2005).
Esa exposición, además de impactar la salud, también afecta a los trabajadores. Limita la productividad laboral y pone en riesgo los ingresos y medios de vida. Según el reporte, entre 2013 y 2022 se perdieron anualmente 1.5 mil millones de horas laborales por exposición al calor. Un aumento de 87% con respecto a la década de 1990. Hasta ahora, Colombia no cuenta con alertas tempranas para olas de calor.
Una de las medidas para adaptarse a esos aumentos de temperatura son los espacios verdes en las ciudades. En palabras sencillas, estos ayudan a reducir la contaminación ambiental y a que las olas de calor se sientan menos. Pero de los 109 centros urbanos de la región analizados, entre los que se encuentran ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga, ninguno tiene niveles de espacio verde “altos” o “superiores”. Hay, además, una gran desigualdad en el acceso a estos espacios. Como se observa en el siguiente mapa, las principales ciudades de Colombia tienen la cobertura “moderada”, “baja” o “muy baja”.
Un clima idóneo para enfermedades infecciosas
El cambio climático también puede poner en aprietos muchos de los logros conseguidos durante décadas en términos de salud pública. En Colombia, el aumento de temperaturas y de precipitaciones ha mejorado la capacidad del mosquito Aedes aegypti de transmitir el dengue en un 66% entre 2013 y 2022. Una cifra por encima del promedio latinoamericano (54 %). Además, está llegando a nuevas zonas geográficas. Estos aumentos coinciden también con el incremento de número de casos de dengue en los últimos años.
Otro de los principales indicadores es la transmisión de bacterias como el Vibrio, un patógeno al que le atraen las aguas con baja salinidad y más calientes, y que causa enfermedades diarreicas o infecciones sistémicas. Con el aumento de temperatura y las lluvias cada vez más extremas, las zonas costeras aptas para su transmisión han aumentado 670 kilómetros en el mundo, señala el reporte. Ya ha llegado a zonas donde antes era “imposible” que estuviera.
Los investigadores también advierten que la mortalidad prematura por contaminación del aire a causa de combustibles fósiles aumentó en el país un 54 % de 2005 a 2020. Esas partículas contaminantes aumentan el riesgo de tener enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer de pulmón, diabetes, trastornos neurológicos, entre otros. Los valores más altos en el país provienen de los sectores de plantas de energía, vivienda e industria (ver gráfico sobre muertes prematuras en Colombia(. De hecho, revela el informe, ninguna ciudad de Suramérica cumple con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre los límites “seguros” de la contaminación atmosférica. Por eso, solo en 2020, hubo 123 muertes prematuras por millón de personas, un aumento del 3,9% con respecto a 2005.
Colombia está entre los países de la región que se comprometieron a desarrollar sistemas de salud resilientes y bajos en carbono. Sin embargo, hasta ahora -asegura el documento- no ha impulsado evaluaciones que ayuden a entender mejor los riesgos relacionados con la salud y el cambio climático, y tampoco cuenta con planes nacionales de adaptación enfocados en los temas de salud.
Impulsar medidas que cambien esta tendencia se requiere de un asunto importante: la financiación. “Los impactos de estos peligros relacionados con el clima dependen de la capacidad de los humanos para prepararse, minimizar y responder a estos peligros”, se lee en el documento. Sin embargo, alerta, los fondos son cada vez más escasos. A nivel regional, los recursos asignados por el Fondo Verde del Clima para proyectos de adaptación al cambio climático se disminuyeron un 16%. Y ninguno de los fondos aprobados en 2022 se destinó a proyectos de cambio climático y salud.
El año pasado, durante la cumbre del clima en Dubái, se destinó por primera vez en toda la historia de las negociaciones un día para reconocer los profundos impactos del cambio climático sobre la salud. Pese al reconocimiento, los retos siguen siendo grandes. “Es evidente que el progreso en la agenda climática está rezagado con respecto al ritmo urgente y necesario. Aunque el compromiso con la intersección entre salud y cambio climático es cada vez mayor, la participación gubernamental sigue siendo insuficiente”, aseguran los autores del reporte.
Por eso, el reporte deja también algunos mensajes clave y rutas de acción: se necesitan políticas públicas que tengan en cuenta tanto los temas climáticos, como los asuntos de salud. También se requiere aumento de financiamiento y acelerar la transición energética.
Cambio climático, salud y pérdidas económicas
Solo en 2022, América Latina perdió US $ 15,6 mil millones por fenómenos meteorológicos extremos. La mortalidad relacionada con el calor también está dejando un alto costo. Si se pudiera monetizar la pérdida de vidas en dinero, señala el informe, América Latina tuvo pérdidas que superan el ingreso promedio de 451.000 personas anualmente.
También se pierden ingresos cuando se reduce la capacidad laboral por un exceso de calor. “La pérdida potencial total de ingresos por la reducción de la capacidad laboral fue de US 1.78 mil millones en 2022. Los sectores de agricultura y construcción experimentaron las pérdidas más elevadas. Además, la mayor frecuencia de días de olas de calor y sequías en 2021 se asoció con 9,9 millones de personas adicionales que experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave.
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