El informe que revela los retos de cerrar las brechas de género en Colombia
Reducción de embarazos adolescentes y mortalidad materna, además de mayor participación de mujeres en el mercado laboral, son algunas de las buenas noticias de un nuevo informe que publicó ONU Mujeres junto al DANE y la Embajada de Suecia este 14 de noviembre.
Luisa Fernanda Orozco
¿Por qué es tan difícil cerrar las brechas de género? Para intentar responder esa pregunta, Bibiana Aido, representante de ONU Mujeres en Colombia, comienza por hacer una analogía que tiene que ver con las diferentes maneras de llegar al último piso de un edificio: mientras la desigualdad va en ascensor, pareciera que algunas mujeres todavía tienen que subir por las escaleras. Es una famosa metáfora para explicar por qué algunas de ellas se quedan a mitad de camino y no logran acceder a la educación, ingresar al mercado laboral o tener ingresos propios. Para ver cómo va Colombia en su esfuerzo por cerrar las brechas de género, ONU Mujeres, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Ministerio de la Igualdad y la Embajada de Suecia acaban de publicar este 14 de noviembre un informe que muestra las brechas que persisten entre hombres y mujeres.
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¿Por qué es tan difícil cerrar las brechas de género? Para intentar responder esa pregunta, Bibiana Aido, representante de ONU Mujeres en Colombia, comienza por hacer una analogía que tiene que ver con las diferentes maneras de llegar al último piso de un edificio: mientras la desigualdad va en ascensor, pareciera que algunas mujeres todavía tienen que subir por las escaleras. Es una famosa metáfora para explicar por qué algunas de ellas se quedan a mitad de camino y no logran acceder a la educación, ingresar al mercado laboral o tener ingresos propios. Para ver cómo va Colombia en su esfuerzo por cerrar las brechas de género, ONU Mujeres, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el Ministerio de la Igualdad y la Embajada de Suecia acaban de publicar este 14 de noviembre un informe que muestra las brechas que persisten entre hombres y mujeres.
Hasta ahora, el informe ha tenido tres ediciones. La segunda, publicada en 2022, tuvo en cuenta los datos de 51,6 millones de mujeres, mientras la más reciente incluyó a 52,7. Sus resultados se publicaron en el V Foro Mundial de Datos de Naciones Unidas, que se realiza en Medellín, y responden preguntas claves: ¿Qué ha pasado con la mortalidad materna y el embarazo adolescente?, ¿cuántas de ellas todavía no tienen independencia económica?, ¿cómo va el país en cuanto a violencia sexual y feminicidios?, y ¿cómo están relacionados estos problemas?
¿Cómo van las brechas de género en Colombia?
El informe hace énfasis en que hablar de la salud de las mujeres “implica abordar las desigualdades que se inician en edades tempranas y que se acumulan a lo largo de la vida”.
Por ejemplo, uno de los temas clave es el embarazo adolescente, que, según Aido, tiene graves consecuencias en el proyecto de vida de niñas y jóvenes. Mientras la anterior edición del informe mostró que, hasta 2020, del total de nacidos vivos en Colombia, el 18,3 % provenían de madres entre los 10 y 19 años, el informe actual evidencia que, hasta 2023, el porcentaje se redujo: fue de 16 %, según cifras preliminares.
También se observa una clara disparidad en los diferentes territorios. En las zonas rurales, más del 20 % de las adolescentes entre 15 y 19 años ha experimentado un embarazo, mientras que en el ámbito urbano esta cifra se reduce a menos del 10 %. En el grupo de mujeres de 20 a 24 años, esta diferencia se amplía a 30 puntos porcentuales, alcanzando el 86,4 % en zonas rurales frente al 62,9 % en las urbanas.
Otro indicador importante tiene que ver con la mortalidad materna, que, según la Organización Mundial de la Salud, es el indicador que muestra la cantidad de mujeres que mueren durante el embarazo, el parto o el posparto.
Mientras en 2019, la mortalidad materna era de 50,7 por cada 100.000 nacidos vivos, en 2022 fue de 48,8. En 2023 de 44,5, según estimaciones del Instituto Nacional de Salud (INS). “Esto todavía está muy lejos del mundo que queremos, de una mortalidad materna cero, pero es un avance significativo”, dice Aido. Al respecto, el informe menciona que todavía estamos lejos de la meta establecida para 2030, inferior a los 30,2 por cada 100.000 nacidos vivos.
En palabras de la representante, esta disminución tiene que ver con los avances normativos y el trabajo que diversas organizaciones han hecho a lo largo del territorio nacional para aumentar la educación sexual. “Es importante tener en cuenta que estos dos puntos, el embarazo adolescente y la mortalidad materna, son catalizadores que tienen impacto en otros aspectos de la vida de las mujeres: la dificultad para terminar sus estudios, ingresar al mercado laboral, e incrementar su número de horas en trabajos de cuidado no remunerados. Es decir, esto se convierte en un círculo vicioso”, explica Aido que insiste en que prevenir el embarazo adolescente permite cerrar las brechas de género.
En el informe también se menciona cómo va la Tasa Global de Fecundidad (TGF), que hace referencia al número de hijos que, en promedio, tendría una mujer durante sus años reproductivos, entre los 15 y 49 años. Según el informe, esta ha mostrado una disminución sostenida a lo largo del tiempo: en 2024, el promedio es de 1,69, mientras que en 2020 era de 1,85. El panorama es diferente según los departamentos. Por ejemplo, en Bogotá, el promedio es de 1,32 hijos por mujer, mientras en Vaupés esa cifra es de 4,23. Sin embargo, a nivel nacional, se espera que este número continúe disminuyendo para ubicarse en 1,59 en 2030 y 1,47 en 2050.
La feminización de la pobreza
Para Aido, algunas de las consecuencias del embarazo adolescente, la mortalidad materna y la TGF tiene que ver con la feminización de la pobreza. La representante lo explica con algunos ejemplos sencillos: la menor participación de las mujeres en el mercado laboral respecto a los hombres, su acceso desigual a la tierra y una clara brecha en cuanto a autonomía económica que hace que mujeres y niñas sean más propensas al empobrecimiento. “Si lo vemos con detenimiento, todos y cada uno de los indicadores que nos está presentando el informe nos hablan de ese rostro de feminización de la pobreza. Esto no son opiniones, ni creencias ni ideologías, sino evidencias que están encima de la mesa”, explica Aido.
En cuanto a la dependencia económica, el informe muestra que, aunque todavía hay muchas mujeres sin ingresos propios en Colombia, la cifra disminuyó: en cifras publicadas en 2022, 39,1 % de ellas no contaban con recursos propios, mientras que en 2023 , el porcentaje pasó a ser del 30,4 %. Esto, según Aido, repercute directamente en el acceso a la tierra, pues 3 de cada 10 personas dueñas de sus predios son mujeres. “La situación es mucho más grave para las mujeres indígenas, afro y campesinas.”, continúa Aido.
Otra brecha importante es el acceso de mujeres a áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Aunque este aspecto no se menciona en el informe, Aido hace énfasis en la importancia de reducir esta brecha, pues, según el Foro Económico Mundial, para 2030, el 75 % de los empleos van a estar relacionados con las STEM. “Lo que quiere decir que, si sigue existiendo esa diferencia tan amplia donde las mujeres participan menos que los hombres, otras vulnerabilidades van a aumentar, como las brechas para acceder al mercado laboral y la capacidad para tener ingresos propios”, enfatiza Aido.
Una de las consecuencias de esta dependencia se ve reflejada en las horas que dedican las mujeres al trabajo de cuidado no remunerado en sus hogares. Actualmente las colombianas dedican 7 horas con 44 minutos a este tipo de labores, mientras esa cifra es de solo 3 horas con 6 minutos para los hombres. La cantidad de horas no varía en comparación a la anterior versión del informe.
“Pero iniciativas que se han hecho en diferentes regiones han avanzado en esfuerzos para intentar mejorar la situación, como las manzanas del cuidado que se implementaron en Bogotá, y el compromiso de poner en marcha un Sistema Nacional de Cuidados por parte del Ministerio de Igualdad. La idea es que el cuidado sea considerado como un factor clave del desarrollo sostenible”, dice Aido.
La vida de las mujeres sigue corriendo peligro
La manera más cruel en que se manifiesta la violencia contra las mujeres es el feminicidio. Como lo mencionamos hace semanas, 2024 ha sido uno de los años más letales para ellas. Según el Observatorio de Feminicidios de Colombia, han ocurrido 671 casos hasta septiembre de este año. “Estamos hablando de 3 mujeres cada día”, señala Aido.
La tasa de exámenes médico-legales realizados por presuntos delitos sexuales a menores de 18 años aumentó, con 241,2 por cada 100.000 mujeres en 2023, mientras en 2022 ese dato era de 216,1 por cada 100.000 mujeres.
Para la representante de ONU Mujeres en Colombia, todavía hay sectores que no reconocen la violencia particular que las mujeres sufren por el hecho de ser mujeres. Aunque es un problema que comparte con países de la región, Colombia, señala, “tiene unos marcos normativos muy robustos en materia de igualdad de género y eso debe destacarse. Para continuar cerrando las brechas, lo importante es comprender que no se trata de que las mujeres estamos en contra de los hombres para lograrlo, sino caminar de la mano para llegar más rápido. Si ganan las mujeres, ganamos todos”.