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En la Conferencia Internacional sobre la Ciencia del VIH ( IAS 2023, por sus siglas en inglés), realizada entre el 23 y el 26 de julio, científicos del Instituto Pasteur (Francia) y los Hospitales Universitarios de Ginebra (Suiza), presentaron el sexto caso de remisión del VIH en un hombre. Pero este caso, a diferencia de los otros 5 que se conocen (los pacientes de Berlín, Londres, Düsseldorf, Nueva York y City of Hope) tiene algo especial que le está despertando a la ciencia más preguntas que respuestas.
Antes de llegar a eso, hay que entender a qué se refieren los médicos cuando se habla de “remisión de VIH”. La infección por VIH es incurable. El gran éxito de la ciencia, y gracias a lo cual las personas con VIH pueden vivir tranquilamente, es el control de la enfermedad a través de tratamientos antirretrovirales, pero si la aplicación de esos medicamentos se suspende, el virus vuelve a replicarse en el organismo. Eso ha pasado siempre excepto en los seis casos conocidos de los que le hablamos.
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Es importante que recuerde que son seis casos. Lo que les ha pasado a ellos, que ya le explicaremos, es excepcional, no se puede replicar en el resto de millones de casos y por ende no representan una cura. Pero sí son pistas y nuevos avances que la ciencia logra en ese camino por alcanzar soluciones para esta infección. Ahora, ¿qué les pasó a esos 6 pacientes? Básicamente, lograron mantener en el tiempo la “remisión de VIH” (los niveles de virus en el cuerpo se vuelven indetectables), sin el tratamiento antirretroviral.
Lo lograron a través de un trasplante de médula ósea, en donde se encuentran las células madre. Y en este punto hay varias cosas importantes. Primero, no todas las personas con VIH son candidatas adecuadas para un trasplante de células madre. Este enfoque solo se considera para casos específicos con condiciones médicas adicionales que justifiquen el trasplante. Por ejemplo, el paciente de Berlín (el primer caso conocido de una remisión funcional para el VIH) también desarrolló leucemia. El paciente de Londres tenía un linfoma de Hodgkin y así con el resto de casos.
Pero tal vez lo más clave en esos 5 primeros casos es que las personas que donaron la sangre para los trasplantes tenían una mutación en el gen CCR5. Este gen es en condiciones normales necesario para que el virus del VIH penetre en las células. Sin embargo, su mutación actúa como una barrera natural para el VIH, ya que dificulta que el virus ingrese y se establezca dentro de las células. Cuando los pacientes con VIH recibieron las células con esa mutación, desarrollaron resistencia a la infección.
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Y entonces, quizá se pregunte, ¿por qué no trasplantamos esa sangre con esa mutación a todos los pacientes con VIH? No solo no todos los pacientes con VIH son candidatos a trasplantes, como ya le dijimos, sino que hay por lo menos otras dos razones para que eso no sea tan fácil. En primer lugar, la mutación del gen CCR5 es extremadamente rara. Se estima que aproximadamente el 1% de las personas de ascendencia europea la tienen, entonces no es tan sencillo encontrar un donante que la tenga. Pero aun si lo encontraran, y aquí viene la segunda razón, tienen que pasar otras cosas para que la sangre sea compatible.
Los trasplantes de células madre son procedimientos médicos complejos y conllevan muchos riesgos significativos, incluidas posibles complicaciones graves e incluso la muerte. Antes de hacerlo, los médicos revisan que haya compatibilidad entre el donante y el receptor. Si no hay compatibilidad, no se puede hacer el trasplante. Por todas estas razones, estos casos conocidos en el mundo son una excepción y aunque dan pistas, no son un tratamiento viable. Pero este sexo caso tiene aún elementos más raros que el resto.
Muy especial
Asier Sáez-Cirión, jefe de la Unidad de Control Inmune y Reservorios Virales del Instituto Pasteur, y la Profesora Alexandra Calmy, directora de la Unidad de VIH/SIDA en los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), fueron los encargados de presentar este sexto caso al mundo.
El individuo en cuestión ha estado viviendo con la infección del VIH desde principios de la década de 1990 y recibió terapia antirretroviral desde el principio. En 2018, el paciente se sometió a un trasplante de células madre como tratamiento para una forma de leucemia particularmente agresiva en su caso.
Un mes después del trasplante, las pruebas mostraron que las células sanguíneas del paciente habían sido reemplazadas completamente por las células del donante, y esto estuvo acompañado por una reducción en el número de células infectadas por el VIH. La terapia antirretroviral se redujo gradualmente y se interrumpió de forma permanente en noviembre de 2021. Las pruebas realizadas durante los 20 meses posteriores a la interrupción de la terapia no encontraron partículas virales, ni reservorios virales latentes ni ningún aumento en la respuesta inmune contra el virus en el cuerpo del individuo.
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Aunque esta evidencia no descarta la persistencia del virus en su cuerpo, el equipo científico dice que puede clasificar al “paciente de Ginebra”, como ahora se reconocen, como un nuevo caso de remisión de la infección por VIH. Hasta aquí, todo como en los anteriores casos, si no fuera porque el trasplante se tomó de un donante que no es portador de la mutación CCR5-delta 32. Es decir, aquello que fue clave en los otros cinco pacientes, en este caso no existía. A diferencia de las células de los otros individuos que se consideran “curados”, las células de esta persona siguen siendo permisivas al VIH.
Asier Sáez-Cirión dijo al medio especializado WordsSideKick.com que “efectivamente hubo un intento de encontrar un donante compatible con CCR5-delta 32″, pero que, al no encontrarlo, se decidió hacer el trasplante con un donante que no tenía la mutación “ya que la prioridad era tratar la enfermedad hematológica”. Entonces, ¿qué ha mantenido finalmente a raya al virus?
“Puede haber otros factores aún no identificados que podrían explicar la ausencia de rebote viral” agregó Sáez-Cirión. “A través de esta situación única, estamos explorando nuevas vías con la esperanza de que la remisión o incluso la cura del VIH algún día ya no sea algo único”, dijo también la doctora Calmy. Finalmente, y aunque no se conoce su identidad, el ahora llamado “paciente de Ginebra” le dijo a los médicos: “Lo que me ha sucedido es maravilloso y mágico: ahora podemos centrarnos en el futuro”.