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La salud mental es un tema que cobra día a día más relevancia. Y cómo no, si las cifras son cada vez más alarmantes. Datos expuestos por la Organización Mundial de la Salud en 2019 señalan que la depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 300 millones de personas; el trastorno afectivo bipolar afecta a alrededor de 60 millones de personas; la esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta alrededor de 21 millones de personas; y en el mundo hay 47,5 millones de personas que padecen demencia. (Lea: Las rutas de la salud mental en las universidades colombianas)
Colombia no se queda atrás. Aunque los últimos datos clave que tenemos de salud mental son los de la Encuesta de Salud Mental en 2015 y que, por supuesto no contempla las cifras de la pandemia, muestran que el 44,7% de los niños y niñas de 7 a 11 años requiere evaluación con un profesional de la salud mental para descartar problemas o trastornos. En ese entonces, se determinó que el 19,6% presentan un lenguaje anormal; el 12,4% se asustan o ponen nerviosos sin razón; un 9,7% tiene cefaleas frecuentes y un 9,5% juegan poco con otros niños.
Otros datos en el país muestran que de 2009 a 2017, en Colombia se atendieron 2′128.573 personas de esta población por diagnósticos que agrupan trastornos mentales y de comportamiento. Los menores de edad de 5 a 9 años fueron quienes más asistieron a consultas por este tipo de temas. Para generar vías y rutas de atención y prevención en salud mental, en agosto de 2022 xxx radicó el proyecto de ley 166 de 2022.
Un proyecto de ley para promover la salud mental en Colombia
El principal objetivo que tiene este proyecto es modificar la Ley 1616 de 2013, que se conoce como la Ley de Salud mental en Colombia, para “garantizar de manera real y efectiva el ejercicio pleno del derecho de la salud mental, mediante la promoción de la salud mental y prevención de los trastornos mentales”, señala el documento. (Le puede interesar: ¿Quién es Andrés Molano, nuevo director general del Icfes?)
Para realizarlo, buscarán implementar programas pedagógicos para el desarrollo socioemocional y programas especializados para el manejo psicológico y de salud mental en las instituciones de educación preescolar, básica y media, y en los planteles de educación superior.
Como lo reseñamos en este artículo, las universidades tiene un rol crucial en los casos de salud mental. Hasta el momento, explica el Ministerio de Educación, tener una ruta no es obligatorio para las instituciones de educación superior. Sin embargo, añade, el “Conpes 3992 del 4 de abril de 2020, denominado ‘Estrategia para la promoción de la salud mental en Colombia’, establece de manera explícita los compromisos que en materia de salud mental tiene el sector de educación superior, los cuales se enfocan principalmente en identificar y analizar factores de riesgo y formular orientaciones para la promoción y prevención de la salud mental”.
El proyecto, entonces, propone añadir un parágrafo al artículo 27 de la ley de salud mental. Allí se establece que “corresponderá a las secretarías de salud departamentales, distritales y municipales, y entidades promotoras de salud, garantizar canales de comunicación y difusión oportunos que les permita conocer a los usuarios las políticas, planes, programas y proyectos relacionados con la atención en salud mental. Así como los medios sobre los cuales pueden presentar solicitudes, requerimientos, quejas, felicitaciones”.
Con el propósito de garantizarlo, el proyecto plantea que la Superintendencia de Salud y los entes territoriales, por medio de sus Direcciones Territoriales de Salud, serán los encargados de realizar la inspección, vigilancia y control. Además, advierte el documento, podrán imponer sanciones respecto a las irregularidades que se comprueben. (Le puede interesar: “El Icetex va a cumplir con 9 mil condonaciones de créditos”: Mauricio Toro)
Otro de los objetivos de este proyecto se centra en realizar un seguimiento a los estudiantes que presenten signos, síntomas, trastornos o enfermedades mentales en los espacios educativos. Aquellos estudiantes se deberán priorizar, por ejemplo, en época de evaluaciones y deberán contar con canales de comunicación prioritarios en el que se les atienda en caso de presentar una urgencia por estrés, ansiedad, depresión u otra alteración que genera esta temporada de exámenes.
El proyecto de ley también pretende impulsar una serie de capacitaciones para el personal de las instituciones de educación, quienes contarán con el apoyo y el acompañamiento del sector salud, estrategias de capacitación y sensibilización. “Nuestro objetivo es brindarles herramientas que les permita identificar factores de riesgo, los signos y síntomas de las enfermedades mentales, los problemas psicosociales o el uso de sustancias psicoactivas con el fin de que puedan prestar primeros auxilios psicológicos, dar un trato adecuado e informar a las rutas de atención previstas”, anota el texto.
En esta misma línea, añade el texto, se buscará una articulación intersectorial entre los ministerios de Salud y Educación, entidades encargadas de brindar orientaciones técnicas, pedagógicas, y administrativas en estas instituciones. Y, por último, pretende fortalecer las competencias parentales, es decir, la alianza familia -escuela, con el objetivo de generar entornos seguros frente al cuidado y la crianza. (Lea también: América Latina no alcanzará las metas de educación propuestas en la Agenda 2030)
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