En Colombia, la mitad de casos en los que se recetó antidepresivos no tenían fórmula médica
Un estudio analizó el uso de antidepresivos en 34 ciudades de Colombia y encontró que la mitad de las prescripciones tuvieron usos no respaldados por agencias reguladoras. El promedio de edad para la prescripción de antidepresivos fue de 60 años y para las mujeres fue de predominantes (72,6%).
Nicolás de la Barrera, Scidev.net
Un estudio realizado en Colombia halló que en la mitad de los casos en los cuales se recetaron antidepresivos, estas prescripciones se hicieron para indicaciones no aprobadas por agencias reguladoras. Los autores del artículo, publicado en la Revista Colombiana de Psiquiatría, llevaron adelante un estudio retrospectivo sobre las historias clínicas de 351 pacientes afiliados al Sistema de Salud colombiano y atendidas en 34 ciudades del país, como Manizales, Bucaramanga y Pereira, entre otras. (Lea: Los antidepresivos son seguros, según una revisión internacional)
El promedio de edad para la prescripción de antidepresivos fue de 60 años, y las mujeres fueron predominantes (72,6 %) a partir del muestreo aleatorio realizado sobre 3.669 personas bajo tratamiento con estos medicamentos. De acuerdo con el estudio, 188 prescripciones (53,6 % del total analizado) se hicieron para indicaciones aprobadas por la agencia regulatoria estadounidense FDA, pero 163 (46,4 %) se identificaron como off label (usos no aprobados, aunque no necesariamente ilegales).
Algunos de los usos no indicados fueron la prescripción de fármacos del grupo de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) —empleados habitualmente indicados para la depresión— para la psicosis del trastorno bipolar; y el uso de la amitriptilina —indicada para el tratamiento de enfermedades mentales— para el dolor neuropático, a pesar de que en ambos casos existen efectos adversos. En tanto, el antidepresivo trazodona se indicó para el insomnio, aun cuando esta droga puede generar somnolencia y aumentar el riesgo de caídas en adultos mayores.
Jorge Enrique Machado Alba, profesor de farmacología y toxicología en la Universidad Tecnológica de Pereira de Colombia, y uno de los autores del estudio, explicó por correo electrónico a SciDev.Net, que las razones en el uso off label de medicamentos responden a múltiples causas que, en ocasiones “no son de preocupación” ya que “obedecen a necesidades reales” de los pacientes.
“Están relacionadas con el hecho que los laboratorios fabricantes no solicitan ante las agencias reguladoras la actualización de las nuevas indicaciones que tienen evidencia científica”, explicó Machado Alba. En otras ocasiones, sin embargo, pueden estar usándose “sin evidencia real”, agregó. (Puede leer: Primeras pistas de la utilidad de los hongos alucinógenos para tratar la depresión)
“Creo que los antidepresivos por su mecanismo de acción tienen muchas propiedades que van más allá del efecto antidepresivo. De hecho, considero que no son muy buenos en esa indicación y son mejores como ansiolíticos, analgésicos, etc. Lo que falta es una verdadera y real actualización de las indicaciones de uso”, agregó.
Claudia Vaca Gonzalez, farmacoepidemióloga y profesora en la Universidad Nacional de Colombia que no participó en el estudio, dijo por su parte que “la medicalización en mujeres es alta y en adultas mayores es una problemática seria”. En este sentido, “el valor del estudio es que pone una alerta en este grupo de medicamentos en los que las prácticas de la prescripción pueden ser riesgosas y alterar la calidad de vida de este grupo de pacientes. Sin contar con el impacto sobre el gasto colectivo e individual.”, expresó Vaca González.
En 2019, un estudio realizado en Argentina mostró un patrón similar en relación con el tratamiento de la demencia y el uso de fármacos off-label. Según el trabajo, 41 por ciento de las drogas prescritas no tenían indicación para la terapia del deterioro cognitivo.
Para Vaca González, estos estudios deberían ser útiles para que se inicien “procesos de desprescripción y se impulsen iniciativas de reducción de la carga de medicamentos” entre adultos mayores. Estas decisiones, apunta, “permiten que los médicos y los pacientes entablen una forma diferente de abordar la problemática de la depresión, el insomnio y la ansiedad. Le dan paso a medidas no farmacológicas como las técnicas de relajación y cambio de hábitos como hacer ejercicio o caminar al inicio del día”. (Le puede interesar: Colombia, en un punto crítico en el desabastecimiento de medicamentos)
Un estudio realizado en Colombia halló que en la mitad de los casos en los cuales se recetaron antidepresivos, estas prescripciones se hicieron para indicaciones no aprobadas por agencias reguladoras. Los autores del artículo, publicado en la Revista Colombiana de Psiquiatría, llevaron adelante un estudio retrospectivo sobre las historias clínicas de 351 pacientes afiliados al Sistema de Salud colombiano y atendidas en 34 ciudades del país, como Manizales, Bucaramanga y Pereira, entre otras. (Lea: Los antidepresivos son seguros, según una revisión internacional)
El promedio de edad para la prescripción de antidepresivos fue de 60 años, y las mujeres fueron predominantes (72,6 %) a partir del muestreo aleatorio realizado sobre 3.669 personas bajo tratamiento con estos medicamentos. De acuerdo con el estudio, 188 prescripciones (53,6 % del total analizado) se hicieron para indicaciones aprobadas por la agencia regulatoria estadounidense FDA, pero 163 (46,4 %) se identificaron como off label (usos no aprobados, aunque no necesariamente ilegales).
Algunos de los usos no indicados fueron la prescripción de fármacos del grupo de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) —empleados habitualmente indicados para la depresión— para la psicosis del trastorno bipolar; y el uso de la amitriptilina —indicada para el tratamiento de enfermedades mentales— para el dolor neuropático, a pesar de que en ambos casos existen efectos adversos. En tanto, el antidepresivo trazodona se indicó para el insomnio, aun cuando esta droga puede generar somnolencia y aumentar el riesgo de caídas en adultos mayores.
Jorge Enrique Machado Alba, profesor de farmacología y toxicología en la Universidad Tecnológica de Pereira de Colombia, y uno de los autores del estudio, explicó por correo electrónico a SciDev.Net, que las razones en el uso off label de medicamentos responden a múltiples causas que, en ocasiones “no son de preocupación” ya que “obedecen a necesidades reales” de los pacientes.
“Están relacionadas con el hecho que los laboratorios fabricantes no solicitan ante las agencias reguladoras la actualización de las nuevas indicaciones que tienen evidencia científica”, explicó Machado Alba. En otras ocasiones, sin embargo, pueden estar usándose “sin evidencia real”, agregó. (Puede leer: Primeras pistas de la utilidad de los hongos alucinógenos para tratar la depresión)
“Creo que los antidepresivos por su mecanismo de acción tienen muchas propiedades que van más allá del efecto antidepresivo. De hecho, considero que no son muy buenos en esa indicación y son mejores como ansiolíticos, analgésicos, etc. Lo que falta es una verdadera y real actualización de las indicaciones de uso”, agregó.
Claudia Vaca Gonzalez, farmacoepidemióloga y profesora en la Universidad Nacional de Colombia que no participó en el estudio, dijo por su parte que “la medicalización en mujeres es alta y en adultas mayores es una problemática seria”. En este sentido, “el valor del estudio es que pone una alerta en este grupo de medicamentos en los que las prácticas de la prescripción pueden ser riesgosas y alterar la calidad de vida de este grupo de pacientes. Sin contar con el impacto sobre el gasto colectivo e individual.”, expresó Vaca González.
En 2019, un estudio realizado en Argentina mostró un patrón similar en relación con el tratamiento de la demencia y el uso de fármacos off-label. Según el trabajo, 41 por ciento de las drogas prescritas no tenían indicación para la terapia del deterioro cognitivo.
Para Vaca González, estos estudios deberían ser útiles para que se inicien “procesos de desprescripción y se impulsen iniciativas de reducción de la carga de medicamentos” entre adultos mayores. Estas decisiones, apunta, “permiten que los médicos y los pacientes entablen una forma diferente de abordar la problemática de la depresión, el insomnio y la ansiedad. Le dan paso a medidas no farmacológicas como las técnicas de relajación y cambio de hábitos como hacer ejercicio o caminar al inicio del día”. (Le puede interesar: Colombia, en un punto crítico en el desabastecimiento de medicamentos)