En el mundo, más de 230 millones de mujeres y niñas han sido sometidas a la mutilación genital
Según un informe reciente de Unicef, la mutilación genital femenina en el mundo sigue aumentado. De manera general, el número total de mujeres y niñas es un 15 % desde la última estimación.
Redacción Salud con información de AFP
Más de 230 millones de niñas y mujeres en todo el mundo son sobrevivientes de la mutilación genital, una cifra que aumentó un 15% desde la última estimación en 2016, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicado el jueves.
“En efecto, son malas noticias. Es un gran número, un número que es mayor que nunca”, dijo Claudia Coppa, autora principal del informe publicado para que coincidiera con el Día Internacional de la Mujer.
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La mutilación genital femenina puede incluir la remoción total o parcial del clítoris, así como de los labios menores, y también la sutura de la apertura vaginal para estrecharla. Fuente de hemorragias e infecciones fatales, esta puede tener además consecuencias a largo plazo como problemas de fertilidad, complicaciones para dar a luz, bebés que nacen muertos o relaciones sexuales dolorosas.
África alberga la mayor cantidad de sobrevivientes de mutilación genital femenina, con más de 144 millones, por delante de Asia (80 millones) y Oriente Medio (seis millones), según un estudio realizado en 31 países donde esta práctica es común. El incremento global es provocado en gran medida por el crecimiento de la población en ciertos países, pero el informe destaca el progreso en la reducción de su prevalencia en otros lugares. En Sierra Leona, Etiopía, Burkina Faso y Kenia se registraron fuertes descensos.
Pero en Somalia, 99% de las mujeres entre 15 y 49 años fueron sometidas a la mutilación genital, así como 95% en Guinea, 90% en Yibuti y 89% en Malí.
La investigación realizó sus cálculos a partir de encuestas domiciliarias a personas que habitan en los s 31 países donde la práctica es más común. En estas se preguntaron a las mujeres si fueron sometidas a la ablación y si lo fueron sus hijas. Además, se le preguntó a los mayores de edad de los hogares si consideran que está práctica debe continuar.
“El número total de mujeres y niñas es un 15 por ciento superior a la última estimación”, afirmó Cappa al New York Times. “Los progresos realizados son demasiado lentos en comparación con el crecimiento de la población de niñas que nacen cada día en los países más afectados”.
“Recuerda el dolor”
Los avances deben multiplicarse por 27 para erradicar la práctica de aquí a 2030, como está a en la Agenda de la ONU para el Desarrollo Sostenible. Pero aunque las percepciones estén evolucionando, la mutilación genital femenina “ha existido desde hace siglos. Cambiar las normas sociales y prácticas que están relaciones con esta norma toma tiempo”, recordó Coppa.
“En algunas sociedades, por ejemplo, es considerada un rito de iniciación necesario, en otros contextos es una forma de preservar, por ejemplo, la castidad de las niñas. Es una forma de controlar la sexualidad de las niñas”, afirmó.
Las madres pueden personalmente oponerse al procedimiento y “recordar el dolor (...), pero algunas veces el dolor es menor que la vergüenza, es menor que las consecuencias que tendrán que atestiguar, ellas y sus hijas, si no se ajustan a las expectativas”, prosiguió.
“No son madres crueles”, apuntó. “Tratan de hacer lo que piensan que se espera de ellas y de sus hijas”.
Las chicas que no se hayan sometido a esta práctica, por ejemplo, pueden enfrentarse a “repercusiones” como no ser consideradas para el matrimonio. Unicef asegura seguir impulsando leyes para prohibir la mutilación genital, así como para que se reconozca la importancia de la educación de las niñas en su erradicación.
“Hay pesimismo en estas cifras, pero sigue habiendo niñas y mujeres —e incluso hombres— que creen que esta práctica debe terminar. Eso es algo positivo”, indicó a The New York Times Nankali Maksud,, quien dirige el trabajo de la UNICEF.
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En cuanto al papel de los hombres y niños, mientras que en algunos países están a favor de la mutilación genital femenina, en otros mujeres y niñas son las que se muestran reacias a abandonar este procedimiento ancestral. No obstante, los hombres y niños “permanecen callados (...) Y este silencio da la impresión de que hay una aceptación activa de la práctica. Así que todos tienen que tomar una postura”, consideró Coppa.
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Más de 230 millones de niñas y mujeres en todo el mundo son sobrevivientes de la mutilación genital, una cifra que aumentó un 15% desde la última estimación en 2016, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicado el jueves.
“En efecto, son malas noticias. Es un gran número, un número que es mayor que nunca”, dijo Claudia Coppa, autora principal del informe publicado para que coincidiera con el Día Internacional de la Mujer.
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La mutilación genital femenina puede incluir la remoción total o parcial del clítoris, así como de los labios menores, y también la sutura de la apertura vaginal para estrecharla. Fuente de hemorragias e infecciones fatales, esta puede tener además consecuencias a largo plazo como problemas de fertilidad, complicaciones para dar a luz, bebés que nacen muertos o relaciones sexuales dolorosas.
África alberga la mayor cantidad de sobrevivientes de mutilación genital femenina, con más de 144 millones, por delante de Asia (80 millones) y Oriente Medio (seis millones), según un estudio realizado en 31 países donde esta práctica es común. El incremento global es provocado en gran medida por el crecimiento de la población en ciertos países, pero el informe destaca el progreso en la reducción de su prevalencia en otros lugares. En Sierra Leona, Etiopía, Burkina Faso y Kenia se registraron fuertes descensos.
Pero en Somalia, 99% de las mujeres entre 15 y 49 años fueron sometidas a la mutilación genital, así como 95% en Guinea, 90% en Yibuti y 89% en Malí.
La investigación realizó sus cálculos a partir de encuestas domiciliarias a personas que habitan en los s 31 países donde la práctica es más común. En estas se preguntaron a las mujeres si fueron sometidas a la ablación y si lo fueron sus hijas. Además, se le preguntó a los mayores de edad de los hogares si consideran que está práctica debe continuar.
“El número total de mujeres y niñas es un 15 por ciento superior a la última estimación”, afirmó Cappa al New York Times. “Los progresos realizados son demasiado lentos en comparación con el crecimiento de la población de niñas que nacen cada día en los países más afectados”.
“Recuerda el dolor”
Los avances deben multiplicarse por 27 para erradicar la práctica de aquí a 2030, como está a en la Agenda de la ONU para el Desarrollo Sostenible. Pero aunque las percepciones estén evolucionando, la mutilación genital femenina “ha existido desde hace siglos. Cambiar las normas sociales y prácticas que están relaciones con esta norma toma tiempo”, recordó Coppa.
“En algunas sociedades, por ejemplo, es considerada un rito de iniciación necesario, en otros contextos es una forma de preservar, por ejemplo, la castidad de las niñas. Es una forma de controlar la sexualidad de las niñas”, afirmó.
Las madres pueden personalmente oponerse al procedimiento y “recordar el dolor (...), pero algunas veces el dolor es menor que la vergüenza, es menor que las consecuencias que tendrán que atestiguar, ellas y sus hijas, si no se ajustan a las expectativas”, prosiguió.
“No son madres crueles”, apuntó. “Tratan de hacer lo que piensan que se espera de ellas y de sus hijas”.
Las chicas que no se hayan sometido a esta práctica, por ejemplo, pueden enfrentarse a “repercusiones” como no ser consideradas para el matrimonio. Unicef asegura seguir impulsando leyes para prohibir la mutilación genital, así como para que se reconozca la importancia de la educación de las niñas en su erradicación.
“Hay pesimismo en estas cifras, pero sigue habiendo niñas y mujeres —e incluso hombres— que creen que esta práctica debe terminar. Eso es algo positivo”, indicó a The New York Times Nankali Maksud,, quien dirige el trabajo de la UNICEF.
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En cuanto al papel de los hombres y niños, mientras que en algunos países están a favor de la mutilación genital femenina, en otros mujeres y niñas son las que se muestran reacias a abandonar este procedimiento ancestral. No obstante, los hombres y niños “permanecen callados (...) Y este silencio da la impresión de que hay una aceptación activa de la práctica. Así que todos tienen que tomar una postura”, consideró Coppa.
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