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En la reforma al sistema de salud, ¿dónde queda la salud de los trabajadores?

Ya se aproximan las discusiones de la reforma a la salud. Pero hay algo de lo que no hemos hablado: la salud de los trabajadores.

Juan Vicente Conde Sierra*
17 de febrero de 2024 - 04:21 p. m.
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El trabajo está íntimamente ligado con la salud. Con buena salud se puede realizar bien el trabajo, con salud deficiente no, solo se generan gastos; el trabajo facilita el acceso a los medios para una mejor calidad de vida, pero también, un ambiente de trabajo inseguro o contaminado puede afectar la salud y determinar la enfermedad e incluso, la muerte. (Lea El caso del hombre más viejo que se curó de leucemia y logró la remisión del VIH)

Todos los ambientes de trabajo exponen, a quienes desempeñan los oficios, a factores de riesgo que tiene la potencialidad de afectar su salud, siendo el más reconocido el accidente de trabajo. Existen también las enfermedades laborales que tienen dos tipos generales, las de alta frecuencia con baja complejidad y bajo costo, y, las de menor frecuencia y alta complejidad y alto costo. Es decir, hay patologías laborales de alto y de bajo costo.

En las de alto costo se encuentran el cáncer ocupacional que puede estar localizado en casi todas las estructuras u órganos del cuerpo. También enfermedades como las neumoconiosis, las alteraciones renales, las alteraciones endocrinas, enfermedades neurológicas, las mentales y las patologías circulatorias entre otras. Entre las de bajo costo se destacan las patologías osteomusculares, el túnel del carpo, lesiones de codo, de hombro, bursitis, tendinitis, de columna lumbar, pérdidas auditivas, etc. (Lea Sí, han aumentado los casos de covid-19 en Colombia, pero no hay que alarmarse)

El reporte oficial del sector asegurador de riesgos laborales publica que el 85 % de los casos aceptados se relacionan con las de bajo costo y que enfermedades como el cáncer ocupacional y las circulatorias asociadas con el estrés sean solo el 0,1 %

Sobre la propuesta de Reforma del Sector Salud es llamativo que en lo aprobado no esté expresamente definido cuál deberá ser el compromiso sectorial para que la identificación de casos de enfermedad laboral se fortalezca en el sector salud y tenga una calidad técnica que garantice su reconocimiento formal. Si no es claro este proceso, se seguirán perdiendo los diagnósticos en el negacionismo que se conoce.

Sin embargo, la discusión de las EPS se ha centrado en el monto de la UPC para cumplir con las demandas de servicios. Ninguna persona del alto gobierno o de la ADRES ha preguntado por el valor de los casos de alto costo que no se han calificado adecuadamente. Tampoco han indagado por esos casos que sí fueron de alto costo, pero no se pagaron por las aseguradoras, pues los negaron y los dejaron en manos de las juntas que, en su crisis por congestión, los discutieron cuando ya el trabajador había muerto.

La OIT afirma, que hasta el 7 % de todas las fatalidades tienen origen ocupacional, y considera que los costos de las patologías derivadas del trabajo pueden alcanzar un costo entre el 1 y el 6 % el PIB, con promedio del 4 %. Surge entonces, la siguiente pregunta: ¿Si las EPS tuvieran el 4 % del PIB por el recobro de las enfermedades laborales de alto costo tendrían los recursos suficientes para la estabilidad financiera y para un máximo nivel en la calidad de la atención? Esta discusión debería mirarse considerando que la cifra aplicada a cada uno de los 30 años del Sistema de Salud permite afirmar que, es un valor muy alto lo desperdiciado por el sector salud por carecer de una línea de trabajo fuerte en lo técnico, para identificar los casos de enfermedad laboral ojalá de manera precoz, calificarlos y recobrarlos.

En mayo de 2021, la OMS y la OIT publicaron un estudio que cuantifica la carga de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares atribuibles a la exposición a largas jornadas laborales y precisa que, 750.000 muertes de trabajadores están asociadas con esta condición de trabajo, que hoy es así, exigente y penosa.

En la Unión Europea el cáncer ocupacional es reconocido como la primera causa de muerte de trabajadores, seguido por las enfermedades circulatorias, estas cifras están tan distantes de las nacionales que, nos obliga a considerar si Colombia es el paraíso de la prevención en materia de riesgos laborales o, es tan grande la incapacidad del sector salud para identificar los casos que, se pierden evidenciando el mayor desperdicio sin inmutarse, pues ni siquiera se menciona.

Un origen de este fenómeno negativo es la ignorancia de los médicos desde el nivel primario y, en muchos casos, en los otros niveles, respecto del riesgo de exponerse a sustancias altamente peligrosas y considerar que, el origen ocupacional no existe, llevando los casos a ser calificados de origen común, favoreciendo al verdadero responsable, el empleador y el asegurador de riesgos laborales.

No debe ser aceptable que en una IPS en la cual se atiendan trabajadores, no existan médicos con conocimientos en las características de las enfermedades laborales y se cuente con especialistas en medicina del trabajo como asesores de estos niveles asistenciales.

Sugiero, a la ADRES, que considere el no diagnóstico de las enfermedades laborales como una grave ineficiencia sectorial, y exija que, se definan estrategias para resolverlo y, que se haga trazabilidad a los 30 años de no recobros por patologías de alto costo en cada EPS. El resultado dará la respuesta al déficit económico que hoy esgrimen las promotoras de salud que tienen este pecado en sus hombros.

El país merece y necesita reflexionar sobre estos tópicos.

*Médico del trabajo - jvconde53@hotmail.com

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Por Juan Vicente Conde Sierra*

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Diego(63255)17 de febrero de 2024 - 09:31 p. m.
Pero si es que no se necesita ser experto para saber que la salud en Colombia no funciona en absoluto. Hablar de enfermedades ocupacionales si ni siquiera las enfermedades más comunes las saben tratar las EPS. El debate de esto está superavanzado a la luz de la realidad que se vive. Yo no sé cómo será en la capital pero en las regiones todo eso se lo pasan por la galleta. Falta que se muera esta generación de viejos corruptos al mando del país, tal vez después veremos el cambio.
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