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El número de personas depresivas ascendía en 2015 a 322 millones, un 18,4% más que en 2005, indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Estas nuevas cifras son un toque de atención para que todos los países se replanteen su visión de la salud mental y la traten con la urgencia que se merece", dijo la directora general de la OMS, Margaret Chan, en un comunicado. (Lea: La depresión: un mal que crece)
Según la definición de la OMS, la depresión es bastante más que un acceso de melancolía. Se trata de un trastorno mental en el que el afectado muestra "una tristeza permanente y una pérdida de interés por las actividades que la gente suele disfrutar, acompañadas por la incapacidad de llevar a cabo tareas diarias durante dos semanas o más".
La depresión también puede provocar sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Y en los casos más graves puede conducir al suicidio. La caída de la productividad y otras dolencias médicas vinculadas a la depresión tienen un alto coste global, que la OMS cifra en un billón de dólares al año.
SheJar Saxena, director del departamento de Salud mental y abuso de sustancias, recordó que tanto los tratamientos psicosociales como los médicos pueden tener una gran eficacia, e insistió en la importancia de atender a más personas que necesitan ayuda.
En los países más desarrollados casi la mitad de los depresivos no fueron diagnosticados ni reciben, por lo tanto, ningún tratamiento, una cifra que asciende a entre el 80 y 90% de los casos en las naciones menos desarrolladas, según el organismo de Naciones Unidas dedicado a la salud. El tratamiento puede ser de difícil acceso, y el temor a sufrir un estigma impide a menudo que los afectados busquen ayuda.
Según la OMS, cada dólar invertido en ampliar los tratamientos produce cuatro dólares de beneficio debido a una mejor salud y productividad de los trabajadores. La reducción de los casos de depresión también tiene un gran impacto sobre el número de suicidios. "Una identificación y un tratamiento precoz de la depresión son una manera muy eficaz de reducir el número de muertes por suicidio", recordó Saxena.
Casi 800.000 personas se suicidan cada año en el mundo, lo que equivale a un suicidio cada cuatro segundos. Y la relación con la depresión es clara.
Saxena mencionó estudios según los cuales entre el 70 y el 80% de las personas que acaban con sus días en los países ricos y cerca de la mitad de quienes se suicidan en los Estados pobres sufren trastornos mentales, principalmente depresión.