Preocupa que parece que cada vez se les da menos importancia a los parásitos
Las enfermedades parasitarias pueden transmitirse de diversas formas, incluyendo el consumo de alimentos o agua contaminada, como ocurre en las infecciones intestinales que causan diarrea. John M. Gonzalez, profesor de la U. de los Andes, escribe sobre los retos en el diagnóstico y control de estas enfermedades.
John M. Gonzalez
Durante algunos meses, parece que la salud en Colombia ha experimentado un estancamiento y se ha observado una falta de información suficiente sobre algunos temas específicos. Esto se debe en parte a los nuevos nombramientos en las entidades de salud, propios de un cambio de gobierno, y de otra parte, a la concentración de esfuerzos en la y discusión de una reforma necesaria pero mal planteada del sistema de salud. (Puede ver: Científicos crearon embriones humanos sintéticos por primera vez)
Mientras tanto las enfermedades continúan afectando a la población, como es el caso de la covid-19, donde no se ha definido cómo continuar con la vacunación, a pesar de la vigente circulación del virus y una posible subestimación de los casos. Además, a lo largo del país existen otras enfermedades infecciosas a las que se les presta menos atención, conocidas como enfermedades tropicales olvidadas, principalmente las causadas por parásitos.
Históricamente, los centros de investigación especializados en enfermedades tropicales se han ubicado en los países que colonizaron regiones en América Latina, África y Asia; sin embargo, cada vez más en países tropicales se asume la responsabilidad de investigar enfermedades parasitarias, aunque nos enfrentamos a dos grandes limitaciones: la falta de fondos y la carencia de tecnología avanzada.
Parece que cada vez se les da menos importancia a los parásitos, considerándolos como los “dinosaurios” de la microbiología en comparación con las bacterias o los virus. Todo esto a pesar de que se ha observado un aumento en el número de casos y en la expansión geográfica de estas enfermedades. Factores como la migración humana, el desplazamiento de poblaciones, la deforestación, los monocultivos y el aumento de la temperatura ambiental han contribuido al incremento en la transmisión de estas enfermedades. Además, en ocasiones existe un desconocimiento en su diagnóstico.
Puede ver: Este será el etiquetado que deben tener los alimentos desde este 14 de junio
En el caso de muchas de estas enfermedades parasitarias, los términos “control” o “eliminación” resultan inalcanzables debido a la biología de los parásitos. Esto se debe a la presencia de múltiples reservorios animales del agente parasitario o debido a los casos de infección asintomática que permiten que los ciclos de transmisión continúen.
Las enfermedades parasitarias pueden transmitirse de diversas formas, incluyendo el consumo de alimentos o agua contaminada, como ocurre en las infecciones intestinales que causan diarrea. También existen enfermedades graves y mortales transmitidas por insectos, conocidas como enfermedades de transmisión vectorial. Algunos ejemplos de estas enfermedades son la malaria, la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas.
Lamentablemente, existe poco interés en el desarrollo de nuevos medicamentos y vacunas para combatir las enfermedades parasitarias. Algunas fundaciones filantrópicas y organizaciones no gubernamentales han asumido ese papel de promotores y financiadores para obtener nuevos tratamientos. Actualmente, solo hay una vacuna disponible contra una enfermedad parasitaria y es para la malaria, dirigida contra uno de las cinco especies causantes de la enfermedad y destinada a poblaciones específicas, como niños menores de 5 años en regiones de África con alta transmisión de la enfermedad.
Puede ver: Psiconautas: consumo, producción y legalización de drogas en Colombia
En los últimos años en Colombia se ha determinado una disminución en la transmisión de enfermedades parasitarias en algunas regiones, según los datos nacionales registrados. Aunque es importante tener en cuenta que existe una falta de registro exhaustivo debido a las dificultades de acceso a ciertas áreas y a la limitada operatividad de programas específicos para el diagnóstico y control de estas enfermedades.
Actualmente, la malaria ha experimentado cambios significativos en Colombia. Por ejemplo, se han observado diferencias en la prevalencia de las especies que transmiten la enfermedad y en su distribución geográfica. Esto ha resultado en un aumento de casos de malaria en zonas asociadas con la minería ilegal. Además, se han reportado casos de malaria en regiones donde no se había registrado la enfermedad antes.
En el caso de la leishmaniasis, especialmente en su forma cutánea, se ha observado una propagación a nuevas regiones como la zona cafetera. También se han reportado la aparición de nichos de transmisión en áreas periurbanas y urbanas en diferentes partes del país.
En el pasado, se implementaron programas específicos como el Servicio de Erradicación de la Malaria (SEM), que contaba con personal y recursos propios. Aunque era un programa de gestión centralizada, parecía ser eficiente en las zonas endémicas. En la actualidad, los procesos relacionados con la epidemiología y la salud pública de las enfermedades tropicales en las regiones colombianas son impulsados principalmente por algunas secretarías departamentales y centros de investigación afiliados a universidades locales.
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Es importante destacar que, a pesar de los avances logrados, aún existen desafíos significativos en el diagnóstico y control de las enfermedades parasitarias en Colombia. La colaboración entre entidades gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y la comunidad científica sigue siendo fundamental para mejorar la situación y abordar eficazmente estas enfermedades.
John M. Gonzalez MD, PhD - profesor Titular- Universidad de los Andes
Durante algunos meses, parece que la salud en Colombia ha experimentado un estancamiento y se ha observado una falta de información suficiente sobre algunos temas específicos. Esto se debe en parte a los nuevos nombramientos en las entidades de salud, propios de un cambio de gobierno, y de otra parte, a la concentración de esfuerzos en la y discusión de una reforma necesaria pero mal planteada del sistema de salud. (Puede ver: Científicos crearon embriones humanos sintéticos por primera vez)
Mientras tanto las enfermedades continúan afectando a la población, como es el caso de la covid-19, donde no se ha definido cómo continuar con la vacunación, a pesar de la vigente circulación del virus y una posible subestimación de los casos. Además, a lo largo del país existen otras enfermedades infecciosas a las que se les presta menos atención, conocidas como enfermedades tropicales olvidadas, principalmente las causadas por parásitos.
Históricamente, los centros de investigación especializados en enfermedades tropicales se han ubicado en los países que colonizaron regiones en América Latina, África y Asia; sin embargo, cada vez más en países tropicales se asume la responsabilidad de investigar enfermedades parasitarias, aunque nos enfrentamos a dos grandes limitaciones: la falta de fondos y la carencia de tecnología avanzada.
Parece que cada vez se les da menos importancia a los parásitos, considerándolos como los “dinosaurios” de la microbiología en comparación con las bacterias o los virus. Todo esto a pesar de que se ha observado un aumento en el número de casos y en la expansión geográfica de estas enfermedades. Factores como la migración humana, el desplazamiento de poblaciones, la deforestación, los monocultivos y el aumento de la temperatura ambiental han contribuido al incremento en la transmisión de estas enfermedades. Además, en ocasiones existe un desconocimiento en su diagnóstico.
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En el caso de muchas de estas enfermedades parasitarias, los términos “control” o “eliminación” resultan inalcanzables debido a la biología de los parásitos. Esto se debe a la presencia de múltiples reservorios animales del agente parasitario o debido a los casos de infección asintomática que permiten que los ciclos de transmisión continúen.
Las enfermedades parasitarias pueden transmitirse de diversas formas, incluyendo el consumo de alimentos o agua contaminada, como ocurre en las infecciones intestinales que causan diarrea. También existen enfermedades graves y mortales transmitidas por insectos, conocidas como enfermedades de transmisión vectorial. Algunos ejemplos de estas enfermedades son la malaria, la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas.
Lamentablemente, existe poco interés en el desarrollo de nuevos medicamentos y vacunas para combatir las enfermedades parasitarias. Algunas fundaciones filantrópicas y organizaciones no gubernamentales han asumido ese papel de promotores y financiadores para obtener nuevos tratamientos. Actualmente, solo hay una vacuna disponible contra una enfermedad parasitaria y es para la malaria, dirigida contra uno de las cinco especies causantes de la enfermedad y destinada a poblaciones específicas, como niños menores de 5 años en regiones de África con alta transmisión de la enfermedad.
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En los últimos años en Colombia se ha determinado una disminución en la transmisión de enfermedades parasitarias en algunas regiones, según los datos nacionales registrados. Aunque es importante tener en cuenta que existe una falta de registro exhaustivo debido a las dificultades de acceso a ciertas áreas y a la limitada operatividad de programas específicos para el diagnóstico y control de estas enfermedades.
Actualmente, la malaria ha experimentado cambios significativos en Colombia. Por ejemplo, se han observado diferencias en la prevalencia de las especies que transmiten la enfermedad y en su distribución geográfica. Esto ha resultado en un aumento de casos de malaria en zonas asociadas con la minería ilegal. Además, se han reportado casos de malaria en regiones donde no se había registrado la enfermedad antes.
En el caso de la leishmaniasis, especialmente en su forma cutánea, se ha observado una propagación a nuevas regiones como la zona cafetera. También se han reportado la aparición de nichos de transmisión en áreas periurbanas y urbanas en diferentes partes del país.
En el pasado, se implementaron programas específicos como el Servicio de Erradicación de la Malaria (SEM), que contaba con personal y recursos propios. Aunque era un programa de gestión centralizada, parecía ser eficiente en las zonas endémicas. En la actualidad, los procesos relacionados con la epidemiología y la salud pública de las enfermedades tropicales en las regiones colombianas son impulsados principalmente por algunas secretarías departamentales y centros de investigación afiliados a universidades locales.
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Es importante destacar que, a pesar de los avances logrados, aún existen desafíos significativos en el diagnóstico y control de las enfermedades parasitarias en Colombia. La colaboración entre entidades gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y la comunidad científica sigue siendo fundamental para mejorar la situación y abordar eficazmente estas enfermedades.
John M. Gonzalez MD, PhD - profesor Titular- Universidad de los Andes