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La vigilancia de las enfermedades zoonóticas debe integrarse en los sistemas de inteligencia de la seguridad sanitaria si se quiere hacer frente a futuras pandemias con eficacia. Así lo aseguran profesionales de la salud mundial en el ‘Journal of the Royal Society of Medicine’. Las enfermedades zoonóticas son infecciones animales que pueden transferirse de los animales a los seres humanos e incluyen el coronavirus que causa el COVID-19. (Le puede interesar: Coronavirus: inmunidad de rebaño requeriría al 90% de la población inmunizada)
Los autores del artículo, que hacen parte del Grupo de Investigación sobre Conflictos y Salud del King’s College de Londres, afirman que las enfermedades zoonóticas suponen la mayor amenaza para la seguridad sanitaria de las poblaciones humanas y animales.
En la actualidad hay pocos sistemas capaces de proporcionar indicadores y alertas de enfermedades zoonóticas más allá de la gestión del ganado. La autora principal, la doctora Gemma Bowsher, explica que “los animales de compañía, de zoológico y de refugio están muy cerca de las poblaciones humanas y, con una vigilancia limitada, siguen siendo un reservorio de enfermedades de alto riesgo para las zoonosis”. (Puede ver: Los contagios y muertes por COVID-19 en Colombia siguen en descenso)
En su opinión, “los animales domésticos de los países de renta alta son una amenaza tan grande como la tan citada fauna salvaje de los mercados húmedos o las selvas ecuatoriales”.
Los animales de refugio, en particular, son poblaciones de alto riesgo, dados sus altos niveles de estrés y susceptibilidad a los patógenos infecciosos. Los investigadores señalan un brote de 2017 de gripe aviar H7N2 en los refugios de gatos de Nueva York como ejemplo de nuevas vías de transmisión a través de una gran población de más de 300 animales y hacia las personas. Identificado previamente en los mercados de aves de corral de la ciudad, no se sabía que el virus había pasado a los gatos antes de este evento.
En el Reino Unido y los Estados Unidos no existe una vigilancia sanitaria de la población de animales de compañía, y las prácticas veterinarias tienen un acceso limitado a los sistemas de alerta ad hoc. Los animales que mueren en los zoológicos en el Reino Unido, a diferencia de los Estados Unidos, no se someten a una necropsia obligatoria, el equivalente animal de una autopsia humana, perdiendo una oportunidad crucial para detectar enfermedades potenciales y confirmadas presentes en las poblaciones animales. (Le puede interesar: ¿Qué sabemos sobre la variante que predominó en Colombia en el tercer pico?)
Los investigadores afirman que la previsión y detección temprana de posibles episodios zoonóticos debería ser un objetivo de primer orden para cualquier programa de seguridad sanitaria en desarrollo, tanto en el ámbito mundial como en el nacional. Añaden que el hecho de que las comunidades veterinarias y médicas trabajen en compartimentos separados obstaculiza el desarrollo de un programa eficaz de investigación sobre seguridad sanitaria.
“Ignorar el potencial de las infecciones animales para producir y propagar enfermedades humanas es un fracaso de la seguridad sanitaria --advierte Bowsher--. Una preparación eficaz para las pandemias en el futuro exige la mejora de los sistemas de inteligencia de seguridad sanitaria “neutral en cuanto a las especies”.