Habla el director del Invima que eligió Petro, pero que nunca se pudo posesionar
Aunque el presidente Gustavo Petro había nombrado a Germán Velásquez como director de esa entidad, su nombramiento nunca se concretó. A los ojos de este filósofo y PhD en economía de la salud, el Minsalud y el Invima bloquearon su posesión. El Espectador conversó con él.
Sergio Silva Numa
El 28 de octubre de 2023 Gustavo Petro sorprendió al país con el nombramiento del director del Invima. La entidad había durado más de un año sin quien ocupara esa posición y al cargo llegaría Germán Velásquez, un filósofo que hizo un doctorado en economía de la salud en la U. de La Sorbona (Francia). (Lea Encontraron cinco presuntos casos de alzhéimer que fueron transmitidos por error)
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El 28 de octubre de 2023 Gustavo Petro sorprendió al país con el nombramiento del director del Invima. La entidad había durado más de un año sin quien ocupara esa posición y al cargo llegaría Germán Velásquez, un filósofo que hizo un doctorado en economía de la salud en la U. de La Sorbona (Francia). (Lea Encontraron cinco presuntos casos de alzhéimer que fueron transmitidos por error)
El anuncio de Velásquez, que estuvo en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en los últimos años ha trabajado en el South Centre, una organización con sede en Suiza que asesora a países en vía de desarrollo en asuntos de política farmacéutica y propiedad intelectual, fue celebrado por algunos, que veían en él a un candidato ideal para dirigir al Invima. Otros lo criticaron con dureza, pues a sus ojos se trataba de un “activista” que no se la llevaba nada bien con la industria farmacéutica.
Sin embargo, a inicios de este año, se conoció una carta de Velásquez en la que informaba que ya no estaba disponible para el cargo. La controversia que se desató creció con un último ingrediente hace unos días: el Invima publicó una resolución en la que modificaba los requisitos para ser director.
Velásquez, que reitera que no quiere hacer de su caso un show mediático, y que por eso prefiere no hablar con medios de televisión ni de radio, conversó con El Espectador para explicar qué fue lo que sucedió. A sus ojos, alguien se ha estado oponiendo a su nombramiento.
Empecemos por algo que ha causado una gran controversia en los últimos días: el Invima publicó la resolución que modifica los requisitos para ser director de la entidad. Es un documento, al parecer, hecho para que pudiera asumir el cargo. ¿Qué opina de ese documento? ¿Está de acuerdo con ese cambio?
El cambio del manual de funciones del Invima fue un pretexto que se utilizó para demorar e incluso para bloquear mi nombramiento como director. Como lo sabe la prensa y como lo mencionó el presidente Gustavo Petro en su cuenta de X, tengo un título en filosofía, una maestría en economía y un doctorado en economía de la salud. Ese doctorado hubiera sido suficiente para poder asumir el cargo y no hubiéramos tenido que pasar por este laberinto. Así que, como estaba el manual, me hubieran podido nombrar sin ningún problema. Eso lo confirmó el Ministerio de Educación. Lo fundamental también son los meses de experiencia, que deben ser absolutamente ligados a las funciones del Invima: que tenga un conocimiento de salud pública, que sepa de gerencia, de medicamentos, etcétera. Lo del manual fue una cosa desafortunada. Además, el Ministerio de Salud y el Invima hicieron una cosa un poco grotesca: modificar el manual días después de que dije que ya no estaba disponible.
¿Quién querría bloquear si su nombramiento si Gustavo Petro ya lo había elegido como director?
Lo que sucedió conmigo no fue algo excepcional. A veces el presidente toma decisiones que los encargados en el Gobierno de implementarlas no las ponen en marcha, por motivos que desconozco. Hoy sé que el presidente Gustavo Petro estaba firme con mi nombramiento; él no fue el que cambió de opinión. Fueron los que tenían que implementar esa decisión. El Invima y el Ministerio de Salud no querían que fuera director del Invima. Al presidente Petro, por el contrario, no tengo absolutamente nada que reprocharle. Para mí fue un honor el anuncio de nombramiento y que me recibiera para conversar sobre estos temas.
Entonces, ¿su candidatura para ser director se cayó por completo?
Sí. Después del anuncio del presidente de mi nombramiento sucedieron varias cosas extrañas. El Ministerio de Salud y el Invima parecen haberle comprado a la industria la narrativa de una problemática en la que la industria viene insistiendo hace dos meses, pero que es más bien un pretexto para atacar al Gobierno. Me refiero a lo de los problemas de desabastecimiento y a la acumulación de miles de trámites en el Invima. Creo que hubo un error: hacer todo un plan que fue abierto al público, a los medios de comunicación, al Tribunal de Cundinamarca y al Congreso, mostrando un plan para responder a esos problemas. Cuando empezaron a hacerlo, a mí ya me había designado el presidente Petro, y lo mínimo que hubieran podido hacer era consultarme. No estaban obligados a hacerlo, evidentemente, pero si era quien debía enfrentar esos desafíos, esa era la mejor vía.
Hubo otra serie de asuntos que agravaron la situación. El hecho, por ejemplo, de haberle pedido la renuncia a una persona como Luis Guillermo Restrepo (a la dirección de medicamentos del Invima). Él es un gran conocedor del tema de medicamentos y, si iba a llegar de director, era justo que eligiera el staff con el que iba a trabajar. Incluso, mandé muy discretamente un mensaje diciendo que a mí me gustaría tomar la decisión de quién ocuparía el cargo de director de medicamentos, y eso fue ignorado. Ahí empecé a darme cuenta de que, tal vez, el Ministerio de Salud y el Invima tenían otros planes distintos a los míos.
Y después de toda esta situación, ¿ha vuelto a conversar con el presidente Petro?
No, ni lo he intentado, porque me parece que hay problemas tan serios y tan graves que es exagerado tratar de hablar con el presidente por este asunto. Sé que él ya tiene suficiente información para saber qué fue lo que pasó y eso es lo que me interesa. Buscar quién bloqueo mi nombramiento digamos que no me compete.
Entiendo que no quiera dar algunos nombres, pero hay algunos rumores de que el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo era una de las personas que se oponían a su candidatura. ¿Ha tenido la oportunidad de conversar con él?
No, desafortunadamente no he conversado con él y no quiero citar nombres de personas. Me parece mejor hablar de instituciones. Creo que fue el Ministerio de Salud y el Invima los que, aparentemente, no quisieron procesar esto con el debido tiempo.
Es que estamos hablando exactamente tres meses después del anuncio del presidente. A mí me parece una cosa absolutamente exagerada el tiempo que se tomó. Una de las cosas que le señalé al presidente el 30 de octubre fue que estaba dispuesto a venirme a Colombia antes de final del año, si el nombramiento era procesado durante el mes de noviembre. Envié todos los documentos y soportes administrativos que solicitaban en los primeros días de noviembre. Desde ahí, nunca tuve noticia.
¿Por qué cree que ha habido tantas tensiones en torno al Invima?
Pienso que no es nada nuevo ni es nada específico del Invima. Las agencias reguladoras de medicamentos son instituciones que llevan, en su esencia, casi una especie de contradicción. Por un lado, el Invima es el encargado de defender el interés público y la protección de los ciudadanos, debe estar al servicio de ellos. Y, por otro lado, debe tramitar y conversar con la industria farmacéutica, que tiene una finalidad muy distinta, que es el lucro. De tal manera que hay que conciliar eso. Son dos objetivos que hay que poner en armonía para que, al final, la agencia reguladora esté al servicio de los ciudadanos y no de la industria farmacéutica. Y aquí da la impresión de que el cliente del Invima es la industria y no los ciudadanos que quieren tener medicamentos seguros, eficaces, de buena calidad y a precios accesibles.
Por ejemplo, para poner un poco en el contexto sobre lo que está pasando ahora: ¿Qué son los registros atrasados que hay en el Invima? Es que la industria quiere poner más y más medicamentos en el mercado con objetivos evidentemente comerciales. Aquí se calcula que hay unos 15.000 medicamentos ya registrados y en circulación en el mercado. Además, habla de que habría otros miles pendientes. Pero recordemos que en los mercados de países de Europa Occidental, como Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia, no hay más de máximo 4.000 o 5.000 especialidades farmacéuticas. De tal manera que si aquí estamos hablando de 20.000 o 30.000 medicamentos represados, hay algo que, desde el punto de vista de la salud pública, es irracional.
Cuando apareció su candidatura sobre la mesa hubo mucha gente que la respaldó, pero hubo otros que lo vieron con ojos críticos. Algunos lo señalaron de activista. ¿Qué les responde?
Me sorprendió que hubo muchas reacciones positivas y amables, reconociendo mi carrera de más de 30 años al servicio público en la Organización Mundial de la Salud (OMS). El hecho de que me tacharan de activista me dio casi risa, porque hoy, en Naciones Unidas, uno no puede alcanzar los puestos a los que he llegado siendo un activista. Hay que tener mucho rigor científico en lo que uno está haciendo, diciendo y promoviendo. He publicado en cuestiones de medicamentos y economía de salud más de 20 o 30 libros. Eso no es ningún activismo. He liderado análisis técnicos con grupos colaboradores de más de 50 países, en África, Asia y América Latina.
Vi una crítica constante: dijeron que Germán Velásquez quería reducir el número de medicamentos. Claro que sí, y eso no lo escondí, ni lo voy a esconder porque es la política que promueve la OMS. La lista de medicamentos esenciales, que existe desde hace más de 30 años, y que es revisada por un comité cada dos años, no tiene más de 600 medicamentos. No digo que haya que tener solo 600, pero me parece que tener 15.000 o 20.000 es una exageración. De tal manera que sí creo que uno de los criterios de política farmacéutica es tener un mercado que está en función de las necesidades sanitarias de la población, mucho antes que de los intereses financieros de la industria.
Cuando apareció su nombre en el radar algunos también lo señalaron de antivacunas.
Jamás, pero jamás van a encontrar una cita en la que haya criticado las vacunas. Desde que se inventaron, las vacunas son el arma más importante que tiene la salud pública. Aunque hubiera tenido algunas reservas en la forma en que se hicieron algunas cosas, algunos arreglos de COVAX, siempre fui muy delicado porque crear dudas sobre la necesidad de la vacunación en la pandemia era casi para mí un delito.
Aparte de ese punto, en el caso hipotético de que hubiese llegado a la dirección del Invima, ¿qué otro gran cambio iba a hacer en la entidad?
Hubiera querido, y espero aún que así sea, que Colombia cumpla un rol muy importante en la región. El liderazgo que podía haber tenido el Invima hubiese estado dirigido en promover la investigación y el desarrollo de productos farmacéuticos y en una fabricación de medicamentos regional, no solo nacional. Eso hubiera sido excelente. Y algo con lo que estuve colaborando al inicio de este Gobierno, pero que, aparentemente, el Invima y el Ministerio de Salud ya lo dejaron a un lado, fue esa iniciativa que tuvo el presidente Petro en Buenos Aires al final de 2022: crear una agencia Latinoamericana y del Caribe de medicamentos y alimentos. Eso hubiera sido un paso muy importante para la región en términos de políticas farmacéuticas. Eso era uno de los anhelos que yo tenía, si hubiera sido director del Invima.
¿A qué se va a dedicar ahora?
Mi vida está en Ginebra, Suiza. Iba a venir a Colombia en el presupuesto de que fuera nombrado como director del Invima. Pero ahora regreso allá, al Centro Sur, donde trabajo actualmente. Mis tareas eran muy parecidas a las que tenía en la OMS porque estamos recomendando y aconsejando los 55 gobiernos miembros del South Centre, en políticas farmacéuticas y en cómo facilitar el acceso a medicamentos. Voy a seguir en contacto con Colombia, país cofundador del South Centre durante la presidencia de Ernesto Samper, que se había salido por unos años, pero este gobierno decidió regresar. No tengo duda de que, donde esté, seguiré apoyando el proyecto que lidera el presidente Petro.
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