Es hora de que hablemos sobre lo que les sucedió a las niñas en la pandemia
Durante la pandemia sucedió algo muy preocupante: aumentó el número de nacimientos entre las niñas menores de 14 año. ¿Qué deberíamos hacer?
Grupo Colev – Universidad de los Andes*
La pandemia que vivimos y el manejo que hemos hecho de la misma ha generado consecuencias con las que tendremos que convivir y aprender a manejar por un buen rato. Entre más entendamos los problemas que se crearon durante estos tiempos, mejor podremos trabajar para superarlos y enfrentar futuras crisis como país. Un insumo importante para detectar dichos cambios es el último boletín de estadísticas vitales del DANE, y en esta oportunidad queremos poner la lupa en los nacimientos de los primeros dos trimestres del 2021 comparados con los del 2020. (Lea Colombia exigirá carnet de vacuna COVID-19 en sitios de asistencia masiva)
Al explorar estas estadísticas se evidencian cambios importantes y se revela una situación preocupante con relación al número de nacimientos entre las niñas menores de 14 años. Analizar las posibles causas de esta situación es imperativo si queremos comenzar a generar acciones encaminadas a la protección de la infancia.
En los datos del DANE observamos que, durante abril, mayo y junio de 2021 hubo un incremento del 22% en el número de dichos nacimientos con respecto al 2020, es decir que ocurrieron 210 nacimientos más en este grupo de edad, en comparación con los mismos meses del año anterior. Los nacimientos ocurridos en el segundo trimestre de 2021 fueron gestados durante la pandemia, cuando el país se encontraba en confinamiento.
Si bien los nacimientos en las niñas menores de 14 años parecieran ser relativamente pocos, un embarazo en esa edad puede configurarse como un delito según la Ley 599 de 2000 (artículos 205 a 211) y la Ley 1236 de 2008 (artículos 1 al 6). Según lo reportado por el boletín técnico del DANE, para la mayoría de estos casos la paternidad corresponde a una persona entre 14 y 19 años o incluso mayor de 20 años. Esto nos hace pensar que el aumento en las cifras de embarazos en las niñas menores de 14 años puede ser indicativo de una situación más compleja relacionada con posible abuso sexual.
Otro dato que llama la atención proviene de las cifras preliminares del Instituto Colombiano de Medicina Legal y Ciencias Forenses: entre enero y agosto de 2021 se han realizado 5.554 exámenes médico-legales por presunto delito sexual entre los niños y niñas de 10 a 14 años, mientras que durante todo el 2020 en este mismo grupo de edad se reportaron 7.257 exámenes médico-legales por esta misma razón.
También vale la pena enfatizar que el embarazo en edades tempranas tiene serias consecuencias sociales como, por ejemplo, una menor posibilidad de finalizar la secundaria, lo que en el futuro se puede traducir en precarización laboral. Así mismo, existen consecuencias biológicas como complicaciones durante el embarazo, el parto y para el recién nacido (MinSalud-UNFPA, 2014).
Ante estas cifras es urgente repensar en la integralidad de las acciones para el bienestar de los niños y las niñas en Colombia, desde diversos sectores para atender los retos que se imponen durante estos tiempos. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Quiénes son responsables de estas garantías básicas para la infancia?
Este llamado no es solo para las autoridades y entidades responsables de la atención en salud. La alerta es también para quienes hacen parte de los entornos sociales cercanos de los niños y en especial las niñas. Hablar con claridad sobre los riesgos, establecer vínculos de confianza que faciliten el diálogo, así como observar con atención cualquier cambio de comportamiento, son algunas claves para prevenir y cuidar a los menores de edad. Porque la prevención también es parte de la acción. El aumento en embarazos adolescentes y los posibles abusos son problemas que debemos afrontar como sociedad, para entender cómo podemos ayudar a las víctimas, y buscar medidas para que esta situación no se presente.
*Sandra Martínez Cabezas, Diana Higuera Mendieta, Alf Onshuus, Natalia Gómez y Catalina González Uribe
La pandemia que vivimos y el manejo que hemos hecho de la misma ha generado consecuencias con las que tendremos que convivir y aprender a manejar por un buen rato. Entre más entendamos los problemas que se crearon durante estos tiempos, mejor podremos trabajar para superarlos y enfrentar futuras crisis como país. Un insumo importante para detectar dichos cambios es el último boletín de estadísticas vitales del DANE, y en esta oportunidad queremos poner la lupa en los nacimientos de los primeros dos trimestres del 2021 comparados con los del 2020. (Lea Colombia exigirá carnet de vacuna COVID-19 en sitios de asistencia masiva)
Al explorar estas estadísticas se evidencian cambios importantes y se revela una situación preocupante con relación al número de nacimientos entre las niñas menores de 14 años. Analizar las posibles causas de esta situación es imperativo si queremos comenzar a generar acciones encaminadas a la protección de la infancia.
En los datos del DANE observamos que, durante abril, mayo y junio de 2021 hubo un incremento del 22% en el número de dichos nacimientos con respecto al 2020, es decir que ocurrieron 210 nacimientos más en este grupo de edad, en comparación con los mismos meses del año anterior. Los nacimientos ocurridos en el segundo trimestre de 2021 fueron gestados durante la pandemia, cuando el país se encontraba en confinamiento.
Si bien los nacimientos en las niñas menores de 14 años parecieran ser relativamente pocos, un embarazo en esa edad puede configurarse como un delito según la Ley 599 de 2000 (artículos 205 a 211) y la Ley 1236 de 2008 (artículos 1 al 6). Según lo reportado por el boletín técnico del DANE, para la mayoría de estos casos la paternidad corresponde a una persona entre 14 y 19 años o incluso mayor de 20 años. Esto nos hace pensar que el aumento en las cifras de embarazos en las niñas menores de 14 años puede ser indicativo de una situación más compleja relacionada con posible abuso sexual.
Otro dato que llama la atención proviene de las cifras preliminares del Instituto Colombiano de Medicina Legal y Ciencias Forenses: entre enero y agosto de 2021 se han realizado 5.554 exámenes médico-legales por presunto delito sexual entre los niños y niñas de 10 a 14 años, mientras que durante todo el 2020 en este mismo grupo de edad se reportaron 7.257 exámenes médico-legales por esta misma razón.
También vale la pena enfatizar que el embarazo en edades tempranas tiene serias consecuencias sociales como, por ejemplo, una menor posibilidad de finalizar la secundaria, lo que en el futuro se puede traducir en precarización laboral. Así mismo, existen consecuencias biológicas como complicaciones durante el embarazo, el parto y para el recién nacido (MinSalud-UNFPA, 2014).
Ante estas cifras es urgente repensar en la integralidad de las acciones para el bienestar de los niños y las niñas en Colombia, desde diversos sectores para atender los retos que se imponen durante estos tiempos. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Quiénes son responsables de estas garantías básicas para la infancia?
Este llamado no es solo para las autoridades y entidades responsables de la atención en salud. La alerta es también para quienes hacen parte de los entornos sociales cercanos de los niños y en especial las niñas. Hablar con claridad sobre los riesgos, establecer vínculos de confianza que faciliten el diálogo, así como observar con atención cualquier cambio de comportamiento, son algunas claves para prevenir y cuidar a los menores de edad. Porque la prevención también es parte de la acción. El aumento en embarazos adolescentes y los posibles abusos son problemas que debemos afrontar como sociedad, para entender cómo podemos ayudar a las víctimas, y buscar medidas para que esta situación no se presente.
*Sandra Martínez Cabezas, Diana Higuera Mendieta, Alf Onshuus, Natalia Gómez y Catalina González Uribe