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La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que es posible que ya hubiera trasmisión de la viruela del mono antes de que se detectara el primer caso. Hasta el pasado 1 de junio, ese organismo había reportado 550 casos en 30 países no endémicos. “Las investigaciones siguen, pero la repentina aparición de la viruela del mono en varios países al mismo tiempo sugiere que tal vez haya habido transmisiones indetectables” expresó Tedros Adhanom Ghebreyesus a los periodistas en la sede de la OMS en Ginebra.
Si bien un importante número de casos han sido notificados como resultado de encuentros sexuales entre hombres, el organismo insiste en luchar contra el estigma que esto puede provocar. “Todos nosotros debemos de luchar contra el estigma, ya que además de ser inaceptable, podría provocar que algunas personas no buscaran atención sanitaria por miedo a ser estigmatizadas; lo que dificultaría la detención de la transmisión” advirtió el titular de la Organización Mundial de la Salud, quien además pidió a los Estados incrementar la vigilancia dentro de sus comunidades. Es posible que aparezcan más casos.
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“Es importante recordar que generalmente los síntomas de la viruela del mono desaparecen por sí solos; sin embargo, en algunos casos estos síntomas podrían ser más graves”, añadió Ghebreyesus. Hasta el momento, el organismo no ha reportado ninguna muerte debido a estos brotes repentinos en países no endémicos. Las prioridades, según la OMS, son brindar información a las personas con más riesgos de contraer el virus; prevenir la propagación entre las personas de alto riesgo; proteger a los trabajadores sanitarios que se encuentran en primera línea; e intentar mejorar en lo que sabemos sobre la enfermedad.
Hoy es difícil saber con certeza si el monkeypox, como se conoce en inglés a este virus, “entrará” a Colombia. Es, dice Carlos Álvarez, infectólogo y profesor de la U. Nacional, algo “potencialmente posible, pero no inminente, como aseguran algunos medios”. Con las fronteras abiertas y los vuelos activados en su totalidad, una enfermedad infecciosa puede “viajar” a la velocidad de Boeing. Si eso pasa, lo primero que debe recordar es algo crucial: no estamos frente a un microorganismo como el SARS-CoV-2.
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A diferencia del coronavirus, el monkeypox, por ejemplo, fue identificado por primera vez en la década del cincuenta y en 1970 lo detectaron en humanos. El primer caso fue un niño de 9 años de la República Democrática del Congo, en África, lo que implica que lo conocemos mucho mejor que al SARS-CoV-2. La OMS advierte que el número de contagios podría aumentar debido a los desplazamientos masivos causados por la sequía en África y los conflictos armados como la guerra en Ucrania o el conflicto en Tigré.
Sin embargo, el organismo cree que no hay motivos para el pánico y mucho menos para pensar que esta infección pueda convertirse en una pandemia. “Aún es posible detenerla antes de que se extienda”, señaló en rueda de prensa a finales de mayo la principal experta en viruela del mono de la OMS, Rosamund Lewis.