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Cuando se presentan nuevos brotes uno de los llamados que suelen hacer los epidemiólogos y salubristas a los medios de comunicación es una invitación para que eviten crear pánico. Hablar de epidemias con adjetivos rimbombantes y señales de alerta en diarios y noticieros genera sobresaltos. Su recomendación es siempre la misma: es mejor ceñirse a los datos y acudir a quienes comprenden el comportamiento de las enfermedades.
Desde que a finales de diciembre se descubrió en la ciudad de Wuhan, en China, un nuevo coronavirus, tanto el Ministerio de Salud como el Instituto Nacional de Salud han intentado contener los rumores de que han llegado casos a Colombia. Ayer en la tarde, una de las primeras cosas que recordaron, luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara “alerta internacional”, fue que en el país aún no se han presentado casos de pacientes con el virus y que su nivel de riesgo continúa siendo bajo. También que acababa de iniciar el primer pico epidemiológico de infecciones respiratorias agudas (IRA) y, por lo tanto, será frecuente que haya muchas personas con síntomas de gripe.
¿Quiere eso decir que no deberían inquietarse ante este brote del que había, hasta el cierre de esta edición, 8.900 casos confirmados y 213 personas fallecidas? No. El llamado que hizo ayer la OMS apuntaba, justamente, a que todos los países tomen medidas preventivas y establezcan planes de contingencia para evitar la expansión del coronavirus. En palabras de su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, lo que ha sucedido en las últimas semanas ha evidenciado la emergencia de un patógeno que no se conocía y que escaló a unos niveles sin precedentes. Con aquella decisión, señaló, se buscaba proteger a los países que tienen sistemas de salud más débiles.
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“Se requiere una acción global que permita contener el virus”, dijo Adhanom. “Estos eventos necesitan un gran esfuerzo de la comunidad internacional en materia de investigación e intercambio regular de información. Por ello, debe continuar demostrando su solidaridad y su capacidad de cooperación para prestarse mutuamente apoyo, con el fin de determinar la fuente de este nuevo virus”, apuntó la OMS en un comunicado.
Hasta el momento no es claro cuál fue el origen de este coronavirus, aunque todo parece indicar que el primer contagio se presentó en un mercado de Wuhan. Lo más posible es que haya provenido de algún animal silvestre. ¿Por qué? Ellos son reservorios naturales y por milenios han albergado virus que aún la medicina no conoce. Sin embargo, a medida que ha crecido el contacto de humanos con diferentes especies y a medida que los virus han mutado, han facilitado las transmisiones hacia personas. El síndrome respiratorio en Oriente Medio (MERS), otro coronavirus, está relacionado con los camellos. El síndrome respiratorio agudo severo (SARS) (también clasificado como coronavirus), con murciélagos.
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Sin embargo, del 2019-nCov (siglas que usaron para referirse al nuevo coronavirus”) poco se sabe. Como apuntó hace unos días un grupo de especialistas en el The New England Journal of Medicine, aún hay muchas preguntas claves por resolver sobre este patógeno para entender y contener la epidemia. “¿Qué proporción de personas infectadas desarrollan la enfermedad?, y, ¿qué tan extendido está el virus en su reservorio?” son algunas de las que formulaban. Otras tantas las ha ido respondiendo la ciencia con un gran esfuerzo colaborativo. Luego de que China estableciera en tiempo récord la secuencia genética del 2019-nCov y la liberara para que cualquiera pudiera acceder a ella, bastó un día para que otros científicos de otras partes del mundo reconstruyeran el árbol genealógico del virus.
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Mientras sus esfuerzos continúan, ahora con un mensaje de urgencia de la OMS que solo había expresado en otras cinco oportunidades, varios países han reportado casos: Estados Unidos, Francia, Tailandia, Alemania, Australia, Japón, Macau, Taiwán, Singapur, Malasia, Francia, Canadá, Vietnam, Camboya, Sri Lanka, India, Nepal, Corea del Sur, los Emiratos Árabes Unidos, Finlandia y Filipinas. Las fronteras de América Latina aún permanecen blindadas.