Esta es la razón por la que el estrés provoca inflamación intestinal
Antiguas investigaciones sugerían una relación entre estrés y las enfermedades intestinales como el colón irritable. Un nuevo estudio explica el porqué.
Controlar el estrés sería clave para que los tratamientos de las enfermedades inflamatorias intestinales tengan efectividad. Eso sugiere un nuevo estudio publicado recientemente en la revista científica Cell, que analizó la relación entre el estrés y enfermedades como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
Los eventos estresantes, como perder el trabajo, los problemas familiares, o romper con una pareja, a menudo provocan brotes inflamatorios. Esto se debe a que después de una oleada de estrés, el cerebro envía señales a las glándulas suprarrenales (situadas en la parte superior de los riñones), que liberan sustancias químicas llamadas glucocorticoides al resto del cuerpo. (Lea también: Una lesión prevenible en el embarazo acaba en el 90 % de los casos en muerte fetal)
Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de analizar el comportamiento el glucocorticoide en ratones. Allí se dieron cuenta de que esta sustancia actúa en las neuronas del intestino y en las células llamadas glía que conectan las neuronas intestinales entre sí.
Una vez se activa la sustancia, algunas células gliales liberan moléculas que activan, a su vez, células inmunitarias. Estas expulsan moléculas que normalmente se usarían para combatir los patógenos, pero en este caso terminan causando una inflamación intestinal que genera dolor. (Lea: Prueban con éxito una vacuna eficaz contra la meningitis)
Al mismo tiempo, los glucocorticoides bloquean el desarrollo de las neuronas intestinales inmaduras, según la investigación. Como consecuencia, estas neuronas producen solo niveles bajos de moléculas de señalización que hacen que los músculos intestinales se contraigan. Esto significa que la comida se mueve lentamente a través del sistema digestivo, lo que se suma a la incomodidad de las enfermedades de inflamación intestinal.
Lo curioso de esta situación, es que los glucocorticoides en ocasiones son usados como tratamientos para las enfermedades del colón, por ejemplo. Según explica, Christoph Thaiss, microbiólogo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia y uno de los autores de la investigación, aunque las ráfagas rápidas de esta sustancia parecen ser antiinflamatorios, cuando el estrés se vuelve crónico, “el sistema cambia por completo” y los glucocorticoides asumen un papel que estimula la inflamación. (Lea: La OMS premió a la colombiana Blanca Llorente por su defensa del control del tabaco)
La investigación sugiere que puede haber otras inflamaciones provocadas por el estrés, que se generaría de manera similar. “Nuestro estudio enfatiza la importancia de considerar la salud mental del paciente en el manejo clínico de las enfermedades inflamatorias. La evaluación del estado mental, junto con estrategias para reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, podría ser una herramienta poderosa e infrautilizada para mejorar el éxito del tratamiento”, concluye el estudio.
Controlar el estrés sería clave para que los tratamientos de las enfermedades inflamatorias intestinales tengan efectividad. Eso sugiere un nuevo estudio publicado recientemente en la revista científica Cell, que analizó la relación entre el estrés y enfermedades como la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
Los eventos estresantes, como perder el trabajo, los problemas familiares, o romper con una pareja, a menudo provocan brotes inflamatorios. Esto se debe a que después de una oleada de estrés, el cerebro envía señales a las glándulas suprarrenales (situadas en la parte superior de los riñones), que liberan sustancias químicas llamadas glucocorticoides al resto del cuerpo. (Lea también: Una lesión prevenible en el embarazo acaba en el 90 % de los casos en muerte fetal)
Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de analizar el comportamiento el glucocorticoide en ratones. Allí se dieron cuenta de que esta sustancia actúa en las neuronas del intestino y en las células llamadas glía que conectan las neuronas intestinales entre sí.
Una vez se activa la sustancia, algunas células gliales liberan moléculas que activan, a su vez, células inmunitarias. Estas expulsan moléculas que normalmente se usarían para combatir los patógenos, pero en este caso terminan causando una inflamación intestinal que genera dolor. (Lea: Prueban con éxito una vacuna eficaz contra la meningitis)
Al mismo tiempo, los glucocorticoides bloquean el desarrollo de las neuronas intestinales inmaduras, según la investigación. Como consecuencia, estas neuronas producen solo niveles bajos de moléculas de señalización que hacen que los músculos intestinales se contraigan. Esto significa que la comida se mueve lentamente a través del sistema digestivo, lo que se suma a la incomodidad de las enfermedades de inflamación intestinal.
Lo curioso de esta situación, es que los glucocorticoides en ocasiones son usados como tratamientos para las enfermedades del colón, por ejemplo. Según explica, Christoph Thaiss, microbiólogo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia y uno de los autores de la investigación, aunque las ráfagas rápidas de esta sustancia parecen ser antiinflamatorios, cuando el estrés se vuelve crónico, “el sistema cambia por completo” y los glucocorticoides asumen un papel que estimula la inflamación. (Lea: La OMS premió a la colombiana Blanca Llorente por su defensa del control del tabaco)
La investigación sugiere que puede haber otras inflamaciones provocadas por el estrés, que se generaría de manera similar. “Nuestro estudio enfatiza la importancia de considerar la salud mental del paciente en el manejo clínico de las enfermedades inflamatorias. La evaluación del estado mental, junto con estrategias para reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, podría ser una herramienta poderosa e infrautilizada para mejorar el éxito del tratamiento”, concluye el estudio.