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El concepto de “satisfacción vital” se define, comúnmente, como la percepción que una persona tiene tanto a nivel cognitivo como emocional sobre su propia vida. De esa misma manera expresa sus sentimientos y se proyecta hacia el futuro. Aunque el tema ha sido ampliamente estudiado en torno a los adultos, los niños no han tenido el mismo protagonismo.
Por esa razón, y teniendo en cuenta los cambios significativos que ocurren durante la infancia y la adolescencia, un equipo internacional de investigadores se propuso indagar estas apreciaciones de los jóvenes. Específicamente, relacionaron su nivel de satisfacción con algo clave: la frecuencia con la que consumen el desayuno.
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Esta investigación, publicada en la revista BMC Nutrition, señala en su introducción que consumir esta comida matutina de manera regular se ha relacionado con varios efectos positivos, como una mejor función cognitiva, una mejor memoria, entre otros. “Por el contrario, un metanálisis encontró que saltarse el desayuno se asociaba con probabilidades de depresión, estrés y angustia psicológica en todos los grupos de edad y ansiedad en la adolescencia, lo que subraya el papel del desayuno en la salud mental”, se lee en el documento.
El estudio incluyó datos de 42 países, con una muestra total de 155.451 niños y niñas de entre 10 y 17 años de edad. Los participantes fueron seleccionados de manera aleatoria en varias escuelas y ellos, posteriormente, completaron una prueba anónima en su lengua materna. Allí, los jóvenes registraron la cantidad de veces que habían desayunado, es decir que habían consumido algo más allá de un vaso de leche o un jugo de naranja, durante una semana.Luego, para medir su satisfacción con la vida, se les pidió llenar una evaluación subjetiva que tenía forma de escalera.
“En esta escala, el punto más alto (10) denota la mejor calidad de vida concebible, mientras que el punto más bajo (0) representa la peor calidad de vida imaginable. Se pidió a los participantes que colocaran una “X” junto al número que reflejara con mayor precisión su posición actual en la escala de satisfacción vital”, señala la investigación.
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Durante el análisis, se tuvieron en cuenta factores como el sexo, grupo de edad, clase social, índice de masa corporal, etcétera. De acuerdo con los resultados obtenidos, podría decirse que los niños que desayunaban todos los días afirmaron ser más felices, como fue en su mayoría el caso en Portugal. Por el contrario, aquellos que se saltan esta comida manifestaron sentirse menos satisfechos con la vida, lo cual sucedió por ejemplo en Rumania e indica la influencia de factores socioeconómicos.
Los investigadores concluyeron que existe una relación casi lineal entre una mayor frecuencia en el consumo de desayuno y una mayor satisfacción vital en los jóvenes. “Estos hallazgos implican la necesidad de realizar más esfuerzos a nivel mundial para promover un mayor consumo de desayuno entre niños y adolescentes”, agregan.
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