Expertos advierten la necesidad de ampliar la cobertura de pruebas COVID-19 en América Latina
Más de 200 miembros de la comunidad académica y de investigación en Demografía y Salud de la población hicieron un llamado a aumentar la cantidad de pruebas diagnosticas del virus SARS-Cov-2 de la región. "Somos conscientes que incrementar el número de pruebas demanda altos costos económicos iniciales. Sin embargo, los beneficios se verán reflejados en menores tasas de mortalidad”.
Redacción salud
A través de una carta abierta, firmada por más de 200 miembros de la comunidad académica de Demografía y Salud de Poblaciones, expertos advirtieron de la importancia de que los gobiernos de América Latina deben amplíen, con urgencia, la cobertura de pruebas de diagnostico COVID-19 para mitigar los impactos en mortalidad y la crisis económica que se avecina con la llegada del virus SARS-Cov-2 a la región. Sin el acompañamiento de estrategias agresivas de detección de casos de COVID-19, las medidas de aislamiento, que son muy costosas, serán poco efectivas”, señaló, a través de un comunicado, Enrique Acosta, demógrafo y vocero de la iniciativa.
Aunque los primeros casos de coronavirus que se registraron en países del continente latinoamericano fueron identificados a finales de febrero, es decir dos meses después que China y un mes después que en Europa, “las tasas de crecimiento de casos reportados en América Latina son mayores que las observadas en países en donde el contagio se encuentra en estados más avanzados”, señaló el comunicado.
Los expertos indicaron que mientras países como Singapur y Corea del Sur han llevado a cabo más de 7000 pruebas por millón de habitantes, en América Latina y el Caribe se han realizado 512 pruebas por millón de habitantes. “Esto equivale a menos de una décima parte de la cobertura de pruebas de los países mencionados”, agregó la misiva. “Solo fue posible flexibilizar las medidas de aislamiento en estos países una vez se aislaron las personas infectadas. Para esto, es indispensable rastrear e interrumpir las cadenas de contagio. Sin el acompañamiento de estrategias agresivas de detección de casos de COVID-19, no habrá datos disponibles para informar eficazmente las estrategias de confinamiento y se corre el riesgo que resulten poco efectivas”, puntualizó Acosta.
(Podría leer: Se agilizarán en Colombia trámites de registro sanitario para equipos y medicamentos para tratar COVID-19)
De igual forma, advierten de las circunstancias que diferencian el escenario de la pandemia en la región en comparación con la situación que aún se vive en Europa. Como primera instancia señalan que la prevalencia de enfermedades crónicas, como la afectación a arterias coronarias, hipertensión y diabetes, es mucho más fuerte en estos países; la carencia en la infraestructura de atención en salud es mucho más grave en América Latina, donde el indicador es inferior a 2 camas por cada mil habitantes; la condiciones socioeconómicas que limitan el confinamiento de la población, y por último, las estructuras familiares que aumentan el riesgo de contagio a las edades de mayor vulnerabilidad.
“Somos conscientes que incrementar el número de pruebas demanda altos costos económicos iniciales. Sin embargo, los beneficios se verán reflejados en menores tasas de mortalidad, menor empobrecimiento y menores secuelas en la salud física y mental de la población a largo plazo. Esto sin contar con la reducción sustancial del riesgo de nuevos brotes y la consecuente disminución de confinamientos que serán, cada vez, de más difícil aplicación”, concluyó Enrique Acosta.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.
A través de una carta abierta, firmada por más de 200 miembros de la comunidad académica de Demografía y Salud de Poblaciones, expertos advirtieron de la importancia de que los gobiernos de América Latina deben amplíen, con urgencia, la cobertura de pruebas de diagnostico COVID-19 para mitigar los impactos en mortalidad y la crisis económica que se avecina con la llegada del virus SARS-Cov-2 a la región. Sin el acompañamiento de estrategias agresivas de detección de casos de COVID-19, las medidas de aislamiento, que son muy costosas, serán poco efectivas”, señaló, a través de un comunicado, Enrique Acosta, demógrafo y vocero de la iniciativa.
Aunque los primeros casos de coronavirus que se registraron en países del continente latinoamericano fueron identificados a finales de febrero, es decir dos meses después que China y un mes después que en Europa, “las tasas de crecimiento de casos reportados en América Latina son mayores que las observadas en países en donde el contagio se encuentra en estados más avanzados”, señaló el comunicado.
Los expertos indicaron que mientras países como Singapur y Corea del Sur han llevado a cabo más de 7000 pruebas por millón de habitantes, en América Latina y el Caribe se han realizado 512 pruebas por millón de habitantes. “Esto equivale a menos de una décima parte de la cobertura de pruebas de los países mencionados”, agregó la misiva. “Solo fue posible flexibilizar las medidas de aislamiento en estos países una vez se aislaron las personas infectadas. Para esto, es indispensable rastrear e interrumpir las cadenas de contagio. Sin el acompañamiento de estrategias agresivas de detección de casos de COVID-19, no habrá datos disponibles para informar eficazmente las estrategias de confinamiento y se corre el riesgo que resulten poco efectivas”, puntualizó Acosta.
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De igual forma, advierten de las circunstancias que diferencian el escenario de la pandemia en la región en comparación con la situación que aún se vive en Europa. Como primera instancia señalan que la prevalencia de enfermedades crónicas, como la afectación a arterias coronarias, hipertensión y diabetes, es mucho más fuerte en estos países; la carencia en la infraestructura de atención en salud es mucho más grave en América Latina, donde el indicador es inferior a 2 camas por cada mil habitantes; la condiciones socioeconómicas que limitan el confinamiento de la población, y por último, las estructuras familiares que aumentan el riesgo de contagio a las edades de mayor vulnerabilidad.
“Somos conscientes que incrementar el número de pruebas demanda altos costos económicos iniciales. Sin embargo, los beneficios se verán reflejados en menores tasas de mortalidad, menor empobrecimiento y menores secuelas en la salud física y mental de la población a largo plazo. Esto sin contar con la reducción sustancial del riesgo de nuevos brotes y la consecuente disminución de confinamientos que serán, cada vez, de más difícil aplicación”, concluyó Enrique Acosta.
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