Hay microplásticos en nuestro cuerpo y hasta en la leche materna. ¿Afecta nuestra salud?
Varias investigaciones han demostrado que hay microplásticos en diferentes partes del cuerpo humano. Pero hay una pregunta que inquieta al mundo de la salud: ¿Cómo puede afectar nuestra salud?
En octubre de 2022, una investigación publicada en la revista Polymers le dio la vuelta al mundo. Varios medios de comunicación registraron sus resultados, que eran una prueba más de cómo el plástico está presente en nuestras vidas. Por primera vez, advertían sus autores, se había detectado la presencia de microplásticos en la leche materna. (Lea “Las cifras están muy lejos de coincidir”: EPS responden al informe de la Contraloría)
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En octubre de 2022, una investigación publicada en la revista Polymers le dio la vuelta al mundo. Varios medios de comunicación registraron sus resultados, que eran una prueba más de cómo el plástico está presente en nuestras vidas. Por primera vez, advertían sus autores, se había detectado la presencia de microplásticos en la leche materna. (Lea “Las cifras están muy lejos de coincidir”: EPS responden al informe de la Contraloría)
Para hacerlo, el grupo, liderado por el médico Antonio Ragusa, había tomado muestras de la leche materna de 34 mujeres sanas una semana después de haber dado a luz. Luego de varios análisis encontraron la presencia de microplásticos en 26 de estas pruebas.
Aunque era muy pronto para saber si la presencia de ese material tenía alguna incidencia en la salud de los recién nacidos o de las mamás, los investigadores aconsejaban a las mujeres embarazadas prestar más atención a los alimentos o las bebidas empacadas en plástico. Recordaban también que con esos hallazgos, que eran un punto de partida para llevar a cabo más estudios, no ponían, de ninguna manera, en duda la lactancia. (Lea Tendencias del cuidado de la piel: una razón para proteger la salud mental de las niñas)
“Las ventajas de la lactancia materna son mucho mayores que los inconvenientes que provoca la presencia de microplásticos”, señalaban.
Ese estudio era solo una muestra de que esas partículas diminutas, imperceptibles para el ojo humano, están en nuestros cuerpos. Un par de años atrás, por solo mencionar un caso más, otro grupo de investigadores había hallado microplásticos en muestras de placentas humanas. En 2022, un equipo encabezado por profesores del Departamento de Medio Ambiente y Salud, de la Facultad de Ciencias, de Universidad Libre de Ámsterdam (Países Bajos) también halló muestras de ese material en la sangre de 22 pacientes sanos.
Pero hay una duda que, desde entonces, se hacen muchas personas: ¿Puede afectar la presencia de microplásticos la salud humana?
¿Los microplásticos pueden afectar la salud humana?
La pregunta no es tan fácil de responder. El médico José Domínguez, líder del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol, en Badalona, y de la Universidad Autónoma de Barcelona, se lo resumía en estos días al periodista Daniel Mendeavilla del diario El País, de España: aunque, decía, hay algunas evidencias en modelos celulares y de animales de que los microplásticos pueden tener ciertos perjuicios, “en los humanos aún no existe certeza”.
Para despejar las dudas, hay algunos científicos que se han encargado de revisar y evaluar la evidencia disponible hasta el momento. Hace un par de meses, por ejemplo, un grupo liderado por Bosen Zhao, del departamento de Toxicología y Química Sanitaria, Universidad Médica Capital, en China, publicó una revisión en la revista Science of The Total Environment.
En su artículo, titulado La potencial toxicidad de los microplásticos para la salud humana, indicaban que “todavía no hay suficiente información sobre la evaluación toxicológica de los microplásticos y existen algunos desafíos que superar en la búsqueda de respuestas sobre los riesgos para la salud humana”.
Aunque detectaron algunas investigaciones en vivo e in vitro que sugerían que aquellas partículas de plástico menores a 5 miligramos podía incidir en los sistemas digestivo, respiratorio, cardiovascular, inmunológico, reproductivo y endocrino, eran enfáticos en advertir que “todavía hay escasa evidencia de la toxicidad inducida por los microplásticos en humanos”.
“No hay ningún informe de investigación concluyente que haya determinado las consecuencias directas de los microplásticos (MP) o nanoplásticos (NP) en las enfermedades humanas (...) Se deben considerar más estudios para dilucidar de manera integral los efectos de los MP en diversos sistemas y órganos, y se deben identificar los mecanismos involucrados y, en particular, las moléculas críticas para proporcionar orientación teórica para los esfuerzos posteriores de prevención y tratamiento”, escribían.
También recordaban que hay una barrera a la hora de estudiar estos elementos: “Todavía faltan tecnologías efectivas para la identificación, cuantificación, caracterización multiescala y seguimiento dinámico precisos de los microplásticos y los nanoplásticos en organismos y su localización intracelular”.
Otra revisión sistemática, que es una detallada evaluación de las investigaciones publicadas hasta el momento, fue publicada hace menos de un mes (29 de enero) en BJOG: An International Journal of Obstetrics & Gynaecology. En el primer párrafo de la introducción, los autores tenían una buena cifra para dimensionar el problema al que nos enfrentamos: “Solo en 2019, se filtraron 22 millones de toneladas de plástico al medio ambiente y se prevé que esta cifra se duplique a 44 millones de toneladas al año para 2060″.
Tras analizar 1.094 estudios publicados en diferentes revistas especializadas, hallaron varias dificultades. Uno de ellos, anotaban, es que de los siete estudios que habían hallado microplásticos en tejido reproductivo humanos, todo tenían muestras muy pequeñas y solo de mujeres de Italia, Alemania, China e Irán. Además, habían hallado que los estudios examinados habían usado métodos muy diversos para detectar microplásticos y que no había un protocolo establecido.
“Se necesitan estudios observacionales de alta calidad, con el poder suficiente para detectar correlaciones significativas, para establecer asociaciones entre la exposición a microplásticos y los resultados reproductivos humanos”, anotaban.
Al final de sus conclusiones tenían un párrafo que resumía el momento en el que se encuentra la ciencia: “Solo un estudio evaluó los resultados clínicos y encontró que cargas más altas de microplásticos placentarios se asociaron con un menor peso al nacer, longitud y circunferencia de la cabeza. Sin embargo, dados los tamaños de muestra pequeños y las metodologías heterogéneas en los estudios incluidos, se necesita más investigación de alta calidad que involucre cohortes más grandes de mujeres embarazadas para explorar más a fondo la relación entre la exposición a microplásticos y los resultados del embarazo”.
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