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Hay problemas en el suministro de medicamentos contra la tuberculosis en Colombia

La Asociación Colombiana de Infectología (ACIN) alertó sobre problemas en el acceso a medicamentos antituberculosos, especialmente el compuesto RHZE, fundamental para el tratamiento de la enfermedad.

14 de noviembre de 2024 - 11:35 a. m.
Imagen de la bacteria Mycobacterium tuberculosis.
Imagen de la bacteria Mycobacterium tuberculosis.
Foto: Wikimedia - creative commons
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La Asociación Colombiana de Infectología (ACIN) anunció que se presentan dificultades de acceso a medicamentos antituberculosos y anunció medidas de contingencia. En Colombia, explicó esa organización, el Ministerio de Salud realiza la compra de estos fármacos cada año para atender esta enfermedad, que es una importante causa de morbilidad y mortalidad en el país, especialmente en poblaciones vulnerables.

En particular, los problemas se presentan con el compuesto RHZE. Se trata de una combinación de cuatro medicamentos esenciales para el tratamiento de la tuberculosis en su fase inicial. Rifampicina (R), que es un antibiótico clave que actúa rápidamente para eliminar la bacteria causante de la tuberculosis. Isoniazida (H), que inhibe la síntesis de la pared celular de la bacteria, lo que impide su crecimiento y reproducción. Pirazinamida (Z), que juega un papel importante al eliminar las bacterias que se encuentran en células del sistema inmune, donde pueden esconderse y resistir otros tratamientos. Y Etambutol (E), que es crucial para prevenir la resistencia bacteriana, ya que dificulta la multiplicación de las bacterias.

Al combinar estos cuatro fármacos, el tratamiento RHZE garantiza el control de la tuberculosis. Se esperaba que este compuesto llegará al país en septiembre, sin embargo, dice ACIN, se retrasó la entrega y ahora la nueva fecha probable es diciembre. Esa demora, explica la organización, responde a varias causas: problemas de desabastecimiento global relacionados con el cierre de la principal fábrica del principio activo de la Rifampicina; mayor consumo de antituberculosos en varios países por aumento de incidencia de la enfermedad; y un aumento significativo de la incidencia de tuberculosis en Colombia de manera progresiva en los últimos años, “llevando a un consumo más rápido del fármaco disponible”. Todo esto, dice el organismo, condicionó que la cantidad de medicamento disponible fuese insuficiente para la demanda.

El Ministerio de Salud, según la ACIN, ha estado gestionando alternativas para acelerar la llegada de los fármacos, pero “en vista de que es imposible evitar el desabastecimiento transitorio, con el apoyo del Comité Asesor Nacional de Tuberculosis, del cual ACIN es miembro junto con otras asociaciones e instituciones”, se ha puesto en práctica una serie de intervenciones y recomendaciones.

No hay suficientes medicamentos: ¿qué hacer?

En primer lugar, la organización sugiere reducir el número de dosis en la fase intensiva del tratamiento para la tuberculosis sensible a la Rifampicina.

Normalmente, esta fase incluye 56 dosis, que se consideran necesarias para asegurar la erradicación de la bacteria durante la fase intensiva del tratamiento. Sin embargo, la recomendación hasta que se supere esta coyuntura, es disminuirlas a 48 dosis, siempre y cuando dos condiciones se cumplan, dice la ACIN: que la baciloscopia (examen microscópico de muestras para detectar la presencia de bacilos de tuberculosis) al final del segundo mes sea negativa, lo que indica que no hay bacterias activas en el cuerpo, y que la evolución clínica del paciente sea favorable, es decir, que los síntomas de la tuberculosis hayan mejorado significativamente.

Esto significa que si el paciente ha respondido bien al tratamiento y ya no tiene signos de infección activa, se puede considerar reducir el número de dosis.

La organización recomienda también ajustar el tratamiento de la tuberculosis de primera línea, dividiendo las dosis para que sean más personalizadas y adecuadas a cada paciente. En lugar de administrar una dosis grande de los medicamentos, se propone usar una combinación más pequeña, basada en el peso de cada persona. Esto incluye una fórmula combinada de rifampicina (150 mg) e isoniazida (75 mg), lo que facilita la toma del tratamiento. Además, se administran dosis de pirazinamida de 400 o 500 mg, ajustadas también según el peso del paciente. Por último, etambutol se da en dosis de 400 mg, igualmente calculadas según el peso. Sin embargo, no se prevén cambios para la segunda fase del tratamiento.

El Ministerio de Salud ha activado la redistribución entre entes territoriales para minimizar el impacto de la situación y asegurar que los medicamentos lleguen a los lugares con mayor demanda y urgencia. La ACIN recomienda a los profesionales de la salud, entre otras cosas, mantener la vigilancia activa en el diagnóstico temprano de la enfermedad y ha sugerido la declaratoria de emergencia sanitaria para facilitar las decisiones administrativas y logísticas que permitan acelerar la compra de estos medicamentos.

“Sabemos que la situación actual genera desafíos para el sistema, talento humano en salud y especialmente para los pacientes afectados. Sin embargo, confiamos en que las medidas de contingencia y el trabajo conjunto de expertos, asociaciones científicas y entes gubernamentales permitirán superar este período con el menor perjuicio posible para la población colombiana”, finaliza el comunicado de la asociación científica.

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